"No quiero ser esclava de mis pasiones, quiero vivirlas, sentirlas, disfrutarlas"

viernes, 21 de diciembre de 2012

Glory Hole




   En cuanto mis ojos se aclimatan a la oscuridad veo aparecer tres miembros que brotan por los agujeros, a cuál más espléndido, a cuál más hermoso...

   Sergio me pregunta verga en mano que cuál de ellos me gusta más, y yo no soy capaz de decidirme por ninguno.

  _Me gustan los tres _le digo

  _Así que los tres, ¡Qué zorra eres! _contesta Sergio mientras continua tocando la zambomba.

  Con la otra mano ya se ha abierto paso por debajo de mi extremada minifalda, comprobando mi humedad...

  _Escoge una _insiste

  Uno de los penes sobresale en tamaño, así que sin pensármelo dos veces lo sujeto con una mano y le pego un lametón, su prepucio es suave y está caliente al tacto de mis labios, el dueño del coloso se apretuja más contra la negra pared horadada casi queriendo traspasarla...

  La situación es muy morbosa, a mi el Glory Hole me pierde, aquí no hay seducción, ni miradas de deseo, ni insinuaciones, se trata del más puro sexo, el gozo por el gozo, anhelar y tener, que ese enchufe que entra a la perfección en mi clavija, lo haga ya, sin más adornos...

  Estoy lamiendo y chupando ese rabo, utilizando todo mi repertorio, pero mi cabeza va por delante de los acontecimientos y ya estoy imaginando como me pego de culo a la pared para que esa polla me penetre, para que me parta en dos sin más dilaciones.

  A veces las otras pollas desaparecen y cuando miro por el agujero huérfano lo que veo es una pupila dilatada, cuando nuestras miradas se encuentran, desaparece el ojo y automáticamente vuelve a emerger la polla...

  Se que al otro lado hay tres hombres deseosos, no saber quienes son, ni como son, me parece muy excitante...

  A veces una mano surge abierta intentando tocarme, pero los agujeros no son tan grandes y queda anclada en el antebrazo moviéndose en el aire, y no me resisto a darle por partes mi cuerpo, acerco mi boca a los dedos, o un pecho, o me doy la vuelta y le dejo que sobe mis nalgas...

  Sergio en un rincón del habitáculo mirándome, le encanta mi juego, se acerca y me susurra al oído que escoja una y le haga una felación hasta el final, que quiere ver el semen derramándose por mis labios...y todo esto me lo cuenta sin dejar de acariciar mi sexo.
  Como soy muy obediente, tomo en mis manos la más grande otra vez y empiezo a chuparla con devoción...

  Oigo jadeos al otro lado, Sergio investigando mi grieta empapada, me penetra con sus dedos y chupo más ansiosa, gimo con la polla en la boca, me encanta cuando mi deseo hace crecer su deseo...veo su cara mirándome y su deseo rebota haciendo crecer el mío y así poco a poco llegamos los dos al limbo.

  Acaricio aquella virilidad, y me la meto en la boca, primero sólo la puntita, deliciosa....
sin darme cuenta cada vez ha ido adentrándose más, con mis labios la recorro entera, y la aprieto fuerte con mi mano, la dureza se intensifica, pensar que soy dueña de su placer en este momento, que lo puedo acelerar o frenar, que puedo seguir chupándolo como un helado hasta que se derrita en mi boca, y sigo ensalivándolo, endureciéndolo, siento las venas del cipote a punto de reventar y acelero el ritmo y lo succiono...y ya está aquí...

  Escucho un gemido al otro lado y del titán mana al fin el elixir mágico, un sabor acre, algo salado que anega mi boca y miro a Sergio con ojos de gatita traviesa mientras dejo que el líquido se derrame por la comisura de mis labios....





Y ya me despido por este año. Felices y eróticas fiestas.
  

lunes, 10 de diciembre de 2012

Alma Solitaria



  Soy un alma solitaria, con la cabeza llena de rumbos y destinos, oculta tras una cortina de palabras.
  La brújula magnética gira al azar en su caja, sin preocuparse ya del norte ni del sur, el horizonte siempre es el mismo, ni una montaña, ni una isla, ni sol, ni nubes....


lunes, 19 de noviembre de 2012

Confieso, he pecado



  Los remordimientos no me dejan dormir, así que esta mañana he decidido acudir a la parroquia del barrio a confesarme, no es que sea muy devota, más bien nada devota, pero tenía ganas de hablar con alguien y esto es más económico que un psicólogo.

  Encuentro entreabierta la enorme y pesada puerta de madera labrada, empujo y dentro....

  Oscuridad....Mis ojos tardan unos segundos en habituarse...

  Y silencio...Se oyen susurros y alguna tos, una sensación de frialdad me recorre el cuerpo, los suelos son de mármol con baldosas salteadas en forma de damero. Hay pocos feligreses, una señora mayor arrodillada en un banco parece que está rezando, un señor paseando mientas admira las vidrieras de vivos colores con motivos bíblicos, huele a cera de vela y a austeridad, ahora que ya empiezo a ver mejor, encuentro lo que buscaba en el lado derecho de la nave central, un confesionario de madera, con un cojín de terciopelo color burdeos para hincar las rodillas, a juego con las pesadas cortinas en la entrada al habitáculo del párroco.

  Me acerco y miro a través de la celosía a la altura de la cara, está vacío, recorro con la vista toda la estancia buscando al cura, lo veo al lado del altar hablando con un monaguillo.

  ¡Que atractivo es! Sus ojos son grandes y negros como la noche, sus labios gruesos y su cabello salpicado de canas, las canas me pierden, sin embargo la sotana abotonada del cuello a los pies me impone, siempre me han gustado los uniformes pero no este precisamente

  El sacerdote me mira y al verme de pie al lado del confesionario me hace un gesto con el dedo como preguntando si es que quiero confesarme y asiento con la cabeza, le da las últimas instrucciones al monaguillo y se dirige hacia mí, empiezo a ponerme nerviosa la última vez que me confesé fue en la catequesis antes de la primera comunión, nunca había entrado en esta iglesia y eso que está a una manzana de casa, casi me entran ganas de salir corriendo empiezo a pensar que no ha sido muy buena idea, ahora que el momento se acerca no se ni por donde empezar.

  -Buenos días hija, ¿Quieres confesar?

  -Si padre, le contesto, me siento rarísima con esta jerga de padre, hija...

  Muy bien arrodíllate me dice señalando el cojín a un lado del confesionario y mientras yo me acomodo el corre las cortinas y se mete dentro.
                                
  -Y bien... dime hija ¿Cuáles son tus pecados?

  -Padre la tentación vive en mí, es como un demonio que llevo dentro y no me deja vivir.

  -¿Como es eso hija?

  -No lo se padre, en cuanto empiezo a hablar con un hombre un rubor tibio recorre todo mi cuerpo, nace en los genitales e inunda mi cuerpo de deseo.

  -Hija por favor, que también soy un hombre.

  -Si padre, lo sé, por eso vine a confesar con usted. Al decir estas palabras oigo al párroco removerse nervioso en su silla, pienso que seguro que ya está empalmado y me excito como nunca.

  -Bueno hija y...¿Como son esas sensaciones?

  -No se como explicarle, por ejemplo ahora mismo estoy incómoda en esta posición, y desearía estar estirada en un lecho y con muchas manos acariciándome, constantemente tengo deslices deshonronsos, sé que son deseos impuros por eso acudí a Usted. Me gusta fornicar y gozar, retozar, me gusta complacer, lo cierto es que no quiero dejar de pecar, tan sólo busco comprensión y perdón.

