"No quiero ser esclava de mis pasiones, quiero vivirlas, sentirlas, disfrutarlas"

domingo, 8 de julio de 2018

Tengo mono de ti



Mono de esas chispas que saltan cuando me rozas
Tus manos son el pedernal
Mi cuerpo la yesca seca que se incendia en un segundo
Arde mi carne firme
Me acaricias...
Hasta llevarme al filo del colapso...
Del desmayo...
Deseos de tu cuerpo cálido
De tu húmeda lengua
Exploradora hambrienta...
Te enlazo con mis piernas
Ansia de hombría
Te exijo más
Momento vital cuando te fundes en mí...
Arrancándome gemidos de placer
Miradas cómplices se abrazan en el aire...
Tengo mono de ti
Un dedo firme sella mis labios exigentes
Y me envuelves con tu lento vaivén
Meciéndome con ternura
Una marea de placer me arrastra...
Dame otra dosis de ti
De ese veneno que me das a gotero
Mi cuerpo sintiendo tus caricias
Mis manos que se demoran en tu sexo
Delicadas presiones
De tus manos en mis pechos
Quiero refugiarme en este instante
Anidar aquí
Que no se rompa...
Besos que son océanos donde perderse
Estoy venciendo al destino
Atrincherándome en este momento presente
Sabiendo lo que sé...
Lloro hacia dentro unas lágrimas por él
Por mí, por mi sombra encadenada a ti
Al terminar me tomas en tus brazos
Me cobijo en tu pecho
Y disfruto este bello instante


domingo, 1 de junio de 2014

Me encanta así



Me encanta así...
Despacio, cuando tú ya te has corrido
al menos una vez...
Gozándote, sintiendo cada empujón,
disfruto de tu cuerpo, de tu sexo
mojado y caliente...
Es delirante...

martes, 13 de mayo de 2014

Que se mueran de celos



Y si hoy te da una pájara, mientras vas a rueda con el grupo, piensa que ellos quizá tengan más fondo, pero tú vas más sobrado de amor...
Dilo y que se mueran de envidia.
Diles que conmigo no necesitas relevos, que te reservas en las etapas llanas y que eres especialista en el sprint final...
Diles que conmigo haces cuatro puertos en cada jornada y que para ti es un paseo por una alfombra,,,
Diles que conmigo quemas más calorías y que no necesitas ni avituallamiento, ni gel, ni vitaminas...


Diles como me haces el bailón, como me metes la biela, como ruedas encima de mí sin cadena...
Cuéntales y que se les coman los celos...
Diles que por el día hacemos el Tour, por las noches El Giro y de madrugada La Vuelta...
Diles como me tocas el buje hasta que me saltan los piñones y las zapatas de felicidad...
Diles a tus amigos cazaetapas,
que ayer te acostaste un poco tarde porque hicimos
una contrareloj.

Mañana vamos a arder



Mañana vamos a arder
En el fuego de la pasión encendida
Mañana nos quemará la piel
Ahí donde nacen los deseos
Con toda la ropa desprendida
Mañana quiero que me poseas
Como lo haría un hambriento ante comida
Como si te fuera la vida
Mañana quiero que me destroces
Que me partas
Quiero oirte gruñir de placer
Que me provoques
Con la intención perversa de complacerme
Que me ames
Como sólo tú sabes
Y así en un par de horas
De viaje por los cielos
En la fuente de todos los anhelos
Apagaremos la llama
Amándonos a media tarde
Con el sol entrando por la ventana.

lunes, 17 de febrero de 2014

No se que me das amor



  No se que me das amor,
  Que provocas en mí un estallido de palabras. eres el que impulsa mi pluma,
mi musa, mi numen, mi aliento...
  Contigo dejo de ser jornalera de vocablos para convertirme en alquimista
de versos, en artesana de las letras.
  Contigo quiero ser orfebre de las palabras y describirte a que huele la música
de las flores, mostrarte a que sabe el canto de los pájaros y explicarte que las
emociones pueden ser de colores.
  Contigo no me rindo ante la hoja en blanco...

  Te pienso...

  Y brota entonces mi verbo, como un manantial, cientos de términos eruditos
con los que quisiera expresar un sentimiento, el mismo que todos alguna vez hemos sentido, pero con palabras que nunca nadie ha dicho.
  Como una explosión en cadena, exprimiendo el idioma, va saliendo el poema...
Y quisiera inventar frases para que las leyeras y con ellas volases, escribirte en dialecto en clave, o en mi propio argot.
  Porque yo sé que me entiendes cuando te hablo de hilos rojos, de subir a las nubes o de los viajes siderales.
  Y en mitad de toda esta verborrea brillante me despierto y veo que no estoy en el Nirvana, ni en tus brazos y que tu lado de la cama está desierto.
 
Y vuelvo a ser proletaria de emociones escritas, obrera de notas sin valor, una mera
archivera de memorias, pretendiendo emular a un maestro escritor.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Me haces volar








   T
ras un beso fogoso me pides un deseo y yo atenta te escucho.


   —Dedícame un relato —me dices. No el mejor que hayas escrito, uno que sea nuestro.

   Te respondo que de acuerdo.

   Y éste es el relato, o más bien una historia verdadera que vivo con mucha pasión.

   Lucas es muy guapo, hace deporte, se cuida y está muy muy duro, le conocí primero a través de una foto y aunque me pareció atractivo, pensé que era un hombre muy serio. Pero eso sólo pasa en las fotos, en directo Lucas es encantador.

   En nuestro primer café ya sabíamos que nos acostaríamos, yo al menos lo sabía, pienso que una mujer siempre lo sabe. Yo deseé hacerlo nada más conocerle en esos primeros 15 segundos en que las mujeres tomamos la decisión y encima descubrí que con él... lo podía decir, él piensa como yo, que una mujer puede desear sin ser una puta, que una mujer también puede gozar de su cuerpo libremente.


   Nuestra primera vez transcurre con muchos nervios, tenemos esa edad en la que hemos desterrado la vergüenza, pero a Lucas le tiemblan las manos mientras me desnuda.


   Y yo no quiero que esté nervioso...


   Quiero que se sienta bien...


   Pongo un poco de música...


   Quiero que se relaje...


   Que se abandone a mis caricias, esa es mi pócima secreta si es que tengo una, intentar que la persona con la que estoy se sienta bien conmigo y disfrute ese momento igual que hago yo.


   Nos hemos quitado la ropa el uno al otro pero con un poco de prisa, los dos anhelamos juntar nuestra cuerpos.


   Nos abrazamos y nos besamos con pasión desenfrenada, deseos amontonados que ahora se hacen realidad. Nuestros cuerpos rozándose, cada vez más calientes, sus manos, grandes, fuertes, recorriendo cada centímetro de mi piel, que reacciona, cada poro se yergue al paso de sus caricias, estremeciendo todo mi ser.


   —Te deseaba— me dices al oído.


   Lucas acaricia con pasión, acaricia con las manos, a besos, con la lengua, te envuelve con todo su cuerpo.


   Me gusta cuando estamos de pie y me agarra por la cintura y me atrae con firmeza hacia él como en un paso de tango. O cuando en la cama me da una vuelta de 180 grados con una sola mano con una facilidad pasmosa, en esos momentos me entra la risa, no lo puedo evitar, desde luego no opongo resistencia y me dejo voltear a la postura que él quiera, si se lo propone puede arrancarme un orgasmo desde cualquiera de ellas.


   Ha descubierto muy deprisa como complacerme, ya se sabe todos los rincones de mi cuerpo y disfruta haciéndome gozar.


   Le encanta hacerme llegar a las puertas del cielo muy despacio, siente como me acerco, como un tren de mercancías descarrilando en una curva, la fuerza centrífuga me hace pegarme a él, mi aliento en su cuello, el suyo en el mío, mis jadeos, sus jadeos.


   —Venga suéltalo —me dice. Lo tienes ahí. Dámelo.


   Y jadea conmigo...


   Y me pego a él con todo el cuerpo, quisiera meterme dentro, mis manos le buscan, una en su culo, la otra en su espalda, para apretarme más contra él, y empieza la danza de fuego y estoy ya que no puedo...


   Y entonces nos buscamos la boca, mi lengua acelerada le excita y su miembro se pone más duro dentro de mí.


   Y entonces me abandono, me entrego al placer, y me dejo caer desde fuera de la galaxia donde me ha llevado, durante el vuelo me abraza, me acaricia la espalda y los brazos intentando en vano calmar mi vello erizado que se me va a salir de la piel.


   Tremendo...



   Pero si hay una postura que le pone especialmente cachondo es el coito a tergo, o vulgarmente conocida como la postura del perrito, yo a cuatro patas y el de rodillas detrás, Lucas es muy visual, le encanta mirar el lugar donde se unen nuestros cuerpos, le gusta ver bailar las dos mitades de mi culo, le pierde la curvatura de mi espalda y los dos hoyuelos que tengo encima del trasero, a él le excita que yo me toque mientras me está penetrando y a mi lo que me encanta es llevarle hasta el final con mi boca, despacio y deprisa, empapando, apretando, llegar al borde del precipicio y parar y acariciarle el culito, sus ingles, sus tetillas apenas dos puntitos en su extenso pecho, un beso ardiente y desde el principio volver a empezar y así me pasaría horas, mejor, toda la eternidad.


   Dice Lucas que otras mujeres con las que había estado eran como palos que no se movían en todo el rato y yo la verdad es que esas cosas no las entiendo.


   ¿Si no vas predispuesto a disfrutar para que te pones?


   Yo no es que colabore, es que disfruto como con nada, lamo, chupo, beso, acaricio, incluso doy azotes en el culo.


   Me masturbo, me retuerzo, me fundo, me entrego en complacer y puedo decir que siempre he tenido una vida sexual estupenda y que desde que conocí a Lucas es lo más.


   Gracias por todas las veces que me has hecho volar....


   Y las que nos quedan.


sábado, 1 de febrero de 2014

Tú lo haces tan facil amarte



   Tú lo haces tan fácil amarte...
   No soy yo, son tus manos que me envuelven como una niebla baja que desdibuja el camino.
   Pero tú ese camino te lo sabes de memoria, sabes dónde y cómo tocarme, como el que enciende un interruptor me conectas y saltan chispas y fuegos artificiales hasta que se me incendia la piel.
   Hoy cuando me deslizaba sobre tu lengua, estaba allí arriba, más arriba del cielo, parecía que sólo un segundo me faltaba, pero mi cerebro que es muy perverso deseaba tu miembro, jadear con esa porción de ti en mi boca y ahí quisiera detener el tiempo en ese momento, en posición numérica y los dos a punto de picar a las puertas del cielo...
   Y el sol de media tarde que entra por la ventana, tus ojos guiñados, la pose de tus labios que parecen hablarme y me dicen que estás llegando y la siento en mi mano, dura como una piedra, como un palo y me miras a los ojos mientras me explota en la boca la miel que me das.
   Has dejado atrás el cielo y el sistema solar, y desde fuera de la galaxia me miras...
   Oye, pero no te quedes allí, vuelve al calor de mis brazos, un beso con sabor a sexo, mi mejilla en tu pecho...
   En ese instante me pellizco el cuerpo, sí, todo está bien, no lo he soñado, es cierto.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Desilusión

En el saco roto de mi desilusión
estás sembrando tus palabras
y brotan de ellas las promesas
incumplidas, tantas...., todas.
Las razones del abuso y el maltrato.
¡Qué desilusión!
¡Qué lástima!
Ya no duermo a tu lado.
Ya no volamos.
Cuando la vida repartió sus cartas
a mi me dio una mala mano
y a ti la banca.
Pero ahora empieza tu realidad
tu nueva vida, tu rutina sin mí.
Ahora somos dos gotas en el mar
tú cumple tu ilusión y navega
y yo por las mareas me dejaré llevar.
No creo que nos volvamos a cruzar.
Ya no oigo tu corazón.
Ya no me llega.


jueves, 5 de diciembre de 2013

Besos de miel



Hay besos que te hacen sentir un escalofrío que recorre tu espina dorsal llegando a cada rincón del cuerpo y otros que son completamente insulsos y prescindibles, que no producen ni frío ni calor.

Que parecido a leer, hay libros que te atrapan en su historia desde la primera línea y te sumergen en otro tiempo o en otra dimensión pudiendo casi vivir los hechos, y otros que para acabártelos tienes que hacer un esfuerzo titánico, que te los terminas más por decir... —Me lo he leído— y así podré opinar, que porque realmente se esté obteniendo ningún placer con ello.

Pero..., y escribir, escribir una de esas fantasías que te secuestran en la primeras palabras y no puedes dejar de leer hasta el final, provocar sensaciones y emociones, saber que otro se deleita con tus letras, que incluso se excita, incitar a otra mente a volar, esa pasión sólo es comparable a esos besos que se dan en la boca y se sienten entre las piernas.

domingo, 6 de octubre de 2013

El probador


         (Me ha salido un relato kafkiano, disfrutadlo)




    Cuelgo mi ropa de dos pequeños pomos que sobresalen de la pared a medida que me voy desvistiendo, me pruebo la camisa de seda negra que con mi piel bronceada queda fantástica, compruebo hasta donde tengo que desabrochar los botones para dejar asomar la puntilla del sujetador, a continuación y sin quitarme la camisa, me pruebo el pantalón blanco de pitillo, es de cintura baja y no del todo opaco, mi tanga oscuro esboza una forma de gaviota en vuelo en mi culo, es perfecto.

    Me quito la camisa y los pantalones, los dejo sobre la barra de la cortina del probador, me recompongo el sujetador y el tanga, y me entretengo mirándome en los espejos posicionados de forma que me veo la espalda, la nuca apetitosa, mi columna que acaba en dos hoyuelos justo encima de mi firme trasero, sonrío satisfecha con la retaguardia de mi cuerpo.

    Me giro a recoger mi ropa para vestirme y...

    ¡No hay nada!, sólo mi bolso, no está ni la que me he probado, ni la mía, me miro en el espejo con mis zapatos de tacón y mi ropa interior.    
   
    Abro apresurada el bolso_sabiendo que contiene tantos objetos_ ,buscando algo que me sirva. El paraguas es un opción, es mejor salir del probador con él que sin nada. Pañuelos de papel, pienso en si es viable hacerme un vestido de pañuelos, lo descarto. El móvil, llamo, ¿A quién?, lo descarto. Saco la cabeza entre la cortina y el marco de la entrada al probador, en el pasillo más probadores de los que provienen risas y murmullos, una trabajadora pasa apresurada con un montón de ropa en los brazos, la llamo, va tan deprisa que no me oye.

    Entonces veo salir un joven al fondo del pasillo, por una puerta que reza: almacén, sonríe y su mirada se clava en mis ojos, arquea las cejas en un gesto interrogatorio, lleva la ropa de empleado del establecimiento y le sienta estupenda, se acerca a mí.

    _¿Te falta algo?_me pregunta.

    _Verás, entra _y abro más la cortina y tiro de él para meterle dentro.

    _Alguien me ha cogido la ropa, la mía_le digo sonriendo.

    _Estás perfecta así_me responde con otra sonrisa mientras me agarra por la cintura y se acerca a mí. 

  Y se inclina sobre mí, besándome y acariciándome las tetas, siento sus potentes brazos sujetándome, con uno sólo me envuelve mientras con el otro investiga todo mi cuerpo, me acaricia con su enorme mano que se acaba metiendo por el sujetador para descorchar un pecho, lo soba con movimientos circulares suaves, mi pezón duro como una piedra tropieza con sus dedos, irresistible, se lo mete en la boca y lo succiona y lo lame y ya siento cosquilleos en mi vulva y sigue lamiéndolo, me da un mordisquito en la punta que me estremece, un beso en la boca con lengua ardiente, y sus manos que se dirigen ahora a mi tanga, lo aparta y pasa sus dedos entre mis labios cerrados que se alteran receptivos, enrojecen, se hinchan, mi almejita que se inunda sólo de pensar que todo esto está ocurriendo en un probador, me gira y apoyo las manos en la pared, con sus dedos se abre paso en mi vagina mientras se baja el pantalón y el calzoncillo de una vez, se oye hablar al lado, veo por primera vez su miembro erecto, lo deseo, deseo lamer, me agacho a saborearlo, lo empapo con mi lengua, el escroto, el pene en toda su longitud, el glande suave, resbaladizo, ahora lo meto entero en mi boca, hasta la garganta..

   Me separa y me vuelve a girar sobre mi misma, noto como abre mis pliegues genitales con sus dedos otra vez, acerca su miembro a mi sexo, éste lo desea, hace un amago de meterla y mi deseo aumenta, y ahora sí, la mete hasta la mitad lentamente y luego empieza a empujar un poco, y otro poco más, hasta que estoy totalmente empalada contra la pared. Y empieza unos movimientos rítmicos, suavemente al principio y que poco a poco se van intensificando, me coge de la cintura moviéndome a su voluntad, intento reprimir los jadeos, pero se me escapan ruidos guturales que espero se confundan en el runrún ambiente, está moviéndose como un conejo ahora, y mi vagina se encharca, la tiene muy dura, y cierro los ojos y me concentro en el placer de sentirme llena y empieza a acariciarme el clítoris mientras me sigue penetrando y yo acompaso sus movimientos, me sincronizo con él, busco el encuentro de mi pelvis con la suya, y cada vez que entra hasta el fondo atraigo a mi cabeza fantasías que me estimulan, por ejemplo que lo hago con un antiguo amante de pene colosal, cerrando los ojos todo es posible y así imaginando y con cada uno de sus envites voy llegando a esa barrera, es una linea invisible donde hay un punto de no retorno, lo mejor del camino, si pudiera mantenerme en esos segundos previos a la gloria, a veces lo intento pero acabo cayendo gustosamente por el precipicio, siento un hormigueo en mi clítoris, una especie de corriente eléctrica de bajo voltaje y llega mi orgasmo, esa ola de placer inconmensurable y no me lo callo porque no puedo y con un gemido continuo y medio ahogado, llego al más infinito de los cielos.

    Me doy la vuelta sentándome en la banqueta al lado del bolso, si no lo hago ya, voy a perder el equilibrio, me tiemblan las piernas, tengo su pene ahora a la altura de mi boca y está muy excitado, una carcajada en un vestidor contiguo me tensa, mi respiración es todavía jadeante, su miembro es largo y delgado en forma de palo, lo tomo entre mis manos y lo hago vibrar mientras mi boca revolotea por la punta de su glande, y lo chupo, una y otra vez, acaricio sus huevos y toda la zona perianal mientras sigo chupándole.

    _Fóllame la boca _le digo emocionada.

    Y entonces apoyo mi cabeza en la pared y empieza a moverse metiéndola y sacándola de mi boca, cada vez más rápido y más profundo, sé que ahora él también está muy cerca, noto cada vena de su miembro latiendo en mi mano, los cuerpos cavernosos del pene duros ahora como callos, ya lo tengo aquí. Murmura sudoroso un... sí, sí, sigue, así que abro la boca y le miro, saco mi lengua, indicándole donde lo quiero, y entonces brota su orgasmo, su miel, como un sifón me inunda toda la boca de semen...

    ¡Que excitante ha sido!

    Se empieza a recomponer la ropa y le digo que por favor me traiga la mía, me dice que ha sido impresionante y que ahora mismo da aviso al encargado para que me traigan mi ropa.

    Menos mal, ya me estaba imaginado atravesar la tienda en cueros, me limpio un poco con un pañuelo mientras espero, no se donde tirarlo así que lo meto en el bolso.

    Me quedo sentada en la banqueta, esperando, tan desnuda me siento vulnerable.

   Se abren las cortinas, me tapo los pechos cruzando los brazos, es un hombre bajo y fornido, en una placa que cuelga de su pecho leo... encargado, se ha colado dentro y ha cerrado, lleva pantalón de vestir con la camisa por dentro y corbata verde manzana, un cinturón de cuero oscuro y debajo un bulto enorme.

    _Mi ropa_ le digo, alguien se la ha llevado.

   _Si Srta. No se preocupe le están buscando su ropa y en caso de no encontrarla le traeremos otra.

    Mientras me habla no puedo dejar de mirar el bulto del pantalón de pinzas, no sé si es por esas pinzas, pero el misterioso paquete parece mucho más grande de lo normal y encima está a la altura de mi vista, así que me cuesta disimular.

    Me descubre mirándole la entrepierna, me coge la mano y la coloca en su paquete, el tamaño me impresiona, mi almejita se adelanta a todo expresando su predisposición con un chorrito de flujo cálido que acaba de manar de ella, con unas perspectivas así cobra vida propia, desata a la fiera que habita en mí y ya no me reconozco, bajo con habilidad la cremallera del pantalón de pinzas color caqui del encargado, un calzoncillo clásico de algodón blanco, se lo bajo, la sorpresa es de proporciones homéricas, ¡Madre mía! Hacía mucho que no me encontraba una de semejante raza, la tiene ligeramente torcida a la izquierda y totalmente empalmada por las caricias de mi mano.

    _¿No estamos en el probador?, pues esto hay que probarlo_le digo mientras se la cojo con una mano y me incorporo mirándole a los labios.

   Entonces nos besamos, tiene los labios finos, casi me da la sensación que son labios femeninos, es un beso cálido, delicado.

    _A eso he venido_me dice al separar nuestras bocas.

   Y la agarro con mis manos menudas, me cabe una encima de la otra y todavía me sobra un trozo de pene y todo el glande, larga y además gruesa_cuanto lujo para mi cuerpo_ me siento y con las dos manos y mi boca me dispongo a elevarla a su máximo exponente, y mi cabeza imaginando ya que una de esta índole me penetra, la chupo por ambos lados, ya sólo el glande es espectacular, lo meto en mi boca y presiono con mis labios y ahora sí, abro la boca todo lo que puedo y doy la primera pasada completa, empapándola, se la mamo un buen rato, su miembro y todos sus ornamentos, sus huevos bailotean en mi boca mientras sigo masturbándole, hasta que se aparta de golpe y se la coge por la punta presionando para contener lo incontenible.

    Me pongo de pie y me giro de espaldas, la necesito dentro de mí, la cojo con mi mano y la guío a mi abertura, cuando noto como entra poco a poco es como si mi vagina se expandiera a los cuatro puntos cardinales, va despacio, abriéndose camino, porque aunque acaban de penetrarme, el paso para una de su casta todavía queda estrecho, relajo los músculos de mi pelvis, aflojando cualquier resistencia, se agarra fuerte a mis caderas y empieza a entrar y salir, rítmicamente, la sensación de plenitud cuando está dentro es magnífica, presiono los músculos de mi vagina, para atraparla, cada vez que lo hago murmura un... ¡Dios que bueno!.

    Le pregunto donde quiere terminar, me dice que dentro de mí, busco en el bolso un condón, los que tengo precisamente son grandes, cuando los compro no es para un plan en concreto, así que los compro pensando en lo que me gustaría encontrarme, lo abro mientras me sigue penetrando, cojo el capuchón de la goma con mis dedos, me la saco y me siento en el banco para enfundarla mientras le miro picarona a los ojos, en pocos segundos ya está otra vez dentro de mi cuerpo, clavándomela, hasta el fondo, con una mano masturbo mi clítoris, escupo entre mis dedos para empaparlo y que se deslicen más suavemente, y giro mi cabeza buscando sus besos, y cada vez que me penetra empuja al fondo de mi vagina, dilatándola, y mi imaginación vuela al encuentro de mis fantasías y ya quiero abandonarme, deslizarme por ese laberinto de placer... Y llega mi orgasmo, como una ola me sumerge en la grandeza del gozo, mis gemidos cambian de intermitentes a continuos, me tapa la boca con sus manos, qué delicia, una embestida más y su placer acude a culminar el mío, oigo sus jadeos cortos, acompasados a cada esfuerzo de su miembro dentro de mí.

    La saca aún bastante erecta, se quita el condón le hace un nudo, se lo guarda en el bolsillo del pantalón de pinzas y se apoya en la pared.

    _Tenía razón el mozo, eres fantástica_me dice con una sonrisa.

    _Gracias, el placer ha sido mío_le contesto_ pero ahora por favor, si es Ud. tan amable de traerme la ropa.

    _No se preocupe_me dice también tratándome de Ud. En seguida se la traen.

   Se recompone el atuendo, se mira al espejo, saca un pañuelo de tela perfectamente doblado y se seca el sudor de las patillas, la nuca y las sienes, se pasa los dedos por el flequillo, guarda el pañuelo y se marcha teniendo mucho cuidado al abrir las cortinas.

   Sigo sentada en la banqueta, pensando en los momentos morbosos vividos, saco otro pañuelo de papel y me limpio la vulva, lo guardo en el bolso, la luz ultravioleta del vestidor provoca que vea cada imperfección de mi piel, cada granito es magnificado, pienso que hubiera sido mejor venir con medias, pero claro quien iba a imaginar algo así...

   La espera se prolonga unos quince minutos, al cabo de los cuales se abren de un golpe las cortinas y entran dos chicas, son empleadas, la que tiene el cabello corto_estilo chico_, cierra igual de rápido las cortinas y coge de las mejillas a la otra mucho más femenina y se abalanza sobre su boca, ni siquiera sé si me han visto, empiezan a magrearse, se desvisten frenéticas sin soltarse los labios, se acarician mutuamente los pechos por encima del sujetador, yo miro la escena y sin querer me excito, cuando veo desaparecer una mano bajo una falda la bestia se despierta, empiezo a acariciarme los pechos, me pongo de pie y me uno a la fiesta, acaricio sus espaldas, entonces dejan de besarse y me acogen en el corro con sus brazos, la chica rubia de pelo largo_la más femenina_, me besa, tiene labios gruesos y sus besos son muy ardientes, me gustan esos besos calientes que no sólo se dan con la boca sino con todo el cuerpo, la otra chica ya ha sacado mis tetas por encima del sujetador y los está chupando, mi vulva otra vez que se moja y ya estoy deseando unos dedos finos y delicados dentro de mi cuerpo...

   Yo acaricio las nalgas de la rubia, veo mi mano en el espejo deslizarse por su culo redondo, tiene un precioso motivo floral tatuado al final de la columna, desde atrás estiro los dedos para llegar a su sexo, paso un dedo por el centro de la costura de sus labios, está empapada, hago movimientos rotatorios con un dedo cada vez más atrevidos en la puerta de entrada y subo buscando su clítoris, la otra chica investiga a su vez mis pliegues genitales, mete un dedo dentro de mí con mucha facilidad, está más que abierto después de la visita del hombre-pene, pone su índice tieso y lo mete hasta el fondo, presionando con los nudillos en la entrada de mi vagina, maravilloso placer...

   Busco con mi otra mano el sexo de la otra chica, pero está ocupado por las manos de la rubia, así que me dirijo a sus senos, quiero recompensar el placer que me otorga, sus pechos son como aquellos interruptores antiguos de baquelita, apenas unas protuberancias bajo sus pezones, duros como almendras, deliciosos como unos pechos de adolescente, los succiono, los lamo, los deseo, y ella sigue penetrándome y yo hago lo mismo con la rubia que se deshace en gemidos, y así estamos un rato haciéndonos deditos, y disfrutando.  Ellas dos se corren, primero la rubia e instantes después su compañera. A mí, pensar que ya han terminado me apacigua y me separo de las dos y vuelvo a la que ya es mi banqueta.

   Se terminan de vestir, se dan tres o cuatro piquitos, me miran y la chica rubia me dice...

   _Ha estado genial_ ¿A que sí?

   _Sí, la verdad es que ha sido muy bueno_le respondo.  Pero... por favor... entré a probarme ropa y en un descuido desapareció todo, mi ropa y la que me estaba probando, no sé si podéis hacer algo y traerme mis tejanos y mi camisa o cualquier cosa para taparme.

   _Eso ha sido Claudia, dice la chica morena, cuando ve ropa colgada de las cortinas arrambla con todo para ordenarla, no es la primera vez que pasa. Vamos a buscarla.

   _Os lo agradezco_ les digo cuando se marchan.

   Mientras espero, pienso que ha sido muy excitante, vaya experiencia para mi memoria, vuelvo a bucear en mi bolso, llevo bastante tiempo aquí, cojo el móvil para consultar la hora, 5 mensajes, es mi novio que quiere que nos veamos esta noche, pienso en el arte que tiene con el cunnilingus, en los barridos que me hace con su lengua, en sus brazos tirando de los míos, atrayéndome hacia él, para que mi sexo se empotre en su boca y me vuelvo a excitar, deslizo mi mano pubis abajo, tensando mi dedo índice que se abre camino entre mis labios como la lanzadera de un telar, y empiezo a pensar en la almejita encharcada de la rubia, en los pechos de botón de la morena, en el enorme miembro del encargado, o en las grandes manazas del mozo de almacén, me estoy metiendo un dedo, resbalando, en un probador cercano unas risas. Si supieran..., si este probador hablase..._pienso picarona.

   A las cortinas les falta un palmo para llegar al suelo, así que me dará tiempo a parar si vienen a traerme la ropa, sigo acariciando mi bultito, y vuelvo a pasarle diapositivas a mi cerebro de los últimos instantes vividos, esos momentos quedarán en mi memoria para siempre, y sé que más de una vez serán mi estímulo en mis noches hedonistas, me chupo los dedos para seguir acariciando mi clítoris...

   Veo dos pares de botas militares tras las cortinas...

   _¿Es éste?_dice una voz.

   Me da el tiempo justo de sacar mi mano de donde está y coger mi bolso para taparme, las cortinas se abren de golpe, dos empleados de seguridad, uno de ellos de muslos rollizos y las costuras del pantalón a punto de reventar, el otro alto y muy delgado, sus porras me impresionan.

   _Envuélvase en esto_dice el larguirucho mientras me tiende una sábana.

   _Alguien se llevó mi ropa_les digo.

   _Sí, ya, ¡A otro perro con ese hueso muchacha! _me dice con el semblante muy serio.  Le dejo las cortinas cerradas mientras se cubre, estamos esperando a la policía, va a ser detenida, la han denunciado por escándalo público, al parecer ha habido sexo en el probador y otras personas que estaban aquí se han sentido ofendidas. ¿Pero, cómo se le ocurre algo así?

  _Y lo que he disfrutado.... ¿No cuenta?