"No quiero ser esclava de mis pasiones, quiero vivirlas, sentirlas, disfrutarlas"

lunes, 18 de junio de 2012

Encuentro Furtivo


    






   Hace un viento frío que me eriza el vello de los brazos, aunque eso es por fuera, dentro de mí hay un volcán de magma ardiente, un calor insoportable, envolvente, que me provoca, que me incita a buscar tus manos gélidas en mis pechos, sé que me puedes templar, que si te lo propones me puedes apagar, que puedes darme lo que necesito, otra vez me toca soñar despierta y anhelar que acaricias la turgencia de mis pezones, que amasas mis pechos mientras los chupas, deseo tu glande en mi boca, tierno, tremendo, morado, travieso, sabes que tarde o temprano caerá rendido entre mis labios dejándose llevar.


   Hemos quedado un día más y siempre me sabe a tan poco, apoyados en el coche me abrazas, siento tu verga en mi vientre, hinchada, hiperbólica, tus abrazos y tu bulto hacen saltar chispas que centellean en el aire, me estremezco, sé que el resto del día evocaré este abrazo pasional, que iré suspirando por los rincones por otro apretón energético de los que tú me das.


   Tenemos poco tiempo, los encuentros furtivos tienen eso, siempre son a corre prisa, nunca tenemos un minuto para hablar, tampoco lo necesitamos, me besas con tu húmeda boca, lujuriosamente, pero con cuidado, me encantan tus besos, son tan delicados y fogosos a la vez, acabas siempre sorbiendo mi labio inferior como si quisieras desintegrarme y que poco a poco me fundiera dentro de ti, yo siento que me derrito en tu boca, sé que esos besos serán siempre mi perdición.


   Hoy tenemos suerte, una habitación de hotel, cuatro paredes para nosotros solos donde podemos dar rienda suelta a la pasión, me miras vicioso, sé que ya me has desnudado en tu cabeza, la hinchazón del pantalón te delata, me encanta verte así, aunque yo estoy un poco más allá, no te veo desnudo, veo tu hercúlea polla en mi boca, imagino tu glande pasando por mis labios, un lametón delicado.


   Dejo de soñar, ha llegado la hora de gozar, estoy por pellizcarme, pero hago algo mejor, te propongo que nos desnudemos rápido y nos metamos bajo las sábanas, en un instante estamos cuerpo a cuerpo, sintiéndonos, quiero meterme en tu piel, rozarme contigo, notar tu calor, me subo encima de ti, apretándome contra ti, quiero dártelo todo, lo que tengo, lo que soy, mi cuerpo y mi alma son tuyos, tómame, poséeme.


   Subida encima de ti, desparramándome sobre ti, noto tu sudor, noto tu cuerpo tibio, noto tu polla, ahora ya dura como una piedra, mi almejita se estremece, está ávida de ti, nos besamos, nos miramos, aún no la he tocado y ansío hacerlo, así que buceo bajo las sábanas y la busco, es preciosa, una obra de arte, la cojo con la mano izquierda mientras con la derecha acaricio tus huevos que están exultantes liberados ahora de la camisa de fuerza de tus calzones, la tengo en primer plano y me apetece tanto lamerla con mi lengua que no espero más y te doy una pasada melosa desde el escroto hasta la punta del glande, es deliciosamente suave al roce con el paladar de mi boca hambrienta.


   Te miro, me miras levantando la sábana con una mano y a la segunda pasada de mi lengua inclinas la cabeza hacia atrás y veo las aletas asimétricas de tu nariz vibrar con tu fuerte espiración, te relajas, vas a disfrutar y lo sabes, te has pajeado mil veces imaginando este momento, te chupo una y otra vez, me encantas, deseo que te derritas en mi boca y beberme ese elixir mágico quimera de mis fantasías. La meto en mi garganta hasta que mis labios rozan tus huevos, me indicas que apriete la mano, lo hago mientras inicio rítmicas bajadas y subidas y aprieto más tu polla con mi mano y la sigo chupando y noto como se hincha en mi boca y sigo chupando y mirándote a los ojos, quiero ver cómo te complazco, ahora el tamaño me impresiona y sigo chupando sin cesar, me gusta tu semblante en este momento, labios entreabiertos, ojos entrecerrados, suspiros, sigo lamiendo, arriba y abajo, me como tus huevos y vuelvo a chuparla hasta que levantas una mano y con un gesto me dices que afloje, te he llevado al nirvana, al mismísimo jardín de las delicias, al borde de un precipicio por el que aún no quieres caer, así que te incorporas y me atraes hacia ti, hacia tu boca, me besas fogoso, acaricias mis pechos, chupas mis pezones un poco y me colocas ágilmente más arriba, sitúas mi rajita a dos centímetros de tu lengua mientras apoyo las manos en la pared, sólo pensar en lo que viene ahora...


   Ahora soy yo la que estoy a las puertas de ese jardín dispuesta a comerme esa única manzana que debía respetar. Deseo sentarme en tu cara y presionar mi sexo contra tu boca, me estremezco, aún no me has chupado y ya estoy chorreando, cada átomo de mi cuerpo se concentra en mi clítoris, una corriente como un rayo atraviesa mis caderas, y a la primera pasada de tu lengua siento que viajo en parapente al paraíso, me contoneo sobre ti, aprieto mi coño contra tu lengua...


   Qué bueno, Dios, me entrego, me deshago, me estoy licuando en tus labios, intento atraer a mi cabeza otros pensamientos para prolongar este momento y sigues lamiéndome y empiezas a meter un dedo dentro de mí, entra suave, resbalando, mi interior encharcado te sorprende y me dices...

    —¡Qué mojada estás!


   Soy igual que tú, recuerdas, la bestia que nos habita nos viene de serie, sigues chupándome y masturbándome con tus dedos hasta que siento que no puedo más y noto como ya me viene con una fuerza arrolladora, me separo de ti, quiero más pero necesito unos segundos para frenarme así que aprovechamos y cambiamos de postura, me giras sobre mí misma y nos colocamos ahora en una posición numérica, compartiendo placer, compartiéndonos a nosotros mismos, el yin y el yang, el uno con el otro.


   Nos chupamos así lo que a mí me parece una eternidad, me encanta pero estoy ya tan caliente que necesito que me penetres, que me poseas, agitas tus dedos a gran velocidad dentro de mi sexo, hasta que se convierte en un parque acuático, mojas mi ano con tu dedo ensalivado, lames mi culito, me derrito, me lames, me abandono y disfruto y siento tu lengua humedeciendo el pequeño agujero de entrada que después vas ensanchando con tus dedos impregnados de saliva, primero uno, después dos, mas tarde tres, hurgando, abriendo, dilatando el estrecho orificio, me bajo al fin, te sientas en la cama y te empujo poniendo mi mano sobre tu pecho.


   Túmbate que voy a cabalgarte, te digo, me he soñado mil veces retozando sobre tu polla, así que casi no puedo creerlo, paso la pierna por encima de tu cuerpo y me abro a horcajadas sobre tu miembro, el contacto de tu verga en mi sexo anunciando lo que viene me revoluciona las neuronas y es que mi cabeza va por delante de los acontecimientos y consigue que me excite sólo con imaginar, agarro tu falo con mi mano y la sitúo en el mismo centro de mi agujerito y empiezo a descender lentamente hasta engullirla del todo, tú sientes la humedad caliente de mi vagina, poso mis nalgas sobre tus huevos, antes de volver a elevarme para iniciar una cabalgada al trote, tengo el clítoris en llamas, se roza con tu pubis cada vez que llego abajo y me invita a acelerar, necesito más, anhelo más, así que cambio de ritmo inclinándome levemente hacia atrás y empiezo galopar, desbocada, como una india salvaje, tanto desearla y en esta postura no aguanto nada, cuando siento que no resistiré bajar una vez más paro y te beso, no hay beso más fogoso que el de ese momento y ahí están tus labios esperando a los míos, me das un morreo vicioso, repasándome cada diente con tu lengua, sigo un poco más despacio, estoy tan cerca, llegando...casi en la cima, nos miramos y me dices...


   —Déjame dominar.


   Muy bien, domíname, penétrame y párteme en dos, en estos momentos puedes pedirme lo que quieras mi voluntad está tan perdida como mi tanga, me tumbo en la cama y coges mis pechos con tus manos mientras bajas mirándome para comerte un poco más la almejita, eres fantástico comiéndome, sigues mirándome mientras tu lengua chupa mi botón mágico, apenas hablamos sólo miradas que dicen un montón de cosas que nuestras bocas se callan, metes tus dedos dentro de mi interior anegado, estoy otra vez en el límite, no quiero más lengua porque no quiero correrme sin que me folles, deseo que llegues con tu magnífica polla hasta lo más hondo de mí, a las mismas entrañas donde se esconde ese detonador del placer, al fondo de mi cueva, así que te atraigo tirando de ti para fundir nuestras bocas mientras me penetras.


   La metes suavemente pero hasta el fondo y una vez allí, presionas un poco más adentro, paras, me miras y un poco más adentro, cuando pienso que ya has llegado al tope, empujas un poco más y consigues arrancarme un gemido mientras arqueo la espalda, ahora empiezas a entrar y salir rítmicamente, suavemente, y poco a poco vas aumentando la cadencia de las embestidas, también tú estás a punto de estallar, la noto muy dura, después de una cuantas acometidas profundas paras un segundo y me besas. Elevas mis piernas sobre tus hombros para penetrarme hasta el fondo y yo me abro todo lo que puedo para recibirte mejor y coges mi pie y empiezas a chuparme entre los dedos, sin dejar de penetrarme, es erótico y placentero, el próximo día te las pintas de rojo o de negro, me dices, tus deseos son ordenes, las pintaré de mil colores pero no pares, sigue follándome.


   Te acercas a mi boca, tengo las piernas flexionadas así que tu polla se clava en mí hasta los mismos cimientos de mi vagina.


   Quieres más caña, me dices, sí, más, mucha más, te contesto, e inicias una serie de embestidas profundas metiéndola hasta el zócalo, más besos con lengua enardecidos de pasión, vuelvo a estar de puntillas en la puerta del cielo y estoy lista para dar el paso y dejarme llevar por esta ansia que me inflama por dentro.


   Me levantas una pierna que ahora apunta al techo, ladeándome un poco sigues dándome mientras acaricias mi botón, no puedo y no quiero ya resistirme más así que me abandono a las sensaciones disfrutando el envolvente orgasmo que me sacude el cuerpo. Me corro jadeando como una perrita mientras tú sigues dándome, un instante después las contracciones vaginales apresan tu polla y me dices… que me corro, y te digo, aquí en mi boca.


   Y la sacas a la carrera para posarla en mis labios y bebo de la fuente el néctar exquisito sin desperdiciar ni una gota, y lo saboreo, y noto en mi mano cada latido de tu miembro, y en un arrebato me besas saboreando, tú también, tu propia miel y te dejas caer relajado a mi lado.

7 comentarios:

  1. Me ha encantado mucho. Esto es sexo pasional 100 por 100.

    ResponderEliminar
  2. Me sentí viviendo momentos de lujuria prohibida, soñando encuentros, que no siempre se producen, pero que parece que ya he vivido.... gracias....

    ResponderEliminar
  3. Me ha gustado mucho este relato, se vive la pasión que hay en él, además de ser un goce literario por su extenso y bien utilizado vocabulario

    ResponderEliminar
  4. Me ah gustado mucho pero para la proxima podias hacerlo en video asi seria mucho mejor.. =)

    ResponderEliminar
  5. Vaya anónimo, me voy a quedar con la primera frase, la que me dices que te ha gustado mucho, lo de hacerlo en vídeo te has equivocado de blog, este es un blog de relatos. Gracias por leerme.

    ResponderEliminar
  6. Un sueño hecho realidad, amor, pasión, lujuria y desenfreno, narrado de forma exquisita, Enhorabuena Abendua....M

    ResponderEliminar
  7. Gracias Mingo por comentar, seguiré intentando complaceros con más relatos

    ResponderEliminar

Gracias por leerme, si te ha gustado déjame una caricia, o dos, o tres.