  -¿En serio? balbucea el cura con voz de sorpresa. ¿Y que más?

  -Espero un poco de calor que me alivie, calor padre, calor humano.

  -¿Y cómo de frecuente es esa tentación hija?

  -Permanente padre, día y noche, por ejemplo, ahora mismo me imagino sus manos sobre mis pechos dándome alivio.

  -¡Hija!

  -Sí padre, perdóneme, pero es que me urge que alguien me estruje fuerte entre sus brazos, que me de el consuelo que necesito...

  -¿Por ejemplo yo?

  -Por ejemplo, Usted es la clase de hombre que imagino puede templarme.

  -Perdóname hija, pero tus pecados son muy graves, me temo que tendrás que acompañarme a mis dependencias esta no es la clase de pecados que expían con una simple confesión y rezando tres avemarías.

  -Donde me diga padre.

  Y el sacerdote sale de su estancia, me mira con ojos lascivos y me indica que le siga, se que está totalmente empalmado y se me escapa una sonrisilla triunfal.

  Sigo sus pasos tras la sotana bamboleante...

  Salimos a un pequeño claustro y llegamos a una puerta destartalada de madera, es su habitación donde se cambia de ropa, no hay más que una silla, un armario pequeño y un catre presidido por un crucifijo en la pared.

  Se sienta en la cama y con la mano me señala donde quiere que me coloque, me siento a su lado, un bulto enorme bajo la sotana me indica lo que ya sospechaba, me abraza apretándome mucho, cierro los ojos y disfruto.....le pido por favor que se quite la sotana pues me impresiona bastante. Le ayudo a desvestirse, bajo el hábito no lleva más que una camiseta de algodón blanco y unos calzoncillos del mismo color, le dejo el alzacuellos, pues ese accesorio si me excita, y empezamos a besarnos.

  Acaricia mi cuerpo con mucha delicadeza y de vez en cuando me va diciendo...

  -¿Te gusta así hija?

  -Me encanta padre, no se detenga.

  Le bajo los calzoncillos y veo por primera vez su miembro tieso y enorme, lo cojo con las dos manos una encima de la otra y chupo cada centímetro, deleitándome con esta polla clerical, a veces paro y subo buscando sus gruesos labios, nos besamos, pero él está muy parado, no sabe que hacer, así que yo dirijo, le saco la camiseta y termino de quitarme la poca ropa que aún me queda, le pido que se siente contra la pared e incluso yo misma le coloco la almohada detrás para que esté cómodo, rozo mi pecho contra el suyo, me encanta el contacto piel con piel, me subo a horcajadas sobre su polla y la meto en mi agujerito hambriento, desciendo lentamente sin dejar de besarle, y poco a poco aumento la velocidad de mis movimientos.

  -¿Le gusta padre?, acierto a decir.

  -Me encanta hija, sigue....sigue.

  -Me corro así cabalgándole, es mi debilidad y tras unos segundos de reposo totalmente desplomada sobre su cuerpo inmóvil, me dice...

  -Ponte a gatas hija que te voy a dar la absolución a tus pecados...

  Me coloco como me ha dicho y empieza a sobarme el agujerito del culito, escupe en él y lo masajea con su dedo hundiéndolo suavemente, con movimientos rotatorios lo pone a punto de caramelo y se dispone a penetrarme, yo muevo mi trasero provocándole y cuando ya está satisfecho con la dilatación conseguida, agarra su verga y la presenta en la entrada, soy yo la que empujo hacia atrás lentamente hasta donde me apetece y empiezo a moverme despacito hasta que termino con su rabo totalmente hundido en mi culo. Ahora él coge las riendas y empieza a darme rítmicamente agarrado a mis caderas, a veces suelta las caderas y echa su cuerpo encima de mi para alcanzar las tetas y sigue dándome cada vez noto su polla más dura, su respiración se intensifica y yo he empezado a jadear...

  Vaya con el pastor.

  Que bueno hija- me dice y a continuación su orgasmo con un Ahhhhhhhh interminable y bastante escandaloso. Se sienta en la cama y se limpia los genitales con su propia camiseta, yo me he dejado caer de lado y estoy acariciándome los pechos, mirándole y provocándole.

  Me gustaría quedarme un rato más pero tengo misa a las doce, me dice mientras empieza a vestirse.

 -Hija estás perdonada por todos tus pecados, pero son tan graves que deberías pasarte cada semana por la parroquia a recibir tu penitencia.

  Así lo haré padre, no lo dude, me ha dado Usted mucho cariño y comprensión, lo cierto es que soy dueña de mis actos, que conozco mi cuerpo y que lo que hago con él va acompañado de conciencia plena, me amo a mi misma y siempre he dejado que el placer sea mi compañero eterno, ahora además sé que cada vez que me sienta abatida puedo venir a verle.
 
  Gracias le digo y a continuación le doy un morreo vicioso y empiezo a vestirme.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Tus besos





  Noto tu barba en mi mejilla, huelo tu aftershave, lames mi oreja y acabas metiendo la lengua en ella, morreándola, es un amago del morbo de tus futuros besos, siento la tibia humedad de tu lengua, me mordisqueas el lóbulo, mientras tu mano hábil desabrocha mi sujetador bajo la camisa, al segundo intento lo consigues y acaricias mi espalda, tu otra mano se abre ya camino por la parte delantera, investigando, sondeando, envuelves mi pecho amasándolo con tus recios dedos, esas caricias me derriten, mi sexo empapado entre las piernas, calor, deseo...

  Levantas mi cara que mira tímida al suelo, con tu mano cogiéndome por la nuca me das un beso envolvente, posesivo, ansioso, beso apasionado, de deseo, beso hirviente que no termina, me muerdes los labios y sigues besándome. Un instinto primigenio se apodera de mi cuerpo, me restriego contra ti, estoy más caliente que una plancha, por fin tu mano bucea bajo la falda, mi clítoris incendiado te espera, separas con tus dedos mi tanga y acaricias mi vulva suavemente.
  Y me despierto sudorosa entre las sábanas.

  He soñado contigo...

  Otra vez....


  Con tu mirada ardiente, con tus ojos negros, pequeños, inquisidores, con tus besos ardorosos, con el olor de tu piel, con tu cuerpo ignoto para mi, deseando que llegue mi oportunidad de explorarlo, de lamerte, de complacerte, de estremecerme entre tus brazos.

  Dejo de escribir vuelvo al sueño...

  Otra vez será.

viernes, 26 de octubre de 2012

Bondage



  Estoy nerviosa, como siempre que quedo con un desconocido, noto esas mariposillas en el estómago y se ha instalado esa sonrisa tonta en mi cara que no se disimular.
  Hemos quedado en la puerta de casa, te has empeñado en pasarme a recoger en tu coche y aunque al principio me he negado porque me gusta la libertad y autonomía de ir con el mío, al final he entendido que no era lo más adecuado para la cita romántica que me propones.
  Me mandas un mensaje, ya estás aquí, te contesto que bajo en seguida y como no me gusta hacer esperar y estoy preparada hace un buen rato, cojo el bolso negro de mano, me doy un último repaso en mi espejo de cuerpo entero y bajo.
  Me has pedido que vista elegante, así que me he enfundado en un vestido negro de cuello cisne vuelto con un escote perforado en el pecho en forma de gota por el que asoman dos centímetros de canalillo, es bastante discreto, la raja de la pierna ya es otra cosa pues me llega más arriba de la mitad del muslo, medias de red, tanga y liguero, lo último que hago es subirme a los tacones, pues no me gusta sufrir ni un minuto más de lo estrictamente necesario, y salgo dispuesta a disfrutar de la noche mágica que me has prometido.
  En el ascensor me repaso el pintalabios y trago saliva en un intento de serenarme, no te he visto más que en fotos, pero me has mandado muchas desde todos los ángulos, así que no creo que me decepciones.
  Al salir del portal te veo de pie apoyado en el coche. Guapísimo.
  ¡Que alto eres!
  -Estás preciosa- me dices con un timbre de voz encantador, me das dos besos, mientras te digo que tú también vienes muy guapo y a continuación me abres la puerta del coche, gesto que me halaga.
  Mientras conduces me preguntas que perfume llevo y te contesto que es Wish de Chopard, me dices que es muy apropiado para esta noche y que vas a hacer lo posible porque sea para mi una cita inolvidable.
  No dejo de mirarte mientras conduces, porque quiero verte bien y fijarme en los detalles, pero sobre todo porque soy consciente de que mi perfil izquierdo es el peor de los dos. Coqueta hasta la muerte.
  Llevas una camisa clara de cuello mao con el último botón desabrochado y un colgante étnico con cordón de cuero por debajo de la nuez. Unos tejanos y mocasines de ante marrón oscuro, la camisa está perfectamente planchada y veo en el asiento de atrás una americana también colocada con mucho cuidado, el coche está impecablemente limpio y huele a ambientador.
  No me has dicho donde vamos, sólo me preguntaste por el chat si prefería carne o pescado.
  Pescado te respondí y tecleaste un yo también y una sonrisa, bueno tres ja ja jas que daban un doble sentido a tu frase, me encantan las personas con sentido del humor.
  Al llegar bajas corriendo del coche y rodeándolo por delante me abres la puerta, yo no se como actuar ante tanta galantería, la verdad es que no estoy acostumbrada.
  Al entrar en la marisquería das tu nombre completo y nos acompañan a un rincón muy íntimo, sobre el mantel de lino color rojo vino, una lámpara clásica emitiendo la luz justa, lo suficiente para comer y a la vez convirtiendo el rincón en un lugar sumamente acogedor.
  Por supuesto retiras la silla para que me siente y en seguida nos traen las cartas y me preguntas que me apetece, después de mirarla un buen rato te digo que estoy indecisa pues me gusta todo y entonces me preguntas si puedes pedir por los dos, te digo que si y levantas la mano llamando la atención del camarero.
  Te desenvuelves bien con la carta de vinos, hasta tal punto que me has impresionado, pero para cenar a mi me parece que has pedido una barbaridad de comida.
  Gambones, nécoras, ostras, navajas, percebes, almejas y alguna cosa más que seguro me dejo.
  -El marisco es afrodisíaco- Me dices sonriendo.
  -Sí, lo sabía- Te contesto guiñándote el ojo.
  Mientras cenamos charlamos de nuestras vidas, al ser completamente desconocidos tenemos mucho que contarnos, a veces me sorprendo mirándote embelesada mientras hablas, me cuentas que es el Bondage, me explicas que eleva el sexo a la categoría de arte y ya estoy deseando que termine la cena para probarlo.
  Tras los postres, propongo pagar la cuenta a medias y me dices que no me preocupe por eso y que ya está arreglado, me preguntas si quiero tomar una copa en un pub o en tu casa.
  Prefiero tu casa, en realidad no quiero ninguna copa, nos hemos acabado la botella de vino entre los dos y se que he bebido más que tú, así que no quiero pasar de este punto porque quiero acordarme mañana de esta noche apenas empezada, de momento la compañía y la cena perfecto.
  Al llegar a la puerta de tu casa giras la llave y le das un empujón y haces con tu mano un ademán de adelante pasa, mientras dices, las damas primero.
  Doy un vistazo rápido a toda la estancia y me sorprendo, la decoración es tan austera, con tan pocos muebles y objetos que te imagino como un guerrillero sobreviviendo en la selva, las paredes completamente desnudas, no hay más muebles que un sofá de piel negra, la televisión sobre un cajón con ruedas y la mesa del comedor con cuatro sillas, en cuanto dejo el bolso en la mesa te acercas, me coges de la mano me giras y me das un beso de esos de película, inclinándote sobre mi mientras rodeas con tu brazo mi cintura para que no pierda el equilibrio.
  Sin separar nuestras bocas me guías a tu cuarto, yo voy de espaldas hasta que tropiezo con la cama y me dejo caer que es lo que pretendías, has caído conmigo y nos besamos con ansia, los cuerpos completamente encendidos ardiendo en deseos de poseer al otro.
  Me miras, me hablas, me besas y empiezas a desnudarme lentamente, bajas la cremallera lateral de mi vestido y me ayudas a quitármelo, ahora acaricias mi cuerpo en ropa interior deslizando un sólo dedo por él, estoy muy caliente, te deseo, te ayudo también a desvestirte y te quedas en boxer, bastante abultado a estas alturas.
  Abres el único cajón suspendido de la pared y sacas tres pañuelos negros iguales, con los dos primeros me atas las manos separadas al cabecero de forja, parezco Cristo en la cruz, con el tercero quieres vendarme los ojos y te digo que por favor aún no. Que manía tienen los hombres con vendar los ojos, comparto ese juego un rato, me gusta porque sin ver nunca sabes de donde va a venir la siguiente caricia pero por otro lado me pierdo tanto...quiero ver centímetros de piel, culos, torsos, pollas, la excitación entra por todos los sentidos, vendar los ojos es realzar el sentido del tacto a cambio de perder otro, prefiero gozar de los dos.
  Sinceramente también estoy un poco asustada pues aunque me inspiras confianza nos acabamos de conocer, atarme y vendarme los ojos me deja totalmente vendida a tu voluntad, además que las dos espadas samurais que hay cruzadas como adorno sobre el cabecero me han puesto en alerta, te lo explico y me dices que jamás me harías daño con una sonrisa que me relaja, y me dices que no me preocupe y que lo entiendes.
  Me perdonas la venda de los ojos y sacas una cuerda fina, color rojo, larga muy larga, está enrollada en un ovillo muy abultado. Me quitas el sujetador, con delicadeza, y deslizas tu lengua por mis pezones pero no los tocas con tus manos, yo estoy deseando que me envuelvas los pechos con ellas, te apartas a una esquina de la cama y me miras como un pintor mirando un lienzo en blanco pensando cual será su primera pincelada.


  Desenrollas la cuerda mirándome, de vez en cuando la dejas a un lado y te acercas a besarme, son besos tiernos, mordiéndome el labio, o deslizas la punta de la lengua por mi pezón de nuevo, y vuelves a coger la cuerda y sigues preparándola en lo que me parece un ritual, me pregunto cuantas mujeres habrás tenido aquí en tu cama en esta misma situación.
  Me pides que arquee un poco la espalda y empiezas a pasar el ovillo de cuerda por debajo, dándome vueltas por encima y por debajo del pecho, estás haciéndome un traje de cuerda dejando mis pechos a la vista y a veces dejas el ovillo a un lado y vuelves a besarme y rozas todo tu cuerpo con el mío, o te paras a corregir la posición de alguna cuerda y me miras con una sonrisa, o me apartas un mechón de cabello que cae por mi cara.
Y sigues enrollando la cuerda por mi cintura, haciendo unos nudos todos iguales y me bajas el tanga quedando mi rajita  a la vista, suave, depilada. Hueles mi tanga mirándome, te acercas a mi pubis y bajas deslizando tu nariz por la línea vertical de mis labios, apenas rozándome con la punta y aspirando mi olor, ese deseo incumplido de que me acaricies más me empapa toda la zona en un segundo, incluso elevo el trasero buscando tus labios en mi sexo, al hacerlo las cuerdas que pasan a ambos lados de mi vulva se me clavan suavemente acariciando mi piel y excitándome más.
  No paras hasta que parezco una momia de cuerda, tu laborioso trabajo termina con sendos nudos en mis tobillos, estoy casi inmovilizada, vendida a ti, totalmente subyugada, sometida a tus deseos y me encanta...
  Quiero ser tu sierva, y que me domines, y que hagas lo que prefieras conmigo, te lo digo así tal cual y me dices, abre la boca y te bajas los calzoncillos y entonces la veo por primera vez, deseo lamerla y abro la boca todavía más y te miro a los ojos y saco la lengua para alcanzarla, estás empalmado y a mi me parece que tienes un miembro precioso, tierno, rosado, lo veo como un animalillo imberbe que busca en mi boca un lugar en el que guarecerse, y te pones a horcajadas sobre mi cabeza y me follas la boca todo lo que te apetece, está tan dura, rígida como un palo, y me encanta verte así. La sacas y la paseas por mi lengua, o subes un poco más para dejar tu escroto a mi alcance, y te chupo los huevos, empapándolos, mi lengua no descansa, lamiendo todo lo que pones en ella. Y te separas cuando te cansas después de haber estado en el umbral un par de veces, y me dices...¡Eres fantástica!
  Me besas de nuevo y me dices, la meteré sólo una vez, y te coges el miembro y me penetras hasta el fondo, que bueno notarte dentro, lo deseaba tanto y lo sacas para seguir chupándome todo el cuerpo, nooooo te digo, ahora mismo si tuviera manos te cogería de los hombros para acercarte a mi y que volvieses a penetrarme, poséeme te digo, penétrame, está bien dices, sólo una vez más y vuelves a repetir la jugada y me dejas de nuevo con las ganas. Finalmente accedes a complacerme y me penetras suavemente para poco a poco ir incrementando la velocidad y la fuerza de las embestidas y paras un segundo y noto tu polla dura como el granito dentro de mi y entonces empiezas otra vez despacio, te miro a los ojos, la posición de tu boca es la del que está a punto de soltar un aullido, tengo la espalda arqueada y has pasado un brazo por debajo, y sigues penetrándome, empujando hondo a la vez que me miras y sabes que yo también estoy ahí, casi en el limbo, aceleras un poco el ritmo y vuelves aflojar esperándome, dos o tres movimientos suaves más notando tu excitación dentro de mi y te digo, no puedo más....me voy, voy contigo me dices y al instante llegan nuestros orgasmos sacudiendo los cuerpos mientras me abrazas y aprietas mi cuerpo encordado contra el tuyo, delirante placer, yo también quisiera abrazarte.........

  Pasados cinco minutos, ambos con los ojos cerrados y la respiración aún entrecortada, me dices que te has quedado con las ganas de comerte mi coñito y que eso no puede ser, está muy sensible ahora te digo y me dices que no me preocupe que ya lo sabes, así que empiezas muy delicadamente, al principio ni me tocas solo deslizas los dedos por las cuerdas, notando yo una débil presión, pero el sexo está en la cabeza y estoy imaginando tu lengua en mi clítoris y me he vuelto a excitar, me haces un cunnilingus de maestro, eres diestro con tu lengua, consigues en poco rato mi segundo orgasmo, me desatas todo el cuerpo, conservo algunas marcas en mi piel, al final nos quedamos dormidos, es casi madrugada, te doy la espalda y me haces la sillita, envolviendo mi cuerpo con el tuyo, cuando estoy casi dormida, noto tu miembro duro en mi culo y yo misma te cojo la polla y me penetro, buff dices, como me tienes otra vez, y me follas así mismo cogiéndome por la cintura y me das fuerte mientras me abro y acudo al encuentro de cada embestida, cuando te corres me giro a besarte y te digo que tenías razón que ha sido una noche maravillosa.





miércoles, 10 de octubre de 2012

Caza Mayor

(Antes de dejaros este relato quería pedir disculpas por haber tenido este, mi sitio, un poco abandonado, pero han ocurrido cambios importantes en mi vida que he vivido con mucha tensión sin poder concentrarme a escribir, ya estoy mejor y aquí estoy de nuevo para llevaros al Nirvana un ratito, espero que Uds. lo disfruten.)


  Quedan pocos días de vacaciones, hace mucho calor, un calor asfixiante, han estado por la mañana en la nudista y han vuelto excitados, Juan se levanta de la siesta y Andrea está en el ordenador, de caza, como dice ella mostrando su faceta más viciosa.

  _¿Qué cariño algo interesante?_ Le dice Juan bostezando.
  _Estoy hablando con Marcos el superdotado con el que hicimos ciber el otro día._ Le responde.

  Andrea tecleó la invitación por segunda vez, mientras se quitaba con las pinzas un pelo travieso del entrecejo y pensando que si ahora no se decidía buscarían a otro.

Parfumeta: Así qué tremendo. ¿Te animas?

Miura74: De acuerdo, me afeito, me ducho y salgo, dadme un móvil por si me pierdo.

  En cuanto leyó que venía, Andrea cedió el asiento a Juan para que concretaran y se metió en la ducha, tenía que rasurarse la almejita, ducharse y maquillarse. Hacía varios días que hablaban con Marcos, a Andrea le parecía que estaba buenísimo pero por una cosa o por otra aún no habían tenido la oportunidad de quedar, habían practicado cibersexo con la web cam, tenía un portentoso miembro, sólo superado por el corredor de bolsa que invitaron en enero y con el que no podían volver a quedar pues habían perdido el teléfono, de Marcos le atraía también su simpatía, su gentileza, sus modales, era educado y atento al menos por el chat y aunque quedaban para follar y estas eran cualidades secundarias, les gustaba tener una conversación amena entre polvo y polvo y con Marcos parecía que iba a ser así.

  A veces se conectaban y antes de preguntarles ni el nombre les lanzaban la pregunta. ¿Queréis follar?, ya les parecía bien ir al grano y no perder el tiempo, pero siempre respondían lo mismo. ¿De donde eres?, buscaban sexo real y tirarse media hora hablando con alguien que estuviera a más de media hora de distancia les parecía un calentón innecesario, el tema distancia era básico, si no lo decían o si vivía muy lejos cortaban la comunicación de inmediato y seguían su frenética localización de cercana carne fresca.

  Marcos vivía a cuarenta kilómetros y Andrea llevaba varios días suspirando por llevarse a la boca el exquisito manjar que tenía entre las piernas.

  Cuando llegó, Andrea todavía estaba en la ducha, Juan le recibió y le invitó a una copa y a un canuto mientras la esperaban, comenzaron a charlar animadamente de fútbol, del tiempo y de otros temas mundanos. Al rato Juan se dirigió a la ducha, abrió las cortinas y le dijo a Andrea.

  _Que cabrona hoy has triunfado ¡eh!.
  _¿Está bueno verdad?- Le preguntó ella.
  _Sabes que no entiendo de tíos_Le respondió Juan, pero creo que es tu tipo, te va a encantar._Añadió ilusionado.

  Al aparecer ella en el salón, Marcos se levantó de un salto del sofá para saludarla y se le escapó una exclamación, un ohhh, que se tradujo en la cabeza de Andrea como que estaba impresionado, ella se sintió halagada, se besaron educadamente en las mejillas, cruzaron la mirada y... rayos cósmicos de vívida energía chisporrotearon en el aire.

  Andrea se sentó en medio de los dos, se había puesto una faldita blanca cortita, como de tenista y sin nada debajo, pues había dudado tanto que tanga ponerse que se decidió por ninguno, le gustaba comprarse tangas divertidos, no había tenido nunca tanta ropa interior y tan variada como ahora, tenía uno con el dibujo de una flecha señalando hacia abajo que ponía siga la flecha, otro que ataba con lacitos rojos en la cadera y que era muy práctico porque no había que sacarlo por debajo, bastaba con desatar las cintas. También tenía otro con una cremallera que conincidía con el lugar prohibido y otro con el toro de Osborne que le pareció apropiado pues el nick de Marcos era Miura74, pero después de probárselo se arrepintió y prefirió ir a pelo. Se había puesto una camiseta cortita y muy ajustada dejando al aire su liso vientre y el piercing del ombligo, Juan se había duchado en el aseo y llevaba unas bermudas caqui y su velludo pecho al descubierto y Marcos se había presentado con unos tejanos y una camiseta ceñida de color azul lavanda sin mangas, dejando a la vista sus torneados hombros.
  Juan se levantó del sofá y buscó en el ordenador música relajante, cuando se giró satisfecho de su elección Andrea y Marcos ya se estaban besando acaloradamente en el sofá.
  Andrea acarició su entrepierna y se asombró, no sólo por la dureza del miembro sino por su tamaño, estiró la otra mano hacia Juan que ya se había acomodado al otro lado tocando también su bragueta, que diferencia de paquetes, y como le pasaba siempre la imagen mental de una colosal polla penetrándola la hizo mojarse, cuando la mano de Marcos se deslizó por debajo de la falda y con los dedos desplegó delicadamente sus labios genitales exclamó:
  _Ummmm... que bueno depiladito, ¡Que ganas te tenía!

  Andrea tiró de su camiseta y se quedó unos segundos observando su torso desnudo, lanzándose ágilmente a uno de sus pezones que le decía, cómeme. Mientras ella lo chupaba Juan la desnudó y empezó a tocarla y a apretarle las nalgas, Andrea tenía prisa, en el sexo no le gustaba acelerarse, pero desde que había pasado su mano por el bulto del pantalón del invitado tenía urgencia por probarla, por introducirse su verga en la boca, en el coño, en el culo, en todas las cavidades de su cuerpo, se preguntó si le cabría y recordó al maestro de finanzas que sólo pudo penetrarla después de excitarla mucho y de como se corrió casi instantáneamente nada más metérsela.

  Marcos excitado le mordisqueó un pezón, se amorró allí, lo lamió lo succionó, lo apretó y luego pasó al otro, dedicando una eternidad a cada aureola hasta que metamorfosearon en dos enhiestas cumbres.
  _¿Te gustan mis tetas?_Le preguntó Andrea cogiéndolas y juntándolas con sus manos.
  _Son muy receptivas, encantadoras._Dijo él.

  Marcos pensó que eran unos pechos preciosos, medianos, redondos, bien formados y bien puestos, como colofón a tan bella obra de arte un pezón oscuro, pequeño y duro, los de Roser, su novia, eran más grandes, pero no eran tan bonitos.

  _Un momento_Dijo Andrea_ Se me ha olvidado el chupapollitas.
  _¿Cómo?, ¿El chupapollitas?_ Dijo Marcos sin saber a que se refería, pero gustándole el nombre del supuesto artilugio.

  Andrea se levantó ágilmente, en cueros y se dirigió a su cuarto, Marcos la miró mientras caminaba, se le escapó otra exclamación de sorpresa al verla de pié desnuda y es que los hombres son muy visuales, Marcos la deseaba, desde que la vió el primer día con la cámara, le gustaba su cuerpo por supuesto, pero sobretodo quería complacerla, su mirada seductora, su expresión de vicio, le volvían loco, pensó que la pareja debía tener experiencia y quería estar a la altura.

  Andrea regresó con una cinta para recogerse el cabello, llevaba media melena y cuando se ponía a chupar el pelo se le metía en la cara entre la boca y el miembro. Marcos se partía de risa con el ocurrente nombre.

  Se la colocó en la cabeza y ahora si se disponía a desenvolver su regalo, ella hizo un intento de bajarle los pantalones, a lo que Marcos se incorporó un poco para colaborar, llevaba un boxer negro, ajustado, el miembro excitado estiraba y deformaba el dibujo tejido de los calzoncillos, se acercó, deslizó sus labios por encima apenas rozándole de arriba a abajo por aquel abultamiento, aspiró su olor, a jabón, a recién duchado, se los bajó sólo un poco sin quitárselos, y los ancló debajo de sus testículos, el proyectil, mejor, el obús, emergió ante sus ojos, descomunal, hercúleo, más ancho en la base pero grueso todo él, estaba totalmente desenvainado, violáceo, duro, le apeteció mucho lamerlo, satisfacerlo, se separó un poco, como si el tamaño de lo que tenía delante le impidiera a esa distancia enfocar bien, se había rasurado, Andrea le había preguntado días atrás si se rasuraba, y él le dijo que no, ella le comentó que le gustaban más sin pelo, no me gustan los pelos en la comida le había dicho literalmente, y Marcos había tecleado una carcajada en el ordenador.

  Se había rasurado para ella, Andrea estaba complacida con aquél gesto, aunque su cabeza estaba en otro sitio, estaba maravillada, deslumbrada, tomó el exuberante cipote en sus manos, colocando una encima de la otra y su glande sobrecogedor sobresalía por encima como la almena de un castillo, le miró con sus grandes ojos, diciéndole con su mirada como sólo ella sabía hacer...prepárate tío. Miró a Juan señalando con su ojos lo que tenía entre entre las manos, Juan sonreía con gesto de aprobación y disfrutaba con la expresión manifiesta de gozo de su pareja. Andrea cogió un cojín del sofá, lo echó al suelo y se arrodilló ante él, le obsequió con una pasada de su lengua desde la suave, tersa y desnuda piel de su escroto hasta el mismísimo agujerito en la cima del glande, unas gotitas transparentes, heraldo del ansiado néctar hicieron su aparición estelar, saboreó el jugo, incitante, provocador y deseó más, deseó que esa polla se deshiciera en su boca.

  Juan bajó también del sofá colocándose al lado de Andrea y le metió su mano entre las piernas, con la otra mano blandía su espada. Ella cogió un miembro en cada mano, la de Juan casi podía rodearla entre el índice y el pulgar, y si apretaba un poco podía juntar las yemas de sus dedos, la de Marcos no, eso era impensable, a simple vista ya se notaba una gran diferencia entre una y otra, pero así con una en cada mano, era abrumador.

  Lo lamió con destreza, Marcos estiraba la cabeza hacia atrás con los ojos dislocados, ella lamió todos los ángulos y pliegues, sus testículos que se los metía por completo en la boca, su entrepierna, sus ingles y el inmenso falo, lo sujetaba firmemente con una mano y lo empapaba, un rítmico entrar y salir de su boca, hasta adentro, hasta lo más profundo de su garganta, a veces incluso le venía alguna arcada cuando la punta del glande le tocaba la campanilla tras el paladar, intentaba no rozarle con los dientes, era casi misión imposible y menos ahora que apretaba la mano con fuerza y su miembro estaba a punto de estallar.
  Andrea le colocó experta el preservativo y se subió encima de él para cabalgarlo, el roce de su glande en el umbral de su sexo aumentó su deseo, esta era para ella la mejor parte de la tarde, lo sabía y se concentró en disfrutar cada segundo, empujó hasta engullirla del todo mientras buscaba sus besos ardientes, miró a Juan, porque él disfrutaba viéndole la cara, estaba en su posición favorita, sentado en una esquina del sofá miembro en mano mirándoles, cuando sus ojos se encontraron Juan se incorporó rapidamente para cogerle un pecho con la mano libre y acariciárselo. Cuando al fin se sentó sobre su polla deliraba de placer, lo montó como una india salvaje, a cada embestida creyó que se iba, resistiéndose para alargar el momento, era demasiado, Marcos le mordió el cuello un segundo antes de que el penetrante orgasmo invadiera todo su ser transportándola a la cuarta dimensión de los sentidos.
  Andrea calló inerte sobre Marcos, con la nariz en su cuello, no quería moverse, quería perderse en los matices de su perfume, en la suavidad de su piel, en el tono seductor de su voz. Juan se molestó un poco, él siempre decía que no era celoso, pero Andrea siempre se separaba del chico tras el orgasmo, como si tuviera un muelle en el culo para ir corriendo a sentarse a su lado, Juan tiró de su brazo para arrancarla de encima del invitado, la acercó a su boca y le dio un fogoso beso, mordiéndole los labios en lo que a Andrea le pareció un arrebato de celos.

  Repitieron varias veces esa tarde, sorprendiéndose Marcos de que Andrea fuera tan activa y viciosa.
  _Mi novia es de las que siempre tiene dolor de cabeza cuando voy cachondo, cuando al fin la excito se convierte en una tigresa, pero nunca he conseguido follármela dos veces seguidas_ Comentó Marcos.
  _Andrea nunca tiene suficiente_ Dijo Juan.

  Y los ojos de Marcos brillaron de emoción, pensando en lo que daría porque Roser, su novia, fuese así.

  Cuando él se fue, Andrea estaba extasiada en el sofá con la mirada perdida....

  _¿Te has corrido con él?_ Le preguntó Juan, consciente de que ella muchas veces fingía el orgasmo si veía que el acto sexual se prolongaba demasiado y no era capaz de llegar.
  Ella está en su nube, flotando, todos sus sentidos saciados de él, ha sido maravilloso, acaba de salir por la puerta y ya está pensando cuando tendrá la oportunidad de volver a empaparse de él. Juan le está hablando, pero ella no oye nada, insiste, sale del sopor, por fin un poco de claridad en su cerebro y oye a Juan decir:
  _¿Te has corrido?
  _Si, si me he corrido_Le contestó.
  _¿Te lo has pasado bien?_ Le volvió a preguntar.
  _Yo genial y tú.
  _Yo también veía el deseo en tu cara y....Juan tuvo una erección y Andrea se lanzó sobre su miembro, y así con otro polvo magistral acabaron aquella noche.
  Juan quiere saber, lo que más le excita es oírla hablar de sexo, de pollas, le encanta verla con otro, verla disfrutar, gozar, vivir, le gusta mirar su cara de placer mientras la penetran, se masturba mirando la posición de sus labios, la conoce y sabe que cuando arruga el morrito y deja escapar una especie de sonrisa angelical.....él sabe que está llegando y muchas veces se corre a la vez o segundos después de que las señales del orgasmo llenen la cara de Andrea, de dicha, de gloria, de amor.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Ha sido hoy al despertar


    (Los que ya me conocéis ya sabéis que algunas veces me entra la vena emocional)



   Ha sido hoy al despertar...

   Descubrí que ya no tienes ningún poder sobre mí, la felicidad de ser libre me embriaga, antes el insomnio se tragaba las noches, ahora la luz lo invade todo, no queda espacio ni para dudas ni tan siquiera para el odio...

   Antes vivía este amor que me mata, los días convertidos en años y tristes, mendigando tus besos, tragándome tus gestos de desdén.

   Sabes.... 

   Yo te llamaba mientras ibas calle abajo, primero hiciste como que no me oías, después te giraste y vi tu cara de desprecio y quisiste disimular pero me di cuenta...

   Sabes...

   Tú nunca me hiciste feliz, era yo la que me hacía feliz a tu lado y por eso a pesar de todo insistí.

   Pero... 

   La realidad se ve cuando la venda se cae...

   Hoy al despertar se rompió el embrujo que te idealizaba, tu mirada ya no me hechiza, tus palabras ya no me hipnotizan, tu deseo me resbala.

   Ha sido hoy al despertar...

   Decidí seguir caminado sin mirar atrás, decidí dejar de mover montañas por alguien que no levantaría por mí ni una piedra. 

   Porque eso no es amar....

   Eso es ser idiota.

   Decidí dejar atrás el horizonte...

   Pero si no puede ser, el horizonte siempre siempre está delante...

   Eso debe ser olvidar, olvidar es dejar atrás horizontes.

   Decidí deshacerme de esa pesada carga como bola de hierro atada con una argolla a mi cuello que me hundía más y más y me di cuenta de que ya no quería andar...

   ¿Para qué caminar si puedes volar?


   Y desempolvé mis alas de piedra y con un mágico aleteo alcé el vuelo cual gaviota que surca un cielo que se abre ante mí, azul, ilimitado, inmenso. 

   Ha sido hoy al despertar...

   Que decidí quererme, ahora he vuelto a nacer, como Ave Fénix resurgiré de mis cenizas y si antes era fuerte, ahora...

   Ahora ya no hay ángel que te salve....

   Ahora seré la diosa del Olimpo y seguiré fabricando emociones ya se terminó aquel tiempo en que pensé que no había droga más potente que tus besos, se acabaron esos años de suspiros expulsando el aire que me sobraba por tu amor que me faltaba, cuando soñaba dormir en tu pecho y que me despertasen tus besos.

   Nunca más seré pena que camina, ahora seré alegría y vitalidad que vuela....

   Hoy al despertar decidí volar allá donde me lleven las letras, surcando mares de emociones, buscando nuevas pasiones, lucharé por lo que de verdad quiero y quiero con mis palabras hacerme eterna, creo que es lo más cercano a la inmortalidad que ningún ser humano puede llegar.

   Tú fuiste un día lo que mi alma vacía quiso sentir, y te encontré sin ni siquiera saber que te buscaba, y sufrí cuando me di cuenta que eras inalcanzable, pero hay una grieta en todo.

   Así es como entra la luz....


   Luz que ilumina mi camino, la felicidad no se encuentra, se conquista y ahora voy a conquistar la mía...

   Soy nacida bajo el signo del Centauro, esa bella criatura alada que no se amilana ante nada y a partir de hoy dejaré de galopar por los yermos parajes de mi alma, dejaré de caminar por desiertos, rellenando vacíos sin jamás saciar mi sed....

   Ahora galoparé, no, mejor aún, volaré contra el viento y apuntaré con mi arco a lo más alto allí donde los sueños sí se hacen realidad, pues lo único que me importa hoy al despertar es lo que tengo decidido ser a partir de ya y en este mi presente no eres más que un recuerdo del pasado y con él me quedo porque vale más que tú.


viernes, 7 de septiembre de 2012

Abrázame C




   Hoy me desplazo a más de 50 km en busca de un abrazo, es un urbanización apartada, estoy conduciendo por una carretera de curvas, la zona es boscosa, pienso que luego tendré que volver de noche y decido reducir la velocidad e ir con más cuidado, si me mato que sea al volver, ahora no me lo puedo permitir, ahora voy en busca de uno de esos momentos de dicha, lo sé, me he vuelto especialista en coleccionar momentos, me miro en el retrovisor, estoy perfecta la felicidad ha empezado a inundarme y se me nota, voy a por mi abrazo prometido ese que tanta falta me hace, teniendo claro mi objetivo no me ha costado nada escoger a la persona más adecuada, a C.
  C es un fanático de la escalada, así se define el mismo, desde que nos vimos hace unos días en la playa nuestro deseo se ha centuplicado.  Sus pectorales me recuerdan al increíble Hulk y la envergadura de sus brazos abiertos no tiene nada que envidiar a la de un águila real planeando, cuando me ha envuelto con ellos he sentido que desaparecía en la inmensidad de su pecho, cuando le he pedido que me apretara un poco más y he notado su potencia en mis huesos a punto de crujir un haz de energía ha colmado mi cuerpo, de luz, de vida, de valor, de aliento.
   En todo momento me ha hecho sentir princesa, y puta, si, muy puta también, aunque tengo  que reconocer que nunca me habían sorprendido así y eso que una servidora ha vivido.
   Al aparcar delante de su casa siguiendo las indicaciones del Gps miro por última vez el móvil antes de picar al timbre, 6 mensajes, los leo....
   _Aparca delante
   _No ocupes ningún vado de los vecinos
   _La cancela verde de la calle te la dejo abierta
   _Entra...
   _En la puerta blanca de dentro empuja, detrás estaré yo.
   _Espero que te guste lo que te he preparado

   Me pongo muy nerviosa, camino temblando, empujo la puerta verde y la cierro tras de mi, sigo andando por el jardín de la casa, a mi izquierda una mesa de teka y cuatro sillas bajo un porche, no veo nada más, tan sólo una puerta blanca al fondo, me concentro en ella, la empujo, despacio a cámara lenta como si fuese una película de terror y estuviese entrando en el mismo infierno.
   Lo primero que veo es un pasillo largo salpicado por velas en el suelo insinuando el camino al pecado, está todo oscuro, abro más la puerta y entonces apareces, guapísimo, con una sonrisa espléndida me recibes y lo primero que hacemos es juntar nuestros labios, tantos días deseando estos besos, tropezamos un poco con los dientes nuestras bocas no se conocen, en seguida nuestras lenguas se enroscan, me empujas un poco violento contra la pared y me aprisionas con tus pectorales contra ella sin dejar de besarme, te rodeo con mis brazos y cierro los ojos, en este momento no quiero ver, sólo quiero sentir.
   ¡Que duro estás! toque donde toque tu carne está prieta, y a la vez tierna y apetitosa, acariciarte me vuelve loba, caníbal, me apretujo contra ti demostrándote mi deseo y entonces noto tu miembro endurecido en mi vientre, ese es el principio del orgasmo que luego vendrá, empieza justo en ese momento...
   Mi bolso cae al suelo con un ruido sordo, me coges por los hombros me giras y me guías hasta el dormitorio siguiendo la senda de velas, escucho una música suave que no reconozco, desde la habitación llega una luz tenue, son más velas que hay por todas partes y entonces entro y veo la cama, está cubierta de pétalos de rosa, en una esquina sobre la mesilla una botella de cava y dos copas....
   ¡Que bonito! Me encanta, te digo.
   Entonces te acercas y me coges del cuello y me dices con un susurro....esto es sólo el principio....
   Nos fundimos de pie al lado del lecho en otro beso fogoso e interminable y ya noto subir ese rubor desde los genitales, poco a poco te inclinas haciendo que pierda el equilibrio y que no me quede más remedio que tumbarme en la cama, al hacerlo me invade una fragancia a rosas, intento incorporarme un poco pero no me lo permites.
   _Hoy serás mi puta, me dices con una voz completamente desconocida para mí, pues hasta ahora sólo hemos hablado en susurros.
   Te subes encima de mi sin tocarme, aguantándote a pulso y me vuelves a besar y poco a poco desciendes tu pelvis rozando tu bulto con mi pubis, llevamos la ropa, y ahora coges mis manos con fuerza y me las juntas ladeándome y te colocas detrás de mi mientras vas lamiendo mi cuello y me das tres o cuatro embestidas que ya apunta maneras de lo que va a ser la tarde.
   Me gustan los cambios de ritmo, me dices bajito al oído, y te daré así suavemente y te rozas lentamente pero presionando con fuerza, yo saco culo, para sentir tu excitación y entonces cambias de ritmo a embestidas más rápidas....Otras veces te daré así...sigues susurrándome, hasta clavártela en lo más hondo y mi cabeza viaja ya a ese horizonte en que estaré así, empalada, pero no quiero acelerarme, quiero disfrutar cada minuto, cada segundo y grabar este instante en mi cabeza y te incorporas para quitarte los pantalones, llevas un boxer rojo bastante henchido, esa visión me acelera la respiración, arriba llevas una camiseta negra de tirantes en tu magnífico cuerpo esculpido durante años de entrenamiento en la pared.
   Me desatas el cordón del pantalón, te ayudo a quitármelo y se atasca en los zapatos, me incorporo a ayudarte y estiras tu mano indicándome que me tumbe y te deje hacer, y seguidamente te llevas un dedo a la boca en ademán de silencio. Con habilidad me quitas las sandálias y eso que las que llevo hoy no son nada fáciles, lo consigues y estiras de mi pantalón de vaporoso algodón blanco que cae al suelo y yo me saco la parte superior mostrándote un conjunto de ropa interior con un estampado que imita la piel de serpiente, estamos cuerpo a cuerpo otra vez y repites la operación de acercarte y acariciarme con tu cuerpo, haciendo que el deseo aumente y me colmas de besos y ahora soy yo la que te arranco la camiseta, quiero ver tu torso desnudo y acariciar tu musculosa espalda que me vuelve loca, estás muy moreno y tienes la piel muy suave.
  Cuando disfrutas de una piel por primera vez la sensación es bestial, descubrir un cuerpo nuevo, ese que me había imaginado bajo la ropa y que ahora puedo tocar, chupo tus tetillas, tu pezón no sobresale si acaso noto una pequeña protuberancia en la punta de mi lengua, me gusta masajearte y lamerte.
  Chupo cada recodo de tu cuerpo y tú haces lo propio, en ningún momento me quitas el tanga sino que lo apartas, cuando ya llevamos un rato acariciándonos te levantas y traes un cubito de hielo, al pasarlo por mis pezones se ponen duros como el granito, te gusta hablar durante el acto, constantemente me vas diciendo frases, como ¡Te gusta chupar eh!, o ¡Chupa puta!...las órdenes van acompañadas de azotes en el culo, a veces no puedo evitarlo pero me entra la risa, te gusta dominar ya me lo habías dicho, pero a mí también así que hemos hecho el pacto de turnarnos, llevo un buen rato cabalgándote como una amazona y me hablas sin parar, ¡Te gusta eh! me dices, me explicas que la próxima vez invitaremos a un travesti y que nos lo pasaremos en grande, o me dices que te estás imaginando que follas con una actriz porno.
  Tenemos muchas horas por delante deben ser las 6 de la tarde y tengo que volver a casa a las 12 como Cenicienta, así que no hay prisa y me dejas que te cabalgue todo lo que me apetece, yo no me canso, podría estar así horas, cuando siento que me viene paro y te beso, cuando me relajo un poco y siento que esa necesidad de correrme afloja sigo cabalgando otra vez botando mis tetas ante tus atentos ojos.
  Tu polla no es muy larga pero es muy gruesa, siempre he preferido el diámetro a la longitud, me la como con ganas y te lamo los huevos y el agujerito del culo que previamente he empapado de saliva y acabo metiéndote el dedo gordo hasta el fondo mientras saboreo tu miembro por todos los rincones, y no paras de gemir y hablarme.
  Probamos diferentes posturas, ahora me pones a cuatro patas y empiezas a hurgar en mi culo y a dilatarlo con tus dedos y sigues hablando y me dices ¡Voy a follarte el culo! y me miras alternativamente a la cara y al trasero y me derrito al escucharte y te digo... empieza despacito....
  Y sólo la presentas en la entrada, noto una ligera presión y soy yo la que me la clavo lentamente, porque lo deseo, porque el placer es indescriptible, así que empujo hasta que poco a poco noto tu miembro totalmente hundido en mi puerta de atrás, y entonces empiezas a moverte despacio, las dos o tres primeras embestidas duelen un poco para luego dar paso al placer, a la gloria y cuando ya está totalmente abierto me follas tanto y tan intensamente como te apetece y me agarras con tus manos por las caderas y me das fuerte como me habías prometido.
  Llevamos varias horas follando y aún no nos hemos corrido ni tú ni yo, me doy cuenta que quieres que yo llegue primero al paraíso así que te cabalgo de nuevo hasta que llego a la puerta del jardín de las delicias y me voy con un largo gemido, y me tiemblan las piernas y noto palpitar mi clítoris y caigo encima de ti, aspirando el olor de tu cuello y me relajo.
  Cuando recupero el sentido decido hacerte una mamada inolvidable y te pregunto donde quieres correrte y me dices que en mi boca y te miro a los ojos mientras chupo y sigues explicándome guarradas, hasta que finalmente descargas toda tu esencia en mi boca, en mis dientes...deliciosa.
  Ummm que buena, exquisita polla lechera que lamo para no desperdiciar ni una gota hasta que la sensibilidad de tu glande ya no tolera mi lengua.

  Se que llevamos mucho rato, pero no pensaba que tanto se me ha pasado la tarde en un santiamén, tengo una hora de camino y apenas queda media hora para irme. Nos vestimos y charlamos un poco en tu porche, quedamos en vernos pronto...muy pronto.

  Gracias C, por esta tarde tan maravillosa.


martes, 28 de agosto de 2012

Dia de Playa



   Es mediados de agosto, hace un calor asfixiante, me levanto sudando sobre las sábanas y eso que duermo desnuda, son las ocho, muy temprano, pero es que hace un día tan bonito que parece que me perderé algo si sigo en la cama.
   Me pongo un café mientras buceo por el blog y añado una entrada, la anterior, la de cerrado por vacaciones, necesito desconexión total de mi mundo, de este también, preparo los bártulos de la playa y hago el desayuno para el pequeñajo antes de despertarlo.
   Estoy muy nerviosa porque he quedado con un desconocido en la playa, le llamaré C, le he conocido en una web de contactos, apenas si hemos hablado un poco y hemos visto cuatro fotos en nuestros respectivos perfiles, la verdad es que pinta muy bien, sólo hay una pequeña pega y es que los dos acudimos con nuestros hijos, así que poco puede pasar, pero no importa, sólo vernos, mirarnos, saber que a dos toallas de distancia hay una persona que me desea y que va al menos tan caliente como yo, ya me pone tontina.
   La mar está plana como un plato, la arena es de esa fina que se mete por todas partes, ondea la bandera verde y el cielo sobre nosotros es de un azul intensísimo, un día perfecto.
   Me dices por el chat cual es tu sombrilla y las que tienes al lado y como son calitas pequeñas no tardo nada en localizarte.
   Me instalo pegada a tu toalla y tengo algunos problemas colocando la sombrilla, básicamente el problema es mi poca fuerza, así que sin dudarlo te ofreces a ayudarme y....
   Me la clavas....
   Hasta el fondo....
   Para cabeza, que te embalas...
   Ahora puedo observarte mejor, me rozas sin querer pues estamos muy cerca, y me estremezco.
   Aunque has venido con un grupo de gente te he conocido a la primera, practicas escalada y tienes una espalda que parece la cubierta de un portaaviones.
   Estás buenísimo las fotos no te hacen justicia.
   Unto a mi hijo con crema protectora y le dejo que se vaya al agua, sentada en la toalla cojo el móvil y empezamos a charlar.
   Estás a un metro de mi, te veo por el rabillo del ojo y eso me da mucho morbo.
   Siempre he hecho top less desde que tengo tetas, pienso que algo tan bonito es para lucirlo y aunque hoy me he traído puesta la parte superior del bikini, que mi trabajo me ha costado encontrar uno en el armario que tuviera las dos piezas, acabo de decidir que no quiero marcas en mi piel, así que me lo quito y de la misma excitación mis pezones emergen ya tiesos y duros como antenas.
   Tecleas en tu móvil:
   _ Preciosos pechos a conjunto con el resto del cuerpo.
   _ Muchas gracias, me voy al agua_ te respondo, pues de los nervios y el calor he roto a sudar.
   Al acercarme al agua me invade un olor a alga, a salitre, a mar, de la arena hirviendo paso a la tibia humedad de la orilla, me meto caminando, moviendo el culo por supuesto, noto tus ojos clavados en mi trasero, ni un escalofrío el agua está caliente como caldo, había olvidado lo relajante y placentero que puede ser un baño en el mar, mi pequeño juega a hacer un castillo en la arena, está feliz, radiante, así que cojo carrerilla y me doy un chapuzón, buenísima, deliciosa, mis pechos se han comprimido al mojarse, los acaricio por debajo del agua y mis pezones se endurecen y apuntan al cielo.

                                                                        
   Miro hacia las toallas y te veo entrar en el líquido elemento, avanzo un poco hacia ti, hasta que el agua me llega justo por debajo de los pechos, quiero que los veas, que te excites imaginando que los acaricias, me fijo en ti, tienes un cuerpazo, veo tus hombros anchos y pienso en como será un apretón envolvente, deseo perderme ya en esos brazos y ni siquiera sabemos como suena nuestra voz, es el deseo comunicándose que no necesita palabras, cuerpo con cuerpo, puro, natural, instintivo.
   Llevas a tu hija de la mano, es más pequeña que el mío y tiene puestos los manguitos, así que no se separa de ti.
   Dentro del agua volvemos a acercarnos otra vez a un metro, nuestras miradas son ardientes de deseo.
   Mi hijo coge el disco y se viene al agua, empieza a lanzármelo y una de las veces lo tira muy cerca de ti, así que me acerco a buscarlo y por debajo del agua me coges brevemente por la cintura diciéndome un hola muy bajito, ese primer contacto me derrite y el deseo, ese monstruo que nunca descansa se convierte en obsesión.
   Me quedo cerca de ti, a pesar de que mi hijo me hace gestos para que me aparte un poco pues tiene miedo de darle con el plato de plástico a un desconocido.  En otro de esos lances, el disco vuelve a caer a tu lado, cuando lo cojo te pegas a mi por detrás y noto el bulto de tu bañador durísimo en mi culo y sin dudarlo empujo contra él.
   Contengo unas ganas locas de lanzarme a tu boca, giro la cabeza y miro tus labios, viciosos, pequeños pero carnosos y muy apetecibles, tu hija está cerca flotando ajena a todo mirándose las manos debajo del agua, sorprendida quizás de lo arrugadas que están las yemas de sus dedos, me separo y sigo jugando con mi pequeño y deseando que otra tirada de disco me lleve hacia ti.
   Así pasamos el día entre roces y miradas cómplices, en algún momento hemos podido murmurar unas breves palabras pero nos comunicamos por escrito.
   A las cuatro de la tarde me dices que queda poco para irte que tienes que recoger a un familiar en el aeropuerto, te marchas pero seguimos mensajeándonos por teléfono, te confieso que me gustas y haces lo propio.
   Ha sido un día de playa muy excitante, al llegar a casa mientras me ducho me masturbo pensando en ti, ahora ese deseo ha crecido y se ha convertido en ansia animal, en una bestia salvaje y ya estamos empezando a tramar con vernos otro día sin carabina.

   Lo que ocurrirá con C, os lo contaré en le próximo relato.