"No quiero ser esclava de mis pasiones, quiero vivirlas, sentirlas, disfrutarlas"

lunes, 16 de diciembre de 2013

Desilusión

En el saco roto de mi desilusión
estás sembrando tus palabras
y brotan de ellas las promesas
incumplidas, tantas...., todas.
Las razones del abuso y el maltrato.
¡Qué desilusión!
¡Qué lástima!
Ya no duermo a tu lado.
Ya no volamos.
Cuando la vida repartió sus cartas
a mi me dio una mala mano
y a ti la banca.
Pero ahora empieza tu realidad
tu nueva vida, tu rutina sin mí.
Ahora somos dos gotas en el mar
tú cumple tu ilusión y navega
y yo por las mareas me dejaré llevar.
No creo que nos volvamos a cruzar.
Ya no oigo tu corazón.
Ya no me llega.


jueves, 5 de diciembre de 2013

Besos de miel



Hay besos que te hacen sentir un escalofrío que recorre tu espina dorsal llegando a cada rincón del cuerpo y otros que son completamente insulsos y prescindibles, que no producen ni frío ni calor.

Que parecido a leer, hay libros que te atrapan en su historia desde la primera línea y te sumergen en otro tiempo o en otra dimensión pudiendo casi vivir los hechos, y otros que para acabártelos tienes que hacer un esfuerzo titánico, que te los terminas más por decir... —Me lo he leído— y así podré opinar, que porque realmente se esté obteniendo ningún placer con ello.

Pero..., y escribir, escribir una de esas fantasías que te secuestran en la primeras palabras y no puedes dejar de leer hasta el final, provocar sensaciones y emociones, saber que otro se deleita con tus letras, que incluso se excita, incitar a otra mente a volar, esa pasión sólo es comparable a esos besos que se dan en la boca y se sienten entre las piernas.

domingo, 6 de octubre de 2013

El probador


         (Me ha salido un relato kafkiano, disfrutadlo)




    Cuelgo mi ropa de dos pequeños pomos que sobresalen de la pared a medida que me voy desvistiendo, me pruebo la camisa de seda negra que con mi piel bronceada queda fantástica, compruebo hasta donde tengo que desabrochar los botones para dejar asomar la puntilla del sujetador, a continuación y sin quitarme la camisa, me pruebo el pantalón blanco de pitillo, es de cintura baja y no del todo opaco, mi tanga oscuro esboza una forma de gaviota en vuelo en mi culo, es perfecto.

    Me quito la camisa y los pantalones, los dejo sobre la barra de la cortina del probador, me recompongo el sujetador y el tanga, y me entretengo mirándome en los espejos posicionados de forma que me veo la espalda, la nuca apetitosa, mi columna que acaba en dos hoyuelos justo encima de mi firme trasero, sonrío satisfecha con la retaguardia de mi cuerpo.

    Me giro a recoger mi ropa para vestirme y...

    ¡No hay nada!, sólo mi bolso, no está ni la que me he probado, ni la mía, me miro en el espejo con mis zapatos de tacón y mi ropa interior.    
   
    Abro apresurada el bolso_sabiendo que contiene tantos objetos_ ,buscando algo que me sirva. El paraguas es un opción, es mejor salir del probador con él que sin nada. Pañuelos de papel, pienso en si es viable hacerme un vestido de pañuelos, lo descarto. El móvil, llamo, ¿A quién?, lo descarto. Saco la cabeza entre la cortina y el marco de la entrada al probador, en el pasillo más probadores de los que provienen risas y murmullos, una trabajadora pasa apresurada con un montón de ropa en los brazos, la llamo, va tan deprisa que no me oye.

    Entonces veo salir un joven al fondo del pasillo, por una puerta que reza: almacén, sonríe y su mirada se clava en mis ojos, arquea las cejas en un gesto interrogatorio, lleva la ropa de empleado del establecimiento y le sienta estupenda, se acerca a mí.

    _¿Te falta algo?_me pregunta.

    _Verás, entra _y abro más la cortina y tiro de él para meterle dentro.

    _Alguien me ha cogido la ropa, la mía_le digo sonriendo.

    _Estás perfecta así_me responde con otra sonrisa mientras me agarra por la cintura y se acerca a mí. 

  Y se inclina sobre mí, besándome y acariciándome las tetas, siento sus potentes brazos sujetándome, con uno sólo me envuelve mientras con el otro investiga todo mi cuerpo, me acaricia con su enorme mano que se acaba metiendo por el sujetador para descorchar un pecho, lo soba con movimientos circulares suaves, mi pezón duro como una piedra tropieza con sus dedos, irresistible, se lo mete en la boca y lo succiona y lo lame y ya siento cosquilleos en mi vulva y sigue lamiéndolo, me da un mordisquito en la punta que me estremece, un beso en la boca con lengua ardiente, y sus manos que se dirigen ahora a mi tanga, lo aparta y pasa sus dedos entre mis labios cerrados que se alteran receptivos, enrojecen, se hinchan, mi almejita que se inunda sólo de pensar que todo esto está ocurriendo en un probador, me gira y apoyo las manos en la pared, con sus dedos se abre paso en mi vagina mientras se baja el pantalón y el calzoncillo de una vez, se oye hablar al lado, veo por primera vez su miembro erecto, lo deseo, deseo lamer, me agacho a saborearlo, lo empapo con mi lengua, el escroto, el pene en toda su longitud, el glande suave, resbaladizo, ahora lo meto entero en mi boca, hasta la garganta..

   Me separa y me vuelve a girar sobre mi misma, noto como abre mis pliegues genitales con sus dedos otra vez, acerca su miembro a mi sexo, éste lo desea, hace un amago de meterla y mi deseo aumenta, y ahora sí, la mete hasta la mitad lentamente y luego empieza a empujar un poco, y otro poco más, hasta que estoy totalmente empalada contra la pared. Y empieza unos movimientos rítmicos, suavemente al principio y que poco a poco se van intensificando, me coge de la cintura moviéndome a su voluntad, intento reprimir los jadeos, pero se me escapan ruidos guturales que espero se confundan en el runrún ambiente, está moviéndose como un conejo ahora, y mi vagina se encharca, la tiene muy dura, y cierro los ojos y me concentro en el placer de sentirme llena y empieza a acariciarme el clítoris mientras me sigue penetrando y yo acompaso sus movimientos, me sincronizo con él, busco el encuentro de mi pelvis con la suya, y cada vez que entra hasta el fondo atraigo a mi cabeza fantasías que me estimulan, por ejemplo que lo hago con un antiguo amante de pene colosal, cerrando los ojos todo es posible y así imaginando y con cada uno de sus envites voy llegando a esa barrera, es una linea invisible donde hay un punto de no retorno, lo mejor del camino, si pudiera mantenerme en esos segundos previos a la gloria, a veces lo intento pero acabo cayendo gustosamente por el precipicio, siento un hormigueo en mi clítoris, una especie de corriente eléctrica de bajo voltaje y llega mi orgasmo, esa ola de placer inconmensurable y no me lo callo porque no puedo y con un gemido continuo y medio ahogado, llego al más infinito de los cielos.

    Me doy la vuelta sentándome en la banqueta al lado del bolso, si no lo hago ya, voy a perder el equilibrio, me tiemblan las piernas, tengo su pene ahora a la altura de mi boca y está muy excitado, una carcajada en un vestidor contiguo me tensa, mi respiración es todavía jadeante, su miembro es largo y delgado en forma de palo, lo tomo entre mis manos y lo hago vibrar mientras mi boca revolotea por la punta de su glande, y lo chupo, una y otra vez, acaricio sus huevos y toda la zona perianal mientras sigo chupándole.

    _Fóllame la boca _le digo emocionada.

    Y entonces apoyo mi cabeza en la pared y empieza a moverse metiéndola y sacándola de mi boca, cada vez más rápido y más profundo, sé que ahora él también está muy cerca, noto cada vena de su miembro latiendo en mi mano, los cuerpos cavernosos del pene duros ahora como callos, ya lo tengo aquí. Murmura sudoroso un... sí, sí, sigue, así que abro la boca y le miro, saco mi lengua, indicándole donde lo quiero, y entonces brota su orgasmo, su miel, como un sifón me inunda toda la boca de semen...

    ¡Que excitante ha sido!

    Se empieza a recomponer la ropa y le digo que por favor me traiga la mía, me dice que ha sido impresionante y que ahora mismo da aviso al encargado para que me traigan mi ropa.

    Menos mal, ya me estaba imaginado atravesar la tienda en cueros, me limpio un poco con un pañuelo mientras espero, no se donde tirarlo así que lo meto en el bolso.

    Me quedo sentada en la banqueta, esperando, tan desnuda me siento vulnerable.

   Se abren las cortinas, me tapo los pechos cruzando los brazos, es un hombre bajo y fornido, en una placa que cuelga de su pecho leo... encargado, se ha colado dentro y ha cerrado, lleva pantalón de vestir con la camisa por dentro y corbata verde manzana, un cinturón de cuero oscuro y debajo un bulto enorme.

    _Mi ropa_ le digo, alguien se la ha llevado.

   _Si Srta. No se preocupe le están buscando su ropa y en caso de no encontrarla le traeremos otra.

    Mientras me habla no puedo dejar de mirar el bulto del pantalón de pinzas, no sé si es por esas pinzas, pero el misterioso paquete parece mucho más grande de lo normal y encima está a la altura de mi vista, así que me cuesta disimular.

    Me descubre mirándole la entrepierna, me coge la mano y la coloca en su paquete, el tamaño me impresiona, mi almejita se adelanta a todo expresando su predisposición con un chorrito de flujo cálido que acaba de manar de ella, con unas perspectivas así cobra vida propia, desata a la fiera que habita en mí y ya no me reconozco, bajo con habilidad la cremallera del pantalón de pinzas color caqui del encargado, un calzoncillo clásico de algodón blanco, se lo bajo, la sorpresa es de proporciones homéricas, ¡Madre mía! Hacía mucho que no me encontraba una de semejante raza, la tiene ligeramente torcida a la izquierda y totalmente empalmada por las caricias de mi mano.

    _¿No estamos en el probador?, pues esto hay que probarlo_le digo mientras se la cojo con una mano y me incorporo mirándole a los labios.

   Entonces nos besamos, tiene los labios finos, casi me da la sensación que son labios femeninos, es un beso cálido, delicado.

    _A eso he venido_me dice al separar nuestras bocas.

   Y la agarro con mis manos menudas, me cabe una encima de la otra y todavía me sobra un trozo de pene y todo el glande, larga y además gruesa_cuanto lujo para mi cuerpo_ me siento y con las dos manos y mi boca me dispongo a elevarla a su máximo exponente, y mi cabeza imaginando ya que una de esta índole me penetra, la chupo por ambos lados, ya sólo el glande es espectacular, lo meto en mi boca y presiono con mis labios y ahora sí, abro la boca todo lo que puedo y doy la primera pasada completa, empapándola, se la mamo un buen rato, su miembro y todos sus ornamentos, sus huevos bailotean en mi boca mientras sigo masturbándole, hasta que se aparta de golpe y se la coge por la punta presionando para contener lo incontenible.

    Me pongo de pie y me giro de espaldas, la necesito dentro de mí, la cojo con mi mano y la guío a mi abertura, cuando noto como entra poco a poco es como si mi vagina se expandiera a los cuatro puntos cardinales, va despacio, abriéndose camino, porque aunque acaban de penetrarme, el paso para una de su casta todavía queda estrecho, relajo los músculos de mi pelvis, aflojando cualquier resistencia, se agarra fuerte a mis caderas y empieza a entrar y salir, rítmicamente, la sensación de plenitud cuando está dentro es magnífica, presiono los músculos de mi vagina, para atraparla, cada vez que lo hago murmura un... ¡Dios que bueno!.

    Le pregunto donde quiere terminar, me dice que dentro de mí, busco en el bolso un condón, los que tengo precisamente son grandes, cuando los compro no es para un plan en concreto, así que los compro pensando en lo que me gustaría encontrarme, lo abro mientras me sigue penetrando, cojo el capuchón de la goma con mis dedos, me la saco y me siento en el banco para enfundarla mientras le miro picarona a los ojos, en pocos segundos ya está otra vez dentro de mi cuerpo, clavándomela, hasta el fondo, con una mano masturbo mi clítoris, escupo entre mis dedos para empaparlo y que se deslicen más suavemente, y giro mi cabeza buscando sus besos, y cada vez que me penetra empuja al fondo de mi vagina, dilatándola, y mi imaginación vuela al encuentro de mis fantasías y ya quiero abandonarme, deslizarme por ese laberinto de placer... Y llega mi orgasmo, como una ola me sumerge en la grandeza del gozo, mis gemidos cambian de intermitentes a continuos, me tapa la boca con sus manos, qué delicia, una embestida más y su placer acude a culminar el mío, oigo sus jadeos cortos, acompasados a cada esfuerzo de su miembro dentro de mí.

    La saca aún bastante erecta, se quita el condón le hace un nudo, se lo guarda en el bolsillo del pantalón de pinzas y se apoya en la pared.

    _Tenía razón el mozo, eres fantástica_me dice con una sonrisa.

    _Gracias, el placer ha sido mío_le contesto_ pero ahora por favor, si es Ud. tan amable de traerme la ropa.

    _No se preocupe_me dice también tratándome de Ud. En seguida se la traen.

   Se recompone el atuendo, se mira al espejo, saca un pañuelo de tela perfectamente doblado y se seca el sudor de las patillas, la nuca y las sienes, se pasa los dedos por el flequillo, guarda el pañuelo y se marcha teniendo mucho cuidado al abrir las cortinas.

   Sigo sentada en la banqueta, pensando en los momentos morbosos vividos, saco otro pañuelo de papel y me limpio la vulva, lo guardo en el bolso, la luz ultravioleta del vestidor provoca que vea cada imperfección de mi piel, cada granito es magnificado, pienso que hubiera sido mejor venir con medias, pero claro quien iba a imaginar algo así...

   La espera se prolonga unos quince minutos, al cabo de los cuales se abren de un golpe las cortinas y entran dos chicas, son empleadas, la que tiene el cabello corto_estilo chico_, cierra igual de rápido las cortinas y coge de las mejillas a la otra mucho más femenina y se abalanza sobre su boca, ni siquiera sé si me han visto, empiezan a magrearse, se desvisten frenéticas sin soltarse los labios, se acarician mutuamente los pechos por encima del sujetador, yo miro la escena y sin querer me excito, cuando veo desaparecer una mano bajo una falda la bestia se despierta, empiezo a acariciarme los pechos, me pongo de pie y me uno a la fiesta, acaricio sus espaldas, entonces dejan de besarse y me acogen en el corro con sus brazos, la chica rubia de pelo largo_la más femenina_, me besa, tiene labios gruesos y sus besos son muy ardientes, me gustan esos besos calientes que no sólo se dan con la boca sino con todo el cuerpo, la otra chica ya ha sacado mis tetas por encima del sujetador y los está chupando, mi vulva otra vez que se moja y ya estoy deseando unos dedos finos y delicados dentro de mi cuerpo...

   Yo acaricio las nalgas de la rubia, veo mi mano en el espejo deslizarse por su culo redondo, tiene un precioso motivo floral tatuado al final de la columna, desde atrás estiro los dedos para llegar a su sexo, paso un dedo por el centro de la costura de sus labios, está empapada, hago movimientos rotatorios con un dedo cada vez más atrevidos en la puerta de entrada y subo buscando su clítoris, la otra chica investiga a su vez mis pliegues genitales, mete un dedo dentro de mí con mucha facilidad, está más que abierto después de la visita del hombre-pene, pone su índice tieso y lo mete hasta el fondo, presionando con los nudillos en la entrada de mi vagina, maravilloso placer...

   Busco con mi otra mano el sexo de la otra chica, pero está ocupado por las manos de la rubia, así que me dirijo a sus senos, quiero recompensar el placer que me otorga, sus pechos son como aquellos interruptores antiguos de baquelita, apenas unas protuberancias bajo sus pezones, duros como almendras, deliciosos como unos pechos de adolescente, los succiono, los lamo, los deseo, y ella sigue penetrándome y yo hago lo mismo con la rubia que se deshace en gemidos, y así estamos un rato haciéndonos deditos, y disfrutando.  Ellas dos se corren, primero la rubia e instantes después su compañera. A mí, pensar que ya han terminado me apacigua y me separo de las dos y vuelvo a la que ya es mi banqueta.

   Se terminan de vestir, se dan tres o cuatro piquitos, me miran y la chica rubia me dice...

   _Ha estado genial_ ¿A que sí?

   _Sí, la verdad es que ha sido muy bueno_le respondo.  Pero... por favor... entré a probarme ropa y en un descuido desapareció todo, mi ropa y la que me estaba probando, no sé si podéis hacer algo y traerme mis tejanos y mi camisa o cualquier cosa para taparme.

   _Eso ha sido Claudia, dice la chica morena, cuando ve ropa colgada de las cortinas arrambla con todo para ordenarla, no es la primera vez que pasa. Vamos a buscarla.

   _Os lo agradezco_ les digo cuando se marchan.

   Mientras espero, pienso que ha sido muy excitante, vaya experiencia para mi memoria, vuelvo a bucear en mi bolso, llevo bastante tiempo aquí, cojo el móvil para consultar la hora, 5 mensajes, es mi novio que quiere que nos veamos esta noche, pienso en el arte que tiene con el cunnilingus, en los barridos que me hace con su lengua, en sus brazos tirando de los míos, atrayéndome hacia él, para que mi sexo se empotre en su boca y me vuelvo a excitar, deslizo mi mano pubis abajo, tensando mi dedo índice que se abre camino entre mis labios como la lanzadera de un telar, y empiezo a pensar en la almejita encharcada de la rubia, en los pechos de botón de la morena, en el enorme miembro del encargado, o en las grandes manazas del mozo de almacén, me estoy metiendo un dedo, resbalando, en un probador cercano unas risas. Si supieran..., si este probador hablase..._pienso picarona.

   A las cortinas les falta un palmo para llegar al suelo, así que me dará tiempo a parar si vienen a traerme la ropa, sigo acariciando mi bultito, y vuelvo a pasarle diapositivas a mi cerebro de los últimos instantes vividos, esos momentos quedarán en mi memoria para siempre, y sé que más de una vez serán mi estímulo en mis noches hedonistas, me chupo los dedos para seguir acariciando mi clítoris...

   Veo dos pares de botas militares tras las cortinas...

   _¿Es éste?_dice una voz.

   Me da el tiempo justo de sacar mi mano de donde está y coger mi bolso para taparme, las cortinas se abren de golpe, dos empleados de seguridad, uno de ellos de muslos rollizos y las costuras del pantalón a punto de reventar, el otro alto y muy delgado, sus porras me impresionan.

   _Envuélvase en esto_dice el larguirucho mientras me tiende una sábana.

   _Alguien se llevó mi ropa_les digo.

   _Sí, ya, ¡A otro perro con ese hueso muchacha! _me dice con el semblante muy serio.  Le dejo las cortinas cerradas mientras se cubre, estamos esperando a la policía, va a ser detenida, la han denunciado por escándalo público, al parecer ha habido sexo en el probador y otras personas que estaban aquí se han sentido ofendidas. ¿Pero, cómo se le ocurre algo así?

  _Y lo que he disfrutado.... ¿No cuenta?




























viernes, 27 de septiembre de 2013

La Bestia




  Ha sido un día tranquilo, pero dentro de mi arde Troya, y como siempre que estoy así me apetece escribir, porque escribir es como ser minero de uno mismo... En la primera fase, la de prospección busco en mi interior que contaros y sólo encuentro fuego, calor y llamas.

  Encuentro... un deseo indómito, que me subyuga, que me rinde a sus pies, y sólo me libero de él, obedeciéndole...

  Cariñosamente le llamo La Bestia, siempre me controló ella a mí, a ratos se enciende y me quema por dentro como ampollas en la piel, y a partir de ese momento mi cuerpo es una marioneta, ella hace y deshace, ella me maquilla, me viste de pecadora y dibuja esa sonrisa traviesa en mi cara, pero no soy yo, es la bestia, yo sólo soy su pelele, un monigote que maneja a su antojo con destreza.
 
  La bestia me habita, me posee, me invita a buscar unas manos en mis pechos, me invita a provocar, a seducir, a sentir...

  La única manera de aplacar a la bestia es otorgándole un orgasmo tras otro, y otro más, al tercero la bestia se calma, cual corderito se repliega bajo mi falda, y vuelvo a ser yo, y ya no estoy enfadada con el mundo, y ya nada corre prisa, me desborda la paz y miro las estrellas y la luna, y respiro hondo con los ojos cerrados mientras atraigo a mi memoria los momentos más deseados, y por un segundo la bestia gruñe de nuevo dormitando..

  Pero está domada...

  Por ahora...

 

viernes, 20 de septiembre de 2013

Salimos de caza





   Un discreto cartel de metal dorado en la puerta, un timbre, picamos, nervios como siempre en este momento. Un hombre de ojos saltones y pelo cano engominado con un pendiente en la oreja nos abre y nos invita a entrar, nos mira de arriba abajo.

_¿Habéis venido antes verdad?.

_Si _asentimos los dos al unísono.

   Juan que así se llama, suspira aliviado, pues no tendrá que acompañarnos a conocer el parque temático del sexo que regenta.

   En un pasillo estrecho, abre unas puertas correderas de cristal y nos ofrece colgar los abrigos, le pregunto si está animada la noche y él contesta que si, que tenemos por la barra unos chicos muy guapos.

   Pedimos la consumición y nos sentamos en un rincón, en una minúscula mesa alta con taburetes, desde aquí vemos la zona de entrada, toda la barra y los dos pasos de puerta con cortinillas que comunican con el oscuro interior del "locus amoenus", el techo y las paredes están pintados de negro, unos leds iluminan las bebidas en sus estantes de cristal y cuatro ojos de buey dirigidos al interior de la barra son la única iluminación decente de la zona. Un señor maduro con una toalla liada a la cintura pide su bebida con voz de trueno y se le oye por encima de la música ambiente, a su lado una mujer bella, una profesional del sexo muy maquillada que mira a su alrededor.

   Un chico se nos acerca.

_Hola buenas noches, me llamo Andrés.

_Hola Andrés encantada, me llamo Ana.

_Yo David encantado.

_No me gusta ser pesado, si os intereso estoy por aquí_nos dice.

_Muy bien responde David pero estamos viendo el material, que acabamos de llegar.


   El chico vuelve hasta la barra y nos mira de reojo con mirada de Gioconda.


   Terminamos nuestras bebidas y nos decidimos por el "Glory hole". Estamos pensando en él desde que hemos salido de casa.

   Cuando decidimos levantarnos se acerca el jefe, en su labor de celestino y nos dice que hay una pareja que nos ha echado el ojo y que quieren conocernos.





   Esta situación hace años hubiera sido un apuro, pero ya no, ahora sólo follamos si los dos estamos de acuerdo, incluso hemos desarrollado técnicas para comunicarnos entre nosotros, si yo me toco el anillo de casada quiere decir que para nada me tiro a ese hombre y si me lo saco y lo dejo caer en la mesa quiero decir... O lo mandas rápido a paseo voy a salir corriendo, a veces se da que a David le gusta la chica y yo no trago con el chico y alguna vez ha pasado al revés, también tenemos que gustar nosotros a la otra pareja y aunque por ahora no nos han rechazado nunca, somos conscientes de esa posibilidad.


_Angela y Sergio_dice el chico, encantados de conoceros.

_Ana y David, igualmente_responde David.


   Ni siquiera se han sentado y ya estoy yo tocándome la alianza.

_¿Qué edad tenéis? pregunta típica del mundillo_dice David.

_¿Qué edad me echas?_dice Angela.


   David dice treinta y yo rebajo a veintiocho, pues no veintidós dice la muchacha con sonrisa triunfal, es una jaca, una morena con un escote despampanante, toda una mujer para perderse una noche.

   En la mirada de David percibo el deseo y vuelvo a tocarme el anillo para asegurarme de que me ha visto.


_Y vosotros que edad tenéis_pregunta Sergio.

_Treinta y uno y treinta y cinco_respondemos a la vez.


   Yo intento mirarme a Sergio con buenos ojos pero se me atraganta, pesa por lo menos noventa kilos, gasta barrigón cervecero, y gafas de pasta con gruesos cristales que parecen lupas, detrás unos enormes ojos dirigidos a mi escote, cara regordeta, redonda, con un protuberante lunar justo debajo del ojo que le hace de freno a las gafas, va bien vestido, pero sin ninguna gracia, pues de donde no hay no se puede sacar.

   Si acabo follándomelo, me pido arriba, pienso riéndome para mi.


   Dos preguntas típicas más... ¿Lleváis mucho en esto? ¿Habéis venido antes a este local? Y nos invitan a pasar a los reservados, David accede se levanta y entra el primero, yo me quedo la última y paseo la mirada por la barra, fijándome en las caras de los chicos, cualquiera de los aspirantes me sirve.

   Hay que aclarar que no cualquier chico puede entrar en el local, hay que ser guapote y cumplir, pues luego a las parejas de trío se nos pregunta que tal se han portado y cualquier comentario negativo veta la entrada para siempre a ese chico.

   Antes de entrar Sergio el más tímido de los cuatro me hace el comentario de que le gusta este local porque los chicos solos están muy controlados y no pueden pasar al interior a no ser que sean invitados por una pareja.


   Dejando la barra a la izquierda hay una puerta de acceso a los reservados y otras atracciones del lugar y unas cortinas hasta el suelo en el lado derecho, al otro lado de las cortinas se encuentra el lado masculino del "Glory hole", totalmente a oscuras, los chicos de la barra entran y salen de la estancia a menudo, van a ver si alguna pareja ha osado entrar al cubículo contiguo.

   Cuando llego al reservado David no está, ha ido al lavabo, me siento en medio de los dos, y Sergio, "el gafas", que me empieza a explicar de nuevo, hasta donde pueden pasar los chicos, a pesar de que les hemos dicho antes que somos asiduos al local.

   Al instante Angela me pregunta si soy bisexual y entonces me doy cuenta de que me está comiendo con los ojos. ¡Que trago!. Hasta ahora no he sido consciente de que ella me pudiese desear.

   Llega David, me quito el anillo y empiezo a botarlo con urgencia en la mesa.

   David reacciona y dice bueno guapos, vamos a intercambiarnos los móviles y os llamamos otro día que nosotros vamos a entrar ahí dentro, señalando a la habitación de los agujeros, yo me levanto de un salto sin darles tiempo a reaccionar y me pongo a despedirme, casi me tiro de cabeza al cuarto oscuro huyendo de la delicada situación.

   Atravesamos las pesadas y negras cortinas y nos tendemos en los colchones.

   En menos de un minuto tres miembros brotan por los agujeros, no los vemos al instante, sino al cabo de un rato cuando nuestros ojos se aclimatan a la oscuridad absoluta, la negra pared tiene agujeros grandes y pequeños a diferentes alturas, pensados para todas las tallas de hombre. Empezamos solos, David me va preguntando cual me gusta más, uno de los penes sobresale en tamaño, y señalo al escogido mirando a David, cuando nos excitamos lo suficiente lo sujeto con una mano y le pego un lametón, la polla desaparece y al instante un chico abre las cortinas y se cuela en la habitación, no es el chico que esperábamos, es Andrés el chico que se nos ha presentado al llegar, los dos hemos coincido en invitar a otro chico moreno que hemos visto en la barra y que imaginamos será el propietario de una de las dos vergas que todavía sobresalen de la pared, así que le decimos a Andrés que no lo hemos invitado pese al lametón, el muchacho nervioso nos pide perdón y sale escopeteado a meterla de nuevo por la tronera.

   Escogemos al segundo miembro en tamaño y le decimos al chico a través del agujero que pase dentro un momento, entra y esta vez si es el morenazo, el joven, carne de gimnasio, se sienta en una esquina del lecho, está paralizado, las circunstancias le superan, para romper el hielo le empiezo a acariciar por encima del pantalón, en seguida se consuman diferentes posturas sin que el joven tome la iniciativa en ninguna, David se masturba mirándonos y de vez en cuando me agarra del pelo con autoridad y me hace sacarme el falo de la boca para besarme. Hay ojos mirando por los agujeros, si me acerco a la pared manos furtivas me tocan.

   En estas estamos cuando las cortinas se abren de golpe, es una fémina, una silueta desnuda que ocupa toda la entrada, parece una venus de Milo caída del cielo, David le tiende la mano y la chica entra despacio por miedo a tropezar con la amalgama de cuerpos, tras ella entra su pareja, un chico delgado y muy despeinado, una silueta recortada por la tenue luz que llega de la barra, cierra las cortinas y se sienta con cuidado detrás de mi.

   Nos liamos los cinco, el jovencito invitado de la barra se corre en seguida sin avisar, mientras el nuevo empieza a acariciarme la espalda. No me apetece tragármelo así que tal como el semen va entrando en mi boca lo dejo salir, derramándose sobre sus genitales, y allí se queda el mozo tumbado, quieto, sin reaccionar como si formara parte del lecho.

   Mientras....el chico de la pareja empieza a besarme y acariciarme, me recoge el pelo, me masajea los hombros, me lame el cuello, me toca los pechos abrazándome desde atrás, hasta que me doy la vuelta, y miro su miembro en las tinieblas, promete, aunque de momento está fuera de combate, después le miro a la cara, tiene una sonrisa de medio lado encantadora.

   Juan, el dueño del local, abre las cortinas y nos dice...

_Cinco minutos para cerrar.

_Yaaa!!!_exclamo.

   Siempre nos pasa igual el tiempo se volatiliza aquí dentro.

   Al salir la luz del día nos ciega y hablamos con las caras pálidas y los ojos guiñados.

   La pareja nos invita a seguir en su casa, viven relativamente cerca, en Gracia, un precioso barrio de Barcelona.


   Su casa es espaciosa y diáfana, comedor cocina y salón en una sola estancia, techos altísimos, hay alfombras y cojines por todas partes, muebles antiguos recuperados, cortinillas de bolitas en las entradas a las habitaciones, mosaicos hidráulicos en el suelo, el conjunto tiene un aire hippy.

   María, la chica enciende incienso nada más llegar, a plena luz del día nos vemos mejor, Efrén me gusta, es sin duda el chico más mayor con el que he estado, tiene cuarenta y dos años, las canas ralas le hacen aún mayor e interesante, pero no su forma de vestir, lleva rastas en el cogote, dentro del local ya las he visto, bueno palpado, me parece muy atractivo y lo más importante... le deseo, deseo sus caricias pues en la breve toma de contacto en el local me ha puesto muy melosa, la chica María aún tiene más canas que él, luce una melena abundante que se acaba de recoger en una alta cola de caballo. Ella no dice su edad pero debe andar también por la cuarentena, de cuerpo está fantástica.

   María entra en una habitación y me llama, mientras los hombres se quedan en el comedor liándose un canuto.

   Cuando entro María me espera medio tumbada en la cama.

_Tráeme esa foto por favor_me dice.

   Yo inocente le tiendo la fotografía creyendo que María quiere explicarme algo, ésta la deja en la mesilla sin mirarla con una mano mientras con la otra tira de mi hasta sentarme en la cama, entonces veo sus intenciones y me levanto de un salto y le digo...

_Espera ahora vengo, voy a buscarlos.

   Y salgo volando dejándola con la palabra en la boca.

   Llego al comedor y les digo a los hombres nerviosa...

_¿Venís a la habitación?.

_Si, un momento, cuando nos acabemos el peta_dice David.


   En vez de volver me quedo con ellos con la excusa de dar unas caladitas y sin poder advertir a David de la tensa situación.

   A los cinco minutos María sale y me dice...

_Ana ¿No me has dicho que ahora venías?

_Perdona María, no soy bisexual_respondo.

_Todavía no he aprobado esta asignatura y tampoco tengo valor aún para enfrentarme al examen. _añado

_Eso se dice antes, mujer._dice María

_Lo siento, pero en realidad sólo hace unas horas que nos conocemos y además,¿Cómo iba yo a saber tus intenciones?_le digo.

_Pues también tienes razón, ¿Entonces que, vamos todos a la cama?

_Vamos _dice Efrén apretando la colilla del porro contra el cenicero.


   El cabecero de la cama es de forja negra, con grandes flores barrocas, blancas sábanas con remates de puntilla y las iniciales E y M bordadas, Ana piensa que deben ser del ajuar y que deben llevar tiempo emparejados porque están un poco ajadas, se tumban a lo ancho, con los pies colgando.


   Efrén me baja con un suave movimiento el tirante del vestido, dejando para más tarde el del sujetador, aunque el vestido me queda tan ceñido que la caída del tirante no tiene ninguna consecuencia, seguidamente me besa el cuello y por encima de su cabeza veo como David y María se besan al lado, no siento celos, sé que es sólo sexo. Cierro los ojos y me abandono al placer de las caricias, él lleva tejanos, le toco por encima del pantalón, imagino que su miembro debe estar ahí, en alguna parte, pero de momento no da señales de vida, es lógico pienso, después de una noche loca en el Libert.

   Deben ser las ocho de la mañana, me tomo como un reto excitarle, así que sigo besándolo con ganas y frotando mi cuerpo contra el suyo, mientras mi mano acaricia la bragueta, no hay prisa, la emoción de como será desnudo se ha esfumado pero queda intacta la de provocarle, él acaricia mis pechos por encima del vestido, baja hasta el trasero y vuelve a las tetas masajeándolas, estamos los dos en una postura difícil, apoyados sobre nuestros codos, Efrén me empuja para tumbarme y empieza a buscar la cremallera por los laterales,

_Frío, frío _le digo juguetona.

   Y se me escapa una sonrisa traviesa pensando que hoy me he puesto un sujetador que se abrocha por delante.

_Vas blindada _me dice Efrén

_De eso nada, sólo llevo dos prendas._le digo, siguiéndole el juego.


   Efrén sonríe y me da la vuelta como el que voltea la almohada, se acerca mucho y noto su aliento en mi nuca, el vello se me eriza, me baja la cremallera hasta el tope por debajo del trasero, acaricia mis nalgas morenas, apretándolas con fuerza, me incorporo quedándome de rodillas pues así boca abajo le es imposible tocarme, él aprovecha para quitarme el vestido y me dice con un susurro en la oreja...

_Bueno, el sujetador como se desabrocha que ya he visto que por detrás no es.

   De nuevo mi sonrisa traviesa, presiono con los codos en mis costillas abombando la espalda y dejando holgada la mitad delantera del sujetador y éste se suelta solo.

_Gracias me dice Efrén con una sonrisa en los labios

_No me des las gracias y cómeme toda _le digo.

_No lo dudes princesa _dice él.

   Espera pero antes... le quito la camiseta de un tirón, dirigiéndome a continuación a su bragueta. Él me frena, me coge de los hombros y me dice...

_Déjala descansar un poco más, está K.O.

   Así que me dejo caer de espaldas relajada a esperar sus caricias, pienso que en veinticuatro horas es el cuarto hombre contando a David que le pasa la lengua a mi almejita, me excito imaginando las pollas en los agujeros del local, pienso también en la playa nudista de ayer por la mañana, en el encuentro breve pero intenso con el policía, en sus manos untándome cremita, ladeo la cabeza y David está abriendo con habilidad de cirujano los pliegues genitales de María a cincuenta centímetros de mis ojos, David pasa la lengua por un labio mayor del coñito rasurado, la imagen me calienta, estiro la mano y agarro la verga de David, dura, erecta y lista para combate, este es mi hombre, siempre dispuesto._pienso.

   Efrén ha bajado de la cama, estamos un poco apretados los cuatro, con sus rodillas en un cojín sobre la alfombra, ha abierto mis piernas y acaricia mi coñito con la mano plana presionando ligeramente con la palma en el umbral de mi vagina, el clítoris asoma obsceno entre mis labios, en seguida un flujo baboso empapa su mano.
    Un lametón delicado con la lengua desde el ano al clítoris me estremece.

_Ufff me encanta_mascullo.

_A mi más _responde Efrén.

   Sigue lamiendo con los brazos estirados para alcanzar mis pechos, mientras yo pajeo a David hasta que cambian de postura, Efrén se pone de pie y se baja pantalón y calzoncillo de una vez, y me viene a la cabeza un chiste sobre esta habilidad masculina, vuelve a arrodillarse ante mi almeja, mientras se pajea con una mano, disfruto unos minutos más de su lengua y le hago subir hasta mi boca para poder tocar su miembro, está erecto, imagino que me penetra con él y mi vagina se vuelve loca, deseándolo, a los dos segundos la verga de Efrén me desafía viniéndose abajo en mis manos, me aplico lamiéndola, introduciéndola en mi boca hasta el fondo, asiéndola fuertemente con la mano, moviéndola ritmicamente mientras chupo, escupiendo en la punta para empaparla, comiéndome los huevos, mirándolo morbosa mientras lamo, nada, está muerta no reacciona al boca boca.

   Cuando llevo así media hora y se me han acabado todos los recursos sin que haya conseguido nada, Efrén me dice...

_Descansa no es culpa tuya es que hoy no da más.

_Deseaba cabalgarte_le susurro al oído.

   Cambiamos de postura, Efrén se tumba y me subo encima apretándome contra su cuerpo mientras le beso excitada, María suelta un interminable gemido, se va, David la folla a cuatro patas mientras le toca el clítoris con una mano y con la otra agarra fuertemente su cadera para moverla a voluntad, María disfruta y acude al encuentro de cada embestida con movimientos rítmicos que poco a poco se convierten en ansiosos, hasta que explota, a continuación el orgasmo de David, que le viene por simpatía con su compañera de placeres, llegando a su quinto o sexto orgasmo de hoy, de ayer, desde que se levantó el viernes para ir a la playa, que lío, que más da.

   Los dos nos excitamos mirándolos, Efrén experimenta una tímida erección, hay preservativos en la mesilla, cojo uno a toda prisa lo abro y cuando me dispongo a colocarlo su erección se ha esfumado, empiezo a pensar que será imposible.

   David y María salen de la habitación, han terminado, con más espacio en la cama Efrén me come el clítoris y el culito introduciendo su lengua en mi ano, dilatándolo, está así lo que a mi me parece una eternidad, introduce un dedo, luego dos, yo veo que se masturba pero que no le pasa de morcillona, así intenta encularme, sin goma esta vez, no lo consigue, su pene flácido se dobla en cada intento, es como intentar jugar al billar con una cuerda, sigue chupando y lamiendo mientras me acaricia el clítoris erecto ahora como una minúscula polla, me penetra con los dedos, hasta que entiendo que no podrá ser y me abandono al placer y en unos segundos llega mi orgasmo, oleadas de placer que tensan mi cuerpo mientras clavo sin darme cuenta mis uñas en su cabeza.

   Es la primera vez que no complazco a un hombre, así que me quedo pensativa. Efrén me anima y me dice que se lo ha pasado genial aunque no haya podido follarme, además así tenemos una excusa para quedar otro día_me dice sonriendo.

   Nos quedamos un poco en la habitación besándonos, María entra y dice...

_Venga Efrén que Raúl está a punto de llegar.

   Su cara es de pocos amigos, parece que le molesta que sigamos en la cama solos después del polvo.

_¿Quién es Raúl?_le pregunto

_Es mi hijo, hoy entrena y está a punto de llegar_me contesta Efrén .

   Me visto apresurada y salgo al comedor donde David me espera, quedamos en vernos de nuevo el sábado siguiente y nos despedimos.

_¡Te debo una!_me dice Efrén mientras cerramos la puerta.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Danza de fuego


  Es su danza de fuego, moviendo su trasero, lo que me tiene loco, clavándose en mi, mientras sus ojos felinos me devoran con esa pose viciosa y a veces un gesto... Saca su lengua y me indica con un dedo donde lo quiere hoy la señora, hoy quiere que se lo deposite todo en la boca, como casi siempre, el gesto me incendia, ahora si tengo la polla dura, y así disfruta ella, trotando a su ritmo, que lista es, la primera vez que me hizo ese mismo gesto fue el detonante de un orgasmo, pero en ese momento aún no sabía cuanto disfrutaba ella con mi elixir, la veo relamerse, degustar, saborearlo con los ojos cerrados, a veces me besa pasando una parte a mi boca... 
  Observo sus largos paseos en corcel, si se le viene abajo, cambia a un ritmo más rápido, más a mi tempo, o me excita con muecas prometedoras o me besa con una entrega y una pasión que mi miembro cobra vida propia y así me paso toda la tarde y casi siempre me voy de su casa tan excitado como vengo, aunque haya tenido tres orgasmos. 
  Es tan dulce, a dulce saben sus besos, porque no todas las mujeres saben incendiar un cuerpo sólo besando, ella domina ese arte, ella te besa y se te deshacen los labios, se roza con todo su cuerpo, apoya sus pechos en el mío, su pelvis busca mi pelvis, para sentirme, o me coge la cabeza por detrás para que el beso no acabe sino cuando ella quiera, me devora, esos besos me transportan a otra dimensión, y la imagino...

  Cabalgándome...

  Su pecho bailando al aire ante mis ojos, y sus movimientos sensuales de cadera sobre mi polla, y sus muecas de placer y esos besos que buscan mi boca, y se aceleran las dos lenguas enroscándose en besos de tornillo, respiración entrecortada, jadeos....
  Nunca me gustó especialmente esa postura, pero claro, tampoco nunca nadie me cabalgó como ella, aunque con ella me gustan todas, porque cuando la imagino a cuatro patas agarrándola por la cintura y encajándola hasta el fondo y ella acudiendo al encuentro de cada embestida, se me acelera el pulso, pero sobre todo mi cabeza la imagina en la posición que a ella más le excita, y después de imaginar viene el desear, el fantasear, así que muy a menudo le digo, súbete aquí señalando a mi polla dura por sus besos y veo como se le ilumina la cara, su mueca viciosa me pierde, y se la calza abrazando mi polla con sus paredes vaginales y voluntariamente las comprime y me muero de gusto, y entonces empieza su danza de fuego, danza de caderas que se mueven armoniosamente y recuerdo la última vez con esa falda negra, de cintura baja, corta con vuelo, una falda de bailarina con muchas capas de volantes que yo iba levantado de uno en uno para llegar a su miel.


lunes, 27 de mayo de 2013

Conozco un lugar... 2ª parte

   (Este relato es una continuación del anterior con el mismo título no obstante se puede leer de forma independiente, que Uds, lo disfruten)


 Durante un rato permanecemos en silencio bajo un cielo de incontables estrellas alrededor de la luna, esfera de luz, me cobijo en su brazo y paso una pierna por encima de la suya entrelazándome con su cuerpo como si quisiera fundirme con él.

   Mi cabeza no para, ahora estoy recordando lo bueno que es Marc con el cunilingus, lo suyo es un trabajo de artesanía, realmente se esfuerza en complacer, con algunos hombres sientes que no lo hacen del todo a gusto pero con Marc nunca he tenido esa sensación, él disfruta, lame con destreza y dedicación.

   Empiezo a hacer ricitos con mis dedos en el vello de su pubis, acaricio su miembro, flácido ahora y sus testículos.

   Marc mira al cielo estrellado, o me levanta la cara empujando mi barbilla con sus dedos para besarme apasionadamente.

   Tus besos me ponen muy caliente—me dice.

   Yo estoy encendida como una candela—le contesto.

   Y salgo del saco sentándome cerca de su cara y abro mis piernas invitándole...

   Siento como Marc empieza a besarlo, rozando con sus labios el pequeño mechón de pelo que me dejo en el pubis y a continuación noto un leve roce en la piel suave como el polen de mis labios mayores depilados de esta misma tarde, el vello resta placer siempre he pensado que es porque se interpone entre la lengua y la piel, un cunilingus con el sexo depilado es sublime, un placer de otro mundo, desde que lo probé no quiero otra cosa...

   Ahora su lengua está intentando penetrar de forma lasciva entre los pliegues de los labios vaginales, al cabo de un momento sale del saco, me hace tumbarme y se instala entre mis muslos, colocando mis piernas por encima de sus hombros, me siento desnuda por completo, tremendamente abierta y vulnerable y sin embargo amada al máximo.  Me relajo y me dispongo a disfrutar de ese momento.

   Su lengua doblada formando una larga curva se mueve con lentitud, comienza en la base de mi espina dorsal. ¡Oh Dios! a mi cabeza llegan imágenes de otros encuentros con Marc y de como suele hacerlo...

   Después sigue lamiendo a lo largo del surco de las nalgas, deteniéndose en cada agujerito que encuentra para entrar profundamente todo lo que da de si la lengua, subiendo después para cosquillear la sensible piel de los labios y del clítoris que tiembla entre ellos.

   Al cabo de siete u ocho largas lamidas le sostengo la cabeza sobre mi clítoris, haciéndole concentrarse en eso y comienzo a subir y bajar las caderas, indicándole a él por la presión de las puntas de mis dedos sobre sus sienes que lama con más fuerza o más dulzura, más arriba o más abajo, más a la izquierda o más a la derecha, siento sus dedos en mi vagina, empujando hacia el interior más húmedo y adivino lo que va a hacer, poco después los saca y me introduce un dedo ensalivado por el ano, recuerdo cuánto me sorprendí la primera vez que me lo hizo y con cuánta facilidad me he acostumbrado a encontrar placer en ello.

   Mientras mis músculos comienzan a tensarse para el orgasmo pienso cuánto he echado de menos a Marc, mucho más de lo que yo misma he admitido, mi clítoris empieza a temblar como un árbol en medio de una tempestad, aligero mi mente en el principio del orgasmo, Marc sabiendo que eso me gusta introduce su lengua profundamente en mi vagina mientras yo restriego con movimientos frenéticos mi sexo contra su cara.

   Y me dejo ir...

   Parece que no voy a acabar nunca, cada vez que las sensaciones aflojan la tensión introduce más el dedo en mi ano o me muerde los labios o me lame el clítoris y todo vuelve a comenzar hasta que ya por puro cansancio le digo...

   _Para por favor para, me matarás ya no me quedan energías...

   Él alza la cara de mi vagina y me baja las piernas hasta el suelo, se inclina sobre mi aguantado su peso sobre sus propias manos y me besa dulcemente, el olor de mi sexo impregna su barba, me giro rodando hasta quedar tendida de espaldas, estoy agotada, siento su mano abriéndome los labios y a continuación su pene abriéndose camino hacia mi interior, lo tiene durísimo pienso. ¡Oh Dios que placer!

   Marc empieza a entrar y salir lentamente al principio y después más aprisa, giro la cara, abro los ojos y encuentro los suyos contemplándome, después baja la cabeza y mira hacia abajo donde nuestros cuerpos se unen. Abre mucho los ojos y la boca al observar su miembro entrando y saliendo en mi vagina, veo la excitación en su cara, de pronto disminuye el tempo, penetrando más profundamente y recuerdo que suele hacer justo eso antes del clímax, le miro a esos ojos penetrantes.

   _Bésame mientras me corro_me dice. 

   Y baja sus labios con olor a sexo hasta los míos, meto la lengua en su boca, moviéndola lascivamente, me encanta el momento de su orgasmo, arquea la espalda, alza la cabeza y suelta un gemido como un animal salvaje y siento su miembro haciendo un esfuerzo supremo dentro de mi.

   Cuando todo ha terminado, baja la cabeza y besa mi cuello murmurando palabras que no puedo entender...

   Después de un minuto o dos suelta un suspiro de satisfacción, se pone de rodillas, me besa en la boca, a continuación los pechos y por último un beso cariñoso en mi sexo y se tiende rendido a mi lado.
   
   Me queda pendiente cabalgarle, pero también es cierto que tenemos toda la noche por delante y sino con las luces del alba, esto es sólo un aperitivo, sonrío picarona en la oscuridad...

  Automáticamente nos colocamos en la misma posición de siempre tras hacer el amor, yo cobijada en su musculoso brazo y con mi pierna sobre su cadera, cojo su pene flácido en mi mano que aún gotea y cierro los ojos. Marc bosteza y así nos quedamos aletargados, lamo su pezón con sabor salado a sudor, miro el cielo estrellado dando gracias por mi suerte y me quedo dormida.

jueves, 16 de mayo de 2013

Conozco un lugar...



   Me encanta hacer el amor con Marc porque no tiene tabúes, así que cuando me llamó que estaba en la ciudad después de tres meses en las antípodas de España por temas laborales, me excité al instante sólo con la posibilidad de un encuentro.

   Quiero mostrarte un lugar precioso –me dijo–. Te recojo a las 6.

   Hace tres meses también que di a luz a mi pequeño y si bien hasta ahora no había tenido necesidades sexuales rodeada como he estado del tacto suave de la piel de mi bebé y completamente absorta en mi maternidad, oír la voz grave de Marc al otro lado del teléfono había encendido mi cuerpo.

   También reconozco que no necesito mucho para encenderme...
   –Trae un saco de dormir y una linterna–añadió.

   –¿Cómo?–le dije sorprendida.

   –Lo siento no te diré más, es una sorpresa.

   Así que llamé a mis padres para organizar que se quedaran por la noche con mi pequeño Nil, era la primera vez que iba a dormir fuera de casa, pero tenía claro que lo iban a cuidar tan bien como yo misma y que además iban a estar encantados de hacerlo.

   Me he pasado el día arreglándome y preparándome para el encuentro, peluquería, depilación, crema hidratante por todo el cuerpo, maquillaje, la bolsa con todo lo necesario para el pequeño y dos botes de cristal con mi propia leche que me he ido sacando cada tres horas para dejársela a mis padres.

   Me miro al espejo antes de salir, estoy perfecta, feliz, radiante y se me nota.

   Me subo al coche de Marc y conduce hasta una montaña cercana, el macizo de Sant Llorenç del Munt i l'Obac.

   –¿Me llevas a la Mola?

   Si, conozco un lugar...te gustará, espero encontrarlo fácilmente pues hace muchos años que no voy.

   Deja el coche en el aparcamiento en el Coll d'Estenalles en el que a estas horas sólo queda un vehículo y empieza a caminar por el sendero que asciende muy empinado hacia la Mola, con dos esterillas, su saco y el mío bajo el brazo. Y yo tras sus pasos entre asustada y emocionada.

   Tras unos minutos abandona el sendero montañoso y me conduce por un terreno pedregoso e inclinado hasta su secreto lugar de retiro.

   Es un saliente de roca en una gran pared vertical, lo encuentra con bastante facilidad, está anocheciendo y una espléndida luna llena va izándose por el horizonte para colocarse en su lugar, hasta la luna se ha confabulado con nosotros esta noche para que todo sea perfecto.

   Ya en el saliente miro hacia abajo, hacia el valle, las vistas son magníficas, varios monolitos de piedra rojiza característicos de la zona se yerguen ante nosotros como centinelas a la puerta de palacio, se ven también las luces de alguna que otra casa dispersa por la ladera de la montaña que pertenecen a una urbanización cercana dentro del parque natural.
   Me vuelvo hacia Marc, acaba de abrir por completo los sacos y está uniendo las cremalleras, los coloca encima de las esterillas y se mete dentro haciendo un ademán con su mano, invitándome a entrar, se me escapa una sonrisa pues pienso que parecemos dos adolescentes haciendo arreglos prácticos para poder estar a solas.

   Una oleada de calor y lujuria invade mi cuerpo y renacen antiguos sentimientos y una necesidad imperiosa de tocarle, de sentir sus manos en mi piel, de perderme en sus besos ardientes.

   Me instalo a su lado sobre el saco y ambos miramos hacia el valle que empieza a sumirse en las tinieblas. Un momento de tenso silencio...

   –Yo creo que aquí nunca ha estado nadie más.–dice Marc.

   –¿Y cómo encontraste este lugar y a que vienes aquí?–le pregunto.

   De más joven me topé un día con él, me encantó y me aficioné a venir aquí, me gustaba sentarme en la cornisa con las piernas colgando y no pensar en nada, es mi lugar favorito y hoy quería compartirlo contigo. En ese momento le abrazo y nos fundimos en un largo beso.

   -¡Oh Alicia, si supieras como te he echado de menos en Nueva Zelanda! Yo creo que he pensado en ti todos los días pero sobre todo por las noches.

   Le atraigo hacia mí, acercándome tanto que al final acabo encima de él, y volvemos a besarnos con suavidad.

   La última vez que le besé no tenía barba.–pienso.

   Siento que sus manos se mueven, me está desabrochando la blusa, aparta el sujetador hacia arriba y pienso que los pechos muy desnudos ahora, son el doble de grandes que la última vez que estuve con Marc.

   Deslizo una mano dentro de su camiseta y le toco los pelos largos del vello que rodea sus tetillas. Casi he olvidado lo que se siente al tocar a un hombre. Entrelazo los dedos en su barba y tiro de ella obligándole a abrir la boca y le beso febrilmente.

   Sus manos encuentran mis pechos turgentes y siento una oleada de placer y entonces se lo que va a suceder y me siento incapaz de evitarlo, me separo de él bruscamente, pero ya es tarde, mis pezones derraman un chorro de leche tibia sobre sus manos y me ruborizo de vergüenza.

   –¡Oh, lo siento! ¡Que desagradable! No lo he podido evitar.–digo disculpándome.

   Él me hace callar colocándome un dedo sobre los labios.

   No te preocupes–me encanta, dice mientras los sigue acariciando hasta que están completamente resbaladizos. Es normal. Es sexual.

   Y cambio de postura y baja la cara hacia mis senos y comienza a besarlos y acariciarlos al mismo tiempo y me voy relajando para disfrutar de esa sensación. De pronto otra puntada de placer y gotean de nuevo, pero esta vez ya no me importa. Marc profiere un leve gemido y la áspera superficie de su lengua roza mis tiernos pezones proporcionándome un placer indescriptible hasta el punto que pienso que si sigue voy a correrme.

   Es como si Marc me hubiese leído la mente. Rodea con sus labios uno de los prominentes pezones, lo atrae a su boca y lo chupa y succiona mientras sostiene el otro entre el pulgar y el índice, presionándolo suave y rítmicamente. Cedo a la sensación y mientras mis pechos chorrean leche, uno en su mano y otro en su boca, una corriente como un rayo estremece todo mi cuerpo.

   Empiezo a gemir perdiendo el control, nada en mi mente, sólo sensaciones, hasta que caigo abatida encima de él. Su aliento cálido sobre mis senos, su barba que me roza la piel, el aire fresco de la noche acariciando mis mejillas ardientes, y los sacos de dormir de nylon sobre las esterillas y estas sobre el duro suelo.

   Me estoy asfixiando–dice la voz ahogada de Marc al cabo de un momento.

   Ruedo hacia un lado quitándome de encima y le digo un poco avergonzada.

   –¿La habías probado alguna vez?

   –Si, la verdad es que si–dice vacilante.
   –¿Y que sabor tiene? –le pregunto.

   –Caliente y dulce, como la leche condensada–espera...

   Y se amorra de nuevo al pezón y empieza a sorber de él, noto como sale la leche y como se estremece mi cuerpo y sigue chupando, hasta que se llena la boca y a continuación me besa compartiendo el fluido.

   Me siento extraña probando mi propia leche pero a la vez tengo curiosidad, la verdad es que está deliciosa y caliente.

   –Casi tengo un orgasmo tetal–le digo.

   –Si, ya me he dado cuenta, a mi me ha encantado.–dice Marc.

   Entonces siento la necesidad de proporcionarle placer yo a él, así que le desato el cordón de los pantalones y buceo dentro de sus calzoncillos...le saco el pene, lo acaricio con suavidad, lo beso en la punta...

   –Tengo un deseo.–le digo en un susurro.

   –Dime, si puedo cumplirlo lo haré–dice él.

   A veces te he imaginado masturbándote pero nunca te he visto, hazlo para mi, yo colaboro con mi lengua...

   Marc pone su mano en la base del pene donde hace un momento ha estado la mía y comienza a moverla con lentitud. Realiza algunos movimientos más con algo de mala gana y después suspira, cierra los ojos y comienza a agitarlo fuertemente.

   Yo me deleito mirando y mojando el glande con mi lengua, a veces me la meto entera en la boca, si lo hago, él para unos segundos apartando la mano para dejarme vía libre y después vuelve a cogerla y yo vuelvo a revolotear cual mariposa con mi lengua por su glande.

   Instantes después me arrodillo, me bajo pantalones y tanga de una vez y me pongo a masturbarme con él.

   –Él levanta el cuello y al verme dice...

   –Oh perfecto, pero acércate más no puedo verte.

   Marc está echado de espaldas y yo me acerco hasta quedar arrodillada junto a su cabeza, la luz de la luna hace que me brillen los pezones y el pequeño mechón de vello púbico. Marc comienza a frotarse el pene de nuevo, pero más deprisa esta vez, mientras contempla mi mano con fijeza disfrutando al ver mis dedos acariciando mi clítoris empapado.

   Métete un dedo dentro –suspira él– Quiero ver como te lo metes.

   Así que introduzco la punta del dedo, el tacto es suave y resbaladizo, me lo introduzco por completo. La vista de Marc está fija en mi sexo y al verle tan excitado yo también me excito sintiendo un dardo de placer en mis genitales.

   Dirijo mi mirada a su miembro, sus caderas se agitan más aprisa mientras se masturba con la mano, yo meto y saco el dedo con un placer creciente, a veces me amorro a su glande para humedecer la punta y saborearla y sigo masturbándome.

   Entonces de pronto, un chorro de semen blanco brota de su pene y me quedo contemplando fascinada el diminuto agujero en la punta del glande y Marc arquea la espalda y se produce otro chorro y otro y un cuarto más que lanzado al aire y reluciente bajo la luz de la luna, salpica el pecho de Marc y mi brazo y mi pelo...

   En cuanto termina se deja caer a plomo sobre el saco, yo sigo mirando su miembro erecto aún y el agujerito y el semen en su pecho y me siento agitada por espasmos encendidos de placer y mis dedos moviéndose rápido sobre mi clítoris y llego también al orgasmo con un gemido largo, intenso, quedando totalmente exhausta.

   Cojo su miembro y beso la punta, lo lamo saboreando el salado semen y a continuación limpio su pecho y su barriga con mi lengua y apoyo mi cabeza en su cadera mirando a la luna perfecta y las estrellas que brillan mucho en este lugar tan alejado de contaminación lumínica.

   Durante un rato estamos en silencio, el aire nocturno está refrescando la noche.

   Metámonos dentro del saco_propongo.

   Su pene ha caído a un lado, apoyado sobre su vientre, acaricio el vello rojizo de su entrepierna con la punta de los dedos y sonrío maliciosa en la oscuridad pensando que esto no es más que un primer asalto y que tenemos toda la noche por delante. Aún no me ha penetrado y lo deseo tanto que de imaginarlo me he vuelto a excitar.

   Próximo capítulo más.




martes, 7 de mayo de 2013

Cita a Ciegas




   Cuando su sonrisa de dientes blancos iluminó la pantalla a los 5 minutos de conocernos jamás imaginé que una hora después estaríamos desvistiéndonos a toda prisa casi arrancándonos la ropa para gozar de nuestros cuerpos torrados por el sol....

   Y es que no soy de esas que se acuestan con un hombre en la primera cita, pero esto es diferente, no es una cita ni nada parecido, es un polvo, un desahogo del cuerpo y es que el deseo enciende el mío y me hace actuar como nunca imaginé que era capaz de hacerlo.

   _Estás guapísima_Tecleó en su ordenador nada más enchufar la web cam.

   _Gracias_ Tú también eres más atractivo de lo que pensaba.

   Mi pareja vuelve a las 8 de trabajar, él siempre ha vivido ajeno a las tormentas de mi corazón y de mis deseos, tengo toda la tarde para flirtear con el desconocido, me pongo cómoda, le digo que espere un momento, giro la web cam contra la pared y me hago un canuto.

   Tengo toda la tarde le digo al chico unos minutos después, podemos conocernos un poco, ¿Cómo te llamas?

   Me llamo Javier preciosa y te propongo algo mejor...

   _¿Por qué no quedamos y nos sacamos los juguitos?

   _Que directo eres_Le digo.

   Sin embargo tiene razón, podemos pasarnos la tarde chateando y poniéndonos más calientes que en Fallas el día de la Cremà o podemos arriesgarnos a quedar y disfrutar de nuestros cuerpos.

   _¿Qué me propones? Le digo...ahora ya sí imaginándomelo magreando mis pechos, le miro los labios y me excito sin poder ni querer evitarlo.

   _Como prefieras, voy yo a tu casa o vienes tú a la mía, vivo cerca de ti.

   _Si, y eso cómo lo sabes? le digo ahora si bastante sorprendida.

   _En cuanto hemos conectado lo he sabido, te veo todas las mañanas pasear a tu perro en el descampado de detrás de mi casa, soy pésimo con las caras pero has sido objeto de mis deseos muchas mañanas, incluso me he masturbado alguna vez mirándote. LLámalo casualidad o destino pero si nos hemos conocido ahora es por algo.

   Vaya pues si es casualidad, yo la verdad es que no te había visto nunca, pero me pareces muy apetecible, aunque si quedamos te pediré discreción, estoy casada.

   _No te preocupes, soy una tumba.

   Y así fue como 40 minutos después cerraba con llave la puerta de mi casa para dirigirme a la suya a dos manzanas, donde me abrió la puerta un apuesto chico en camiseta y calzoncillos.

   _¿Quieres tomar algo?_Me dice nada más entrar.

   _Sí, a ti....le digo sensualmente, mi cuerpo ha entrado en ebullición, la voluntad la he dejado en casa bajo llave y la vergüenza y la dignidad también, sólo me he traído conmigo el deseo de complacer su cuerpo y el mío.

   Así que nos fundimos en un beso apasionado rozando nuestros cuerpos, noto sus manos enormes en mi trasero y ya empieza a subirme la temperatura por toda la piel, como si ahí tuviese el botón de on para encender la caldera.

   Me acompaña a su habitación con una mano en cada pecho yo caminando delante y el detrás muy pegadito, noto también su polla contra mis nalgas y nada más estirarme en la cama nos fundimos en otro beso y empezamos a arrancarnos la ropa.

   Hoy no os voy a contar la escena, sólo os diré que el polvo fue tremendo, que hicimos todo lo que nos apeteció, yo le cabalgué hasta la saciedad y el me dió por detrás todo lo que quiso...

   Os diré que puesto que me lo pasé tan divinamente y que además tengo a Javier tan cerca de mi casa ya he quedado con él dos veces más, es como un bálsamo a mis problemas, cuando estoy abatida le mando un mensaje y quedamos lo más rápido que podemos. Alivia mi sed de hombre, me hace sonreír, me eleva al cielo...mi cielo.

   A mis lectores os recomiendo....poned un amante en vuestras vidas...

    A Javier aunque te he cambiado el nombre, quería decirte desde aquí que esta misma tarde, si quieres.... estoy libre como un taxi y que sólo de pensar en devorarte....en beberme lo prohibido, tus juguitos como tú dices, ya me he puesto caliente como un volcán, tengo el clítoris en llamas así que prepara la manguera que voy.

  ¿Quedamos?