"No quiero ser esclava de mis pasiones, quiero vivirlas, sentirlas, disfrutarlas"

domingo, 6 de octubre de 2013

El probador


         (Me ha salido un relato kafkiano, disfrutadlo)




    Cuelgo mi ropa de dos pequeños pomos que sobresalen de la pared a medida que me voy desvistiendo, me pruebo la camisa de seda negra que con mi piel bronceada queda fantástica, compruebo hasta donde tengo que desabrochar los botones para dejar asomar la puntilla del sujetador, a continuación y sin quitarme la camisa, me pruebo el pantalón blanco de pitillo, es de cintura baja y no del todo opaco, mi tanga oscuro esboza una forma de gaviota en vuelo en mi culo, es perfecto.

    Me quito la camisa y los pantalones, los dejo sobre la barra de la cortina del probador, me recompongo el sujetador y el tanga, y me entretengo mirándome en los espejos posicionados de forma que me veo la espalda, la nuca apetitosa, mi columna que acaba en dos hoyuelos justo encima de mi firme trasero, sonrío satisfecha con la retaguardia de mi cuerpo.

    Me giro a recoger mi ropa para vestirme y...

    ¡No hay nada!, sólo mi bolso, no está ni la que me he probado, ni la mía, me miro en el espejo con mis zapatos de tacón y mi ropa interior.    
   
    Abro apresurada el bolso_sabiendo que contiene tantos objetos_ ,buscando algo que me sirva. El paraguas es un opción, es mejor salir del probador con él que sin nada. Pañuelos de papel, pienso en si es viable hacerme un vestido de pañuelos, lo descarto. El móvil, llamo, ¿A quién?, lo descarto. Saco la cabeza entre la cortina y el marco de la entrada al probador, en el pasillo más probadores de los que provienen risas y murmullos, una trabajadora pasa apresurada con un montón de ropa en los brazos, la llamo, va tan deprisa que no me oye.

    Entonces veo salir un joven al fondo del pasillo, por una puerta que reza: almacén, sonríe y su mirada se clava en mis ojos, arquea las cejas en un gesto interrogatorio, lleva la ropa de empleado del establecimiento y le sienta estupenda, se acerca a mí.

    _¿Te falta algo?_me pregunta.

    _Verás, entra _y abro más la cortina y tiro de él para meterle dentro.

    _Alguien me ha cogido la ropa, la mía_le digo sonriendo.

    _Estás perfecta así_me responde con otra sonrisa mientras me agarra por la cintura y se acerca a mí. 

  Y se inclina sobre mí, besándome y acariciándome las tetas, siento sus potentes brazos sujetándome, con uno sólo me envuelve mientras con el otro investiga todo mi cuerpo, me acaricia con su enorme mano que se acaba metiendo por el sujetador para descorchar un pecho, lo soba con movimientos circulares suaves, mi pezón duro como una piedra tropieza con sus dedos, irresistible, se lo mete en la boca y lo succiona y lo lame y ya siento cosquilleos en mi vulva y sigue lamiéndolo, me da un mordisquito en la punta que me estremece, un beso en la boca con lengua ardiente, y sus manos que se dirigen ahora a mi tanga, lo aparta y pasa sus dedos entre mis labios cerrados que se alteran receptivos, enrojecen, se hinchan, mi almejita que se inunda sólo de pensar que todo esto está ocurriendo en un probador, me gira y apoyo las manos en la pared, con sus dedos se abre paso en mi vagina mientras se baja el pantalón y el calzoncillo de una vez, se oye hablar al lado, veo por primera vez su miembro erecto, lo deseo, deseo lamer, me agacho a saborearlo, lo empapo con mi lengua, el escroto, el pene en toda su longitud, el glande suave, resbaladizo, ahora lo meto entero en mi boca, hasta la garganta..

   Me separa y me vuelve a girar sobre mi misma, noto como abre mis pliegues genitales con sus dedos otra vez, acerca su miembro a mi sexo, éste lo desea, hace un amago de meterla y mi deseo aumenta, y ahora sí, la mete hasta la mitad lentamente y luego empieza a empujar un poco, y otro poco más, hasta que estoy totalmente empalada contra la pared. Y empieza unos movimientos rítmicos, suavemente al principio y que poco a poco se van intensificando, me coge de la cintura moviéndome a su voluntad, intento reprimir los jadeos, pero se me escapan ruidos guturales que espero se confundan en el runrún ambiente, está moviéndose como un conejo ahora, y mi vagina se encharca, la tiene muy dura, y cierro los ojos y me concentro en el placer de sentirme llena y empieza a acariciarme el clítoris mientras me sigue penetrando y yo acompaso sus movimientos, me sincronizo con él, busco el encuentro de mi pelvis con la suya, y cada vez que entra hasta el fondo atraigo a mi cabeza fantasías que me estimulan, por ejemplo que lo hago con un antiguo amante de pene colosal, cerrando los ojos todo es posible y así imaginando y con cada uno de sus envites voy llegando a esa barrera, es una linea invisible donde hay un punto de no retorno, lo mejor del camino, si pudiera mantenerme en esos segundos previos a la gloria, a veces lo intento pero acabo cayendo gustosamente por el precipicio, siento un hormigueo en mi clítoris, una especie de corriente eléctrica de bajo voltaje y llega mi orgasmo, esa ola de placer inconmensurable y no me lo callo porque no puedo y con un gemido continuo y medio ahogado, llego al más infinito de los cielos.

    Me doy la vuelta sentándome en la banqueta al lado del bolso, si no lo hago ya, voy a perder el equilibrio, me tiemblan las piernas, tengo su pene ahora a la altura de mi boca y está muy excitado, una carcajada en un vestidor contiguo me tensa, mi respiración es todavía jadeante, su miembro es largo y delgado en forma de palo, lo tomo entre mis manos y lo hago vibrar mientras mi boca revolotea por la punta de su glande, y lo chupo, una y otra vez, acaricio sus huevos y toda la zona perianal mientras sigo chupándole.

    _Fóllame la boca _le digo emocionada.

    Y entonces apoyo mi cabeza en la pared y empieza a moverse metiéndola y sacándola de mi boca, cada vez más rápido y más profundo, sé que ahora él también está muy cerca, noto cada vena de su miembro latiendo en mi mano, los cuerpos cavernosos del pene duros ahora como callos, ya lo tengo aquí. Murmura sudoroso un... sí, sí, sigue, así que abro la boca y le miro, saco mi lengua, indicándole donde lo quiero, y entonces brota su orgasmo, su miel, como un sifón me inunda toda la boca de semen...

    ¡Que excitante ha sido!

    Se empieza a recomponer la ropa y le digo que por favor me traiga la mía, me dice que ha sido impresionante y que ahora mismo da aviso al encargado para que me traigan mi ropa.

    Menos mal, ya me estaba imaginado atravesar la tienda en cueros, me limpio un poco con un pañuelo mientras espero, no se donde tirarlo así que lo meto en el bolso.

    Me quedo sentada en la banqueta, esperando, tan desnuda me siento vulnerable.

   Se abren las cortinas, me tapo los pechos cruzando los brazos, es un hombre bajo y fornido, en una placa que cuelga de su pecho leo... encargado, se ha colado dentro y ha cerrado, lleva pantalón de vestir con la camisa por dentro y corbata verde manzana, un cinturón de cuero oscuro y debajo un bulto enorme.

    _Mi ropa_ le digo, alguien se la ha llevado.

   _Si Srta. No se preocupe le están buscando su ropa y en caso de no encontrarla le traeremos otra.

    Mientras me habla no puedo dejar de mirar el bulto del pantalón de pinzas, no sé si es por esas pinzas, pero el misterioso paquete parece mucho más grande de lo normal y encima está a la altura de mi vista, así que me cuesta disimular.

    Me descubre mirándole la entrepierna, me coge la mano y la coloca en su paquete, el tamaño me impresiona, mi almejita se adelanta a todo expresando su predisposición con un chorrito de flujo cálido que acaba de manar de ella, con unas perspectivas así cobra vida propia, desata a la fiera que habita en mí y ya no me reconozco, bajo con habilidad la cremallera del pantalón de pinzas color caqui del encargado, un calzoncillo clásico de algodón blanco, se lo bajo, la sorpresa es de proporciones homéricas, ¡Madre mía! Hacía mucho que no me encontraba una de semejante raza, la tiene ligeramente torcida a la izquierda y totalmente empalmada por las caricias de mi mano.

    _¿No estamos en el probador?, pues esto hay que probarlo_le digo mientras se la cojo con una mano y me incorporo mirándole a los labios.

   Entonces nos besamos, tiene los labios finos, casi me da la sensación que son labios femeninos, es un beso cálido, delicado.

    _A eso he venido_me dice al separar nuestras bocas.

   Y la agarro con mis manos menudas, me cabe una encima de la otra y todavía me sobra un trozo de pene y todo el glande, larga y además gruesa_cuanto lujo para mi cuerpo_ me siento y con las dos manos y mi boca me dispongo a elevarla a su máximo exponente, y mi cabeza imaginando ya que una de esta índole me penetra, la chupo por ambos lados, ya sólo el glande es espectacular, lo meto en mi boca y presiono con mis labios y ahora sí, abro la boca todo lo que puedo y doy la primera pasada completa, empapándola, se la mamo un buen rato, su miembro y todos sus ornamentos, sus huevos bailotean en mi boca mientras sigo masturbándole, hasta que se aparta de golpe y se la coge por la punta presionando para contener lo incontenible.

    Me pongo de pie y me giro de espaldas, la necesito dentro de mí, la cojo con mi mano y la guío a mi abertura, cuando noto como entra poco a poco es como si mi vagina se expandiera a los cuatro puntos cardinales, va despacio, abriéndose camino, porque aunque acaban de penetrarme, el paso para una de su casta todavía queda estrecho, relajo los músculos de mi pelvis, aflojando cualquier resistencia, se agarra fuerte a mis caderas y empieza a entrar y salir, rítmicamente, la sensación de plenitud cuando está dentro es magnífica, presiono los músculos de mi vagina, para atraparla, cada vez que lo hago murmura un... ¡Dios que bueno!.

    Le pregunto donde quiere terminar, me dice que dentro de mí, busco en el bolso un condón, los que tengo precisamente son grandes, cuando los compro no es para un plan en concreto, así que los compro pensando en lo que me gustaría encontrarme, lo abro mientras me sigue penetrando, cojo el capuchón de la goma con mis dedos, me la saco y me siento en el banco para enfundarla mientras le miro picarona a los ojos, en pocos segundos ya está otra vez dentro de mi cuerpo, clavándomela, hasta el fondo, con una mano masturbo mi clítoris, escupo entre mis dedos para empaparlo y que se deslicen más suavemente, y giro mi cabeza buscando sus besos, y cada vez que me penetra empuja al fondo de mi vagina, dilatándola, y mi imaginación vuela al encuentro de mis fantasías y ya quiero abandonarme, deslizarme por ese laberinto de placer... Y llega mi orgasmo, como una ola me sumerge en la grandeza del gozo, mis gemidos cambian de intermitentes a continuos, me tapa la boca con sus manos, qué delicia, una embestida más y su placer acude a culminar el mío, oigo sus jadeos cortos, acompasados a cada esfuerzo de su miembro dentro de mí.

    La saca aún bastante erecta, se quita el condón le hace un nudo, se lo guarda en el bolsillo del pantalón de pinzas y se apoya en la pared.

    _Tenía razón el mozo, eres fantástica_me dice con una sonrisa.

    _Gracias, el placer ha sido mío_le contesto_ pero ahora por favor, si es Ud. tan amable de traerme la ropa.

    _No se preocupe_me dice también tratándome de Ud. En seguida se la traen.

   Se recompone el atuendo, se mira al espejo, saca un pañuelo de tela perfectamente doblado y se seca el sudor de las patillas, la nuca y las sienes, se pasa los dedos por el flequillo, guarda el pañuelo y se marcha teniendo mucho cuidado al abrir las cortinas.

   Sigo sentada en la banqueta, pensando en los momentos morbosos vividos, saco otro pañuelo de papel y me limpio la vulva, lo guardo en el bolso, la luz ultravioleta del vestidor provoca que vea cada imperfección de mi piel, cada granito es magnificado, pienso que hubiera sido mejor venir con medias, pero claro quien iba a imaginar algo así...

   La espera se prolonga unos quince minutos, al cabo de los cuales se abren de un golpe las cortinas y entran dos chicas, son empleadas, la que tiene el cabello corto_estilo chico_, cierra igual de rápido las cortinas y coge de las mejillas a la otra mucho más femenina y se abalanza sobre su boca, ni siquiera sé si me han visto, empiezan a magrearse, se desvisten frenéticas sin soltarse los labios, se acarician mutuamente los pechos por encima del sujetador, yo miro la escena y sin querer me excito, cuando veo desaparecer una mano bajo una falda la bestia se despierta, empiezo a acariciarme los pechos, me pongo de pie y me uno a la fiesta, acaricio sus espaldas, entonces dejan de besarse y me acogen en el corro con sus brazos, la chica rubia de pelo largo_la más femenina_, me besa, tiene labios gruesos y sus besos son muy ardientes, me gustan esos besos calientes que no sólo se dan con la boca sino con todo el cuerpo, la otra chica ya ha sacado mis tetas por encima del sujetador y los está chupando, mi vulva otra vez que se moja y ya estoy deseando unos dedos finos y delicados dentro de mi cuerpo...

   Yo acaricio las nalgas de la rubia, veo mi mano en el espejo deslizarse por su culo redondo, tiene un precioso motivo floral tatuado al final de la columna, desde atrás estiro los dedos para llegar a su sexo, paso un dedo por el centro de la costura de sus labios, está empapada, hago movimientos rotatorios con un dedo cada vez más atrevidos en la puerta de entrada y subo buscando su clítoris, la otra chica investiga a su vez mis pliegues genitales, mete un dedo dentro de mí con mucha facilidad, está más que abierto después de la visita del hombre-pene, pone su índice tieso y lo mete hasta el fondo, presionando con los nudillos en la entrada de mi vagina, maravilloso placer...

   Busco con mi otra mano el sexo de la otra chica, pero está ocupado por las manos de la rubia, así que me dirijo a sus senos, quiero recompensar el placer que me otorga, sus pechos son como aquellos interruptores antiguos de baquelita, apenas unas protuberancias bajo sus pezones, duros como almendras, deliciosos como unos pechos de adolescente, los succiono, los lamo, los deseo, y ella sigue penetrándome y yo hago lo mismo con la rubia que se deshace en gemidos, y así estamos un rato haciéndonos deditos, y disfrutando.  Ellas dos se corren, primero la rubia e instantes después su compañera. A mí, pensar que ya han terminado me apacigua y me separo de las dos y vuelvo a la que ya es mi banqueta.

   Se terminan de vestir, se dan tres o cuatro piquitos, me miran y la chica rubia me dice...

   _Ha estado genial_ ¿A que sí?

   _Sí, la verdad es que ha sido muy bueno_le respondo.  Pero... por favor... entré a probarme ropa y en un descuido desapareció todo, mi ropa y la que me estaba probando, no sé si podéis hacer algo y traerme mis tejanos y mi camisa o cualquier cosa para taparme.

   _Eso ha sido Claudia, dice la chica morena, cuando ve ropa colgada de las cortinas arrambla con todo para ordenarla, no es la primera vez que pasa. Vamos a buscarla.

   _Os lo agradezco_ les digo cuando se marchan.

   Mientras espero, pienso que ha sido muy excitante, vaya experiencia para mi memoria, vuelvo a bucear en mi bolso, llevo bastante tiempo aquí, cojo el móvil para consultar la hora, 5 mensajes, es mi novio que quiere que nos veamos esta noche, pienso en el arte que tiene con el cunnilingus, en los barridos que me hace con su lengua, en sus brazos tirando de los míos, atrayéndome hacia él, para que mi sexo se empotre en su boca y me vuelvo a excitar, deslizo mi mano pubis abajo, tensando mi dedo índice que se abre camino entre mis labios como la lanzadera de un telar, y empiezo a pensar en la almejita encharcada de la rubia, en los pechos de botón de la morena, en el enorme miembro del encargado, o en las grandes manazas del mozo de almacén, me estoy metiendo un dedo, resbalando, en un probador cercano unas risas. Si supieran..., si este probador hablase..._pienso picarona.

   A las cortinas les falta un palmo para llegar al suelo, así que me dará tiempo a parar si vienen a traerme la ropa, sigo acariciando mi bultito, y vuelvo a pasarle diapositivas a mi cerebro de los últimos instantes vividos, esos momentos quedarán en mi memoria para siempre, y sé que más de una vez serán mi estímulo en mis noches hedonistas, me chupo los dedos para seguir acariciando mi clítoris...

   Veo dos pares de botas militares tras las cortinas...

   _¿Es éste?_dice una voz.

   Me da el tiempo justo de sacar mi mano de donde está y coger mi bolso para taparme, las cortinas se abren de golpe, dos empleados de seguridad, uno de ellos de muslos rollizos y las costuras del pantalón a punto de reventar, el otro alto y muy delgado, sus porras me impresionan.

   _Envuélvase en esto_dice el larguirucho mientras me tiende una sábana.

   _Alguien se llevó mi ropa_les digo.

   _Sí, ya, ¡A otro perro con ese hueso muchacha! _me dice con el semblante muy serio.  Le dejo las cortinas cerradas mientras se cubre, estamos esperando a la policía, va a ser detenida, la han denunciado por escándalo público, al parecer ha habido sexo en el probador y otras personas que estaban aquí se han sentido ofendidas. ¿Pero, cómo se le ocurre algo así?

  _Y lo que he disfrutado.... ¿No cuenta?