"No quiero ser esclava de mis pasiones, quiero vivirlas, sentirlas, disfrutarlas"

viernes, 26 de octubre de 2012

Bondage



  Estoy nerviosa, como siempre que quedo con un desconocido, noto esas mariposillas en el estómago y se ha instalado esa sonrisa tonta en mi cara que no se disimular.
  Hemos quedado en la puerta de casa, te has empeñado en pasarme a recoger en tu coche y aunque al principio me he negado porque me gusta la libertad y autonomía de ir con el mío, al final he entendido que no era lo más adecuado para la cita romántica que me propones.
  Me mandas un mensaje, ya estás aquí, te contesto que bajo en seguida y como no me gusta hacer esperar y estoy preparada hace un buen rato, cojo el bolso negro de mano, me doy un último repaso en mi espejo de cuerpo entero y bajo.
  Me has pedido que vista elegante, así que me he enfundado en un vestido negro de cuello cisne vuelto con un escote perforado en el pecho en forma de gota por el que asoman dos centímetros de canalillo, es bastante discreto, la raja de la pierna ya es otra cosa pues me llega más arriba de la mitad del muslo, medias de red, tanga y liguero, lo último que hago es subirme a los tacones, pues no me gusta sufrir ni un minuto más de lo estrictamente necesario, y salgo dispuesta a disfrutar de la noche mágica que me has prometido.
  En el ascensor me repaso el pintalabios y trago saliva en un intento de serenarme, no te he visto más que en fotos, pero me has mandado muchas desde todos los ángulos, así que no creo que me decepciones.
  Al salir del portal te veo de pie apoyado en el coche. Guapísimo.
  ¡Que alto eres!
  -Estás preciosa- me dices con un timbre de voz encantador, me das dos besos, mientras te digo que tú también vienes muy guapo y a continuación me abres la puerta del coche, gesto que me halaga.
  Mientras conduces me preguntas que perfume llevo y te contesto que es Wish de Chopard, me dices que es muy apropiado para esta noche y que vas a hacer lo posible porque sea para mi una cita inolvidable.
  No dejo de mirarte mientras conduces, porque quiero verte bien y fijarme en los detalles, pero sobre todo porque soy consciente de que mi perfil izquierdo es el peor de los dos. Coqueta hasta la muerte.
  Llevas una camisa clara de cuello mao con el último botón desabrochado y un colgante étnico con cordón de cuero por debajo de la nuez. Unos tejanos y mocasines de ante marrón oscuro, la camisa está perfectamente planchada y veo en el asiento de atrás una americana también colocada con mucho cuidado, el coche está impecablemente limpio y huele a ambientador.
  No me has dicho donde vamos, sólo me preguntaste por el chat si prefería carne o pescado.
  Pescado te respondí y tecleaste un yo también y una sonrisa, bueno tres ja ja jas que daban un doble sentido a tu frase, me encantan las personas con sentido del humor.
  Al llegar bajas corriendo del coche y rodeándolo por delante me abres la puerta, yo no se como actuar ante tanta galantería, la verdad es que no estoy acostumbrada.
  Al entrar en la marisquería das tu nombre completo y nos acompañan a un rincón muy íntimo, sobre el mantel de lino color rojo vino, una lámpara clásica emitiendo la luz justa, lo suficiente para comer y a la vez convirtiendo el rincón en un lugar sumamente acogedor.
  Por supuesto retiras la silla para que me siente y en seguida nos traen las cartas y me preguntas que me apetece, después de mirarla un buen rato te digo que estoy indecisa pues me gusta todo y entonces me preguntas si puedes pedir por los dos, te digo que si y levantas la mano llamando la atención del camarero.
  Te desenvuelves bien con la carta de vinos, hasta tal punto que me has impresionado, pero para cenar a mi me parece que has pedido una barbaridad de comida.
  Gambones, nécoras, ostras, navajas, percebes, almejas y alguna cosa más que seguro me dejo.
  -El marisco es afrodisíaco- Me dices sonriendo.
  -Sí, lo sabía- Te contesto guiñándote el ojo.
  Mientras cenamos charlamos de nuestras vidas, al ser completamente desconocidos tenemos mucho que contarnos, a veces me sorprendo mirándote embelesada mientras hablas, me cuentas que es el Bondage, me explicas que eleva el sexo a la categoría de arte y ya estoy deseando que termine la cena para probarlo.
  Tras los postres, propongo pagar la cuenta a medias y me dices que no me preocupe por eso y que ya está arreglado, me preguntas si quiero tomar una copa en un pub o en tu casa.
  Prefiero tu casa, en realidad no quiero ninguna copa, nos hemos acabado la botella de vino entre los dos y se que he bebido más que tú, así que no quiero pasar de este punto porque quiero acordarme mañana de esta noche apenas empezada, de momento la compañía y la cena perfecto.
  Al llegar a la puerta de tu casa giras la llave y le das un empujón y haces con tu mano un ademán de adelante pasa, mientras dices, las damas primero.
  Doy un vistazo rápido a toda la estancia y me sorprendo, la decoración es tan austera, con tan pocos muebles y objetos que te imagino como un guerrillero sobreviviendo en la selva, las paredes completamente desnudas, no hay más muebles que un sofá de piel negra, la televisión sobre un cajón con ruedas y la mesa del comedor con cuatro sillas, en cuanto dejo el bolso en la mesa te acercas, me coges de la mano me giras y me das un beso de esos de película, inclinándote sobre mi mientras rodeas con tu brazo mi cintura para que no pierda el equilibrio.
  Sin separar nuestras bocas me guías a tu cuarto, yo voy de espaldas hasta que tropiezo con la cama y me dejo caer que es lo que pretendías, has caído conmigo y nos besamos con ansia, los cuerpos completamente encendidos ardiendo en deseos de poseer al otro.
  Me miras, me hablas, me besas y empiezas a desnudarme lentamente, bajas la cremallera lateral de mi vestido y me ayudas a quitármelo, ahora acaricias mi cuerpo en ropa interior deslizando un sólo dedo por él, estoy muy caliente, te deseo, te ayudo también a desvestirte y te quedas en boxer, bastante abultado a estas alturas.
  Abres el único cajón suspendido de la pared y sacas tres pañuelos negros iguales, con los dos primeros me atas las manos separadas al cabecero de forja, parezco Cristo en la cruz, con el tercero quieres vendarme los ojos y te digo que por favor aún no. Que manía tienen los hombres con vendar los ojos, comparto ese juego un rato, me gusta porque sin ver nunca sabes de donde va a venir la siguiente caricia pero por otro lado me pierdo tanto...quiero ver centímetros de piel, culos, torsos, pollas, la excitación entra por todos los sentidos, vendar los ojos es realzar el sentido del tacto a cambio de perder otro, prefiero gozar de los dos.
  Sinceramente también estoy un poco asustada pues aunque me inspiras confianza nos acabamos de conocer, atarme y vendarme los ojos me deja totalmente vendida a tu voluntad, además que las dos espadas samurais que hay cruzadas como adorno sobre el cabecero me han puesto en alerta, te lo explico y me dices que jamás me harías daño con una sonrisa que me relaja, y me dices que no me preocupe y que lo entiendes.
  Me perdonas la venda de los ojos y sacas una cuerda fina, color rojo, larga muy larga, está enrollada en un ovillo muy abultado. Me quitas el sujetador, con delicadeza, y deslizas tu lengua por mis pezones pero no los tocas con tus manos, yo estoy deseando que me envuelvas los pechos con ellas, te apartas a una esquina de la cama y me miras como un pintor mirando un lienzo en blanco pensando cual será su primera pincelada.


  Desenrollas la cuerda mirándome, de vez en cuando la dejas a un lado y te acercas a besarme, son besos tiernos, mordiéndome el labio, o deslizas la punta de la lengua por mi pezón de nuevo, y vuelves a coger la cuerda y sigues preparándola en lo que me parece un ritual, me pregunto cuantas mujeres habrás tenido aquí en tu cama en esta misma situación.
  Me pides que arquee un poco la espalda y empiezas a pasar el ovillo de cuerda por debajo, dándome vueltas por encima y por debajo del pecho, estás haciéndome un traje de cuerda dejando mis pechos a la vista y a veces dejas el ovillo a un lado y vuelves a besarme y rozas todo tu cuerpo con el mío, o te paras a corregir la posición de alguna cuerda y me miras con una sonrisa, o me apartas un mechón de cabello que cae por mi cara.
Y sigues enrollando la cuerda por mi cintura, haciendo unos nudos todos iguales y me bajas el tanga quedando mi rajita  a la vista, suave, depilada. Hueles mi tanga mirándome, te acercas a mi pubis y bajas deslizando tu nariz por la línea vertical de mis labios, apenas rozándome con la punta y aspirando mi olor, ese deseo incumplido de que me acaricies más me empapa toda la zona en un segundo, incluso elevo el trasero buscando tus labios en mi sexo, al hacerlo las cuerdas que pasan a ambos lados de mi vulva se me clavan suavemente acariciando mi piel y excitándome más.
  No paras hasta que parezco una momia de cuerda, tu laborioso trabajo termina con sendos nudos en mis tobillos, estoy casi inmovilizada, vendida a ti, totalmente subyugada, sometida a tus deseos y me encanta...
  Quiero ser tu sierva, y que me domines, y que hagas lo que prefieras conmigo, te lo digo así tal cual y me dices, abre la boca y te bajas los calzoncillos y entonces la veo por primera vez, deseo lamerla y abro la boca todavía más y te miro a los ojos y saco la lengua para alcanzarla, estás empalmado y a mi me parece que tienes un miembro precioso, tierno, rosado, lo veo como un animalillo imberbe que busca en mi boca un lugar en el que guarecerse, y te pones a horcajadas sobre mi cabeza y me follas la boca todo lo que te apetece, está tan dura, rígida como un palo, y me encanta verte así. La sacas y la paseas por mi lengua, o subes un poco más para dejar tu escroto a mi alcance, y te chupo los huevos, empapándolos, mi lengua no descansa, lamiendo todo lo que pones en ella. Y te separas cuando te cansas después de haber estado en el umbral un par de veces, y me dices...¡Eres fantástica!
  Me besas de nuevo y me dices, la meteré sólo una vez, y te coges el miembro y me penetras hasta el fondo, que bueno notarte dentro, lo deseaba tanto y lo sacas para seguir chupándome todo el cuerpo, nooooo te digo, ahora mismo si tuviera manos te cogería de los hombros para acercarte a mi y que volvieses a penetrarme, poséeme te digo, penétrame, está bien dices, sólo una vez más y vuelves a repetir la jugada y me dejas de nuevo con las ganas. Finalmente accedes a complacerme y me penetras suavemente para poco a poco ir incrementando la velocidad y la fuerza de las embestidas y paras un segundo y noto tu polla dura como el granito dentro de mi y entonces empiezas otra vez despacio, te miro a los ojos, la posición de tu boca es la del que está a punto de soltar un aullido, tengo la espalda arqueada y has pasado un brazo por debajo, y sigues penetrándome, empujando hondo a la vez que me miras y sabes que yo también estoy ahí, casi en el limbo, aceleras un poco el ritmo y vuelves aflojar esperándome, dos o tres movimientos suaves más notando tu excitación dentro de mi y te digo, no puedo más....me voy, voy contigo me dices y al instante llegan nuestros orgasmos sacudiendo los cuerpos mientras me abrazas y aprietas mi cuerpo encordado contra el tuyo, delirante placer, yo también quisiera abrazarte.........

  Pasados cinco minutos, ambos con los ojos cerrados y la respiración aún entrecortada, me dices que te has quedado con las ganas de comerte mi coñito y que eso no puede ser, está muy sensible ahora te digo y me dices que no me preocupe que ya lo sabes, así que empiezas muy delicadamente, al principio ni me tocas solo deslizas los dedos por las cuerdas, notando yo una débil presión, pero el sexo está en la cabeza y estoy imaginando tu lengua en mi clítoris y me he vuelto a excitar, me haces un cunnilingus de maestro, eres diestro con tu lengua, consigues en poco rato mi segundo orgasmo, me desatas todo el cuerpo, conservo algunas marcas en mi piel, al final nos quedamos dormidos, es casi madrugada, te doy la espalda y me haces la sillita, envolviendo mi cuerpo con el tuyo, cuando estoy casi dormida, noto tu miembro duro en mi culo y yo misma te cojo la polla y me penetro, buff dices, como me tienes otra vez, y me follas así mismo cogiéndome por la cintura y me das fuerte mientras me abro y acudo al encuentro de cada embestida, cuando te corres me giro a besarte y te digo que tenías razón que ha sido una noche maravillosa.





6 comentarios:

  1. siento que llega la noche, pienso en llenar tus vacios, es una suerte poder leerte y poder soñar..... bufff

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  2. Que pedazo relato.Hacen falta mas mujeres como tu.Ansiosas de sexo.Me ha excitado mucho el relato y coincido contigo,no me gusta mucho eso de que me tapen los ojos.Ya ansío leer otro de tus relatos.Húmedos besos.

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  3. He vivido el relato, lastima que la noche termina y toca soñar contigo. Seguiré leyendo lo que escribas te envío un fuerte y cálido beso......

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  4. Gracias a todos los que después de leer dedicáis un minuto a dejar vuestra opinión.

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