"No quiero ser esclava de mis pasiones, quiero vivirlas, sentirlas, disfrutarlas"

viernes, 27 de septiembre de 2013

La Bestia




  Ha sido un día tranquilo, pero dentro de mi arde Troya, y como siempre que estoy así me apetece escribir, porque escribir es como ser minero de uno mismo... En la primera fase, la de prospección busco en mi interior que contaros y sólo encuentro fuego, calor y llamas.

  Encuentro... un deseo indómito, que me subyuga, que me rinde a sus pies, y sólo me libero de él, obedeciéndole...

  Cariñosamente le llamo La Bestia, siempre me controló ella a mí, a ratos se enciende y me quema por dentro como ampollas en la piel, y a partir de ese momento mi cuerpo es una marioneta, ella hace y deshace, ella me maquilla, me viste de pecadora y dibuja esa sonrisa traviesa en mi cara, pero no soy yo, es la bestia, yo sólo soy su pelele, un monigote que maneja a su antojo con destreza.
 
  La bestia me habita, me posee, me invita a buscar unas manos en mis pechos, me invita a provocar, a seducir, a sentir...

  La única manera de aplacar a la bestia es otorgándole un orgasmo tras otro, y otro más, al tercero la bestia se calma, cual corderito se repliega bajo mi falda, y vuelvo a ser yo, y ya no estoy enfadada con el mundo, y ya nada corre prisa, me desborda la paz y miro las estrellas y la luna, y respiro hondo con los ojos cerrados mientras atraigo a mi memoria los momentos más deseados, y por un segundo la bestia gruñe de nuevo dormitando..

  Pero está domada...

  Por ahora...

 

viernes, 20 de septiembre de 2013

Salimos de caza





   Un discreto cartel de metal dorado en la puerta, un timbre, picamos, nervios como siempre en este momento. Un hombre de ojos saltones y pelo cano engominado con un pendiente en la oreja nos abre y nos invita a entrar, nos mira de arriba abajo.

_¿Habéis venido antes verdad?.

_Si _asentimos los dos al unísono.

   Juan que así se llama, suspira aliviado, pues no tendrá que acompañarnos a conocer el parque temático del sexo que regenta.

   En un pasillo estrecho, abre unas puertas correderas de cristal y nos ofrece colgar los abrigos, le pregunto si está animada la noche y él contesta que si, que tenemos por la barra unos chicos muy guapos.

   Pedimos la consumición y nos sentamos en un rincón, en una minúscula mesa alta con taburetes, desde aquí vemos la zona de entrada, toda la barra y los dos pasos de puerta con cortinillas que comunican con el oscuro interior del "locus amoenus", el techo y las paredes están pintados de negro, unos leds iluminan las bebidas en sus estantes de cristal y cuatro ojos de buey dirigidos al interior de la barra son la única iluminación decente de la zona. Un señor maduro con una toalla liada a la cintura pide su bebida con voz de trueno y se le oye por encima de la música ambiente, a su lado una mujer bella, una profesional del sexo muy maquillada que mira a su alrededor.

   Un chico se nos acerca.

_Hola buenas noches, me llamo Andrés.

_Hola Andrés encantada, me llamo Ana.

_Yo David encantado.

_No me gusta ser pesado, si os intereso estoy por aquí_nos dice.

_Muy bien responde David pero estamos viendo el material, que acabamos de llegar.


   El chico vuelve hasta la barra y nos mira de reojo con mirada de Gioconda.


   Terminamos nuestras bebidas y nos decidimos por el "Glory hole". Estamos pensando en él desde que hemos salido de casa.

   Cuando decidimos levantarnos se acerca el jefe, en su labor de celestino y nos dice que hay una pareja que nos ha echado el ojo y que quieren conocernos.





   Esta situación hace años hubiera sido un apuro, pero ya no, ahora sólo follamos si los dos estamos de acuerdo, incluso hemos desarrollado técnicas para comunicarnos entre nosotros, si yo me toco el anillo de casada quiere decir que para nada me tiro a ese hombre y si me lo saco y lo dejo caer en la mesa quiero decir... O lo mandas rápido a paseo voy a salir corriendo, a veces se da que a David le gusta la chica y yo no trago con el chico y alguna vez ha pasado al revés, también tenemos que gustar nosotros a la otra pareja y aunque por ahora no nos han rechazado nunca, somos conscientes de esa posibilidad.


_Angela y Sergio_dice el chico, encantados de conoceros.

_Ana y David, igualmente_responde David.


   Ni siquiera se han sentado y ya estoy yo tocándome la alianza.

_¿Qué edad tenéis? pregunta típica del mundillo_dice David.

_¿Qué edad me echas?_dice Angela.


   David dice treinta y yo rebajo a veintiocho, pues no veintidós dice la muchacha con sonrisa triunfal, es una jaca, una morena con un escote despampanante, toda una mujer para perderse una noche.

   En la mirada de David percibo el deseo y vuelvo a tocarme el anillo para asegurarme de que me ha visto.


_Y vosotros que edad tenéis_pregunta Sergio.

_Treinta y uno y treinta y cinco_respondemos a la vez.


   Yo intento mirarme a Sergio con buenos ojos pero se me atraganta, pesa por lo menos noventa kilos, gasta barrigón cervecero, y gafas de pasta con gruesos cristales que parecen lupas, detrás unos enormes ojos dirigidos a mi escote, cara regordeta, redonda, con un protuberante lunar justo debajo del ojo que le hace de freno a las gafas, va bien vestido, pero sin ninguna gracia, pues de donde no hay no se puede sacar.

   Si acabo follándomelo, me pido arriba, pienso riéndome para mi.


   Dos preguntas típicas más... ¿Lleváis mucho en esto? ¿Habéis venido antes a este local? Y nos invitan a pasar a los reservados, David accede se levanta y entra el primero, yo me quedo la última y paseo la mirada por la barra, fijándome en las caras de los chicos, cualquiera de los aspirantes me sirve.

   Hay que aclarar que no cualquier chico puede entrar en el local, hay que ser guapote y cumplir, pues luego a las parejas de trío se nos pregunta que tal se han portado y cualquier comentario negativo veta la entrada para siempre a ese chico.

   Antes de entrar Sergio el más tímido de los cuatro me hace el comentario de que le gusta este local porque los chicos solos están muy controlados y no pueden pasar al interior a no ser que sean invitados por una pareja.


   Dejando la barra a la izquierda hay una puerta de acceso a los reservados y otras atracciones del lugar y unas cortinas hasta el suelo en el lado derecho, al otro lado de las cortinas se encuentra el lado masculino del "Glory hole", totalmente a oscuras, los chicos de la barra entran y salen de la estancia a menudo, van a ver si alguna pareja ha osado entrar al cubículo contiguo.

   Cuando llego al reservado David no está, ha ido al lavabo, me siento en medio de los dos, y Sergio, "el gafas", que me empieza a explicar de nuevo, hasta donde pueden pasar los chicos, a pesar de que les hemos dicho antes que somos asiduos al local.

   Al instante Angela me pregunta si soy bisexual y entonces me doy cuenta de que me está comiendo con los ojos. ¡Que trago!. Hasta ahora no he sido consciente de que ella me pudiese desear.

   Llega David, me quito el anillo y empiezo a botarlo con urgencia en la mesa.

   David reacciona y dice bueno guapos, vamos a intercambiarnos los móviles y os llamamos otro día que nosotros vamos a entrar ahí dentro, señalando a la habitación de los agujeros, yo me levanto de un salto sin darles tiempo a reaccionar y me pongo a despedirme, casi me tiro de cabeza al cuarto oscuro huyendo de la delicada situación.

   Atravesamos las pesadas y negras cortinas y nos tendemos en los colchones.

   En menos de un minuto tres miembros brotan por los agujeros, no los vemos al instante, sino al cabo de un rato cuando nuestros ojos se aclimatan a la oscuridad absoluta, la negra pared tiene agujeros grandes y pequeños a diferentes alturas, pensados para todas las tallas de hombre. Empezamos solos, David me va preguntando cual me gusta más, uno de los penes sobresale en tamaño, y señalo al escogido mirando a David, cuando nos excitamos lo suficiente lo sujeto con una mano y le pego un lametón, la polla desaparece y al instante un chico abre las cortinas y se cuela en la habitación, no es el chico que esperábamos, es Andrés el chico que se nos ha presentado al llegar, los dos hemos coincido en invitar a otro chico moreno que hemos visto en la barra y que imaginamos será el propietario de una de las dos vergas que todavía sobresalen de la pared, así que le decimos a Andrés que no lo hemos invitado pese al lametón, el muchacho nervioso nos pide perdón y sale escopeteado a meterla de nuevo por la tronera.

   Escogemos al segundo miembro en tamaño y le decimos al chico a través del agujero que pase dentro un momento, entra y esta vez si es el morenazo, el joven, carne de gimnasio, se sienta en una esquina del lecho, está paralizado, las circunstancias le superan, para romper el hielo le empiezo a acariciar por encima del pantalón, en seguida se consuman diferentes posturas sin que el joven tome la iniciativa en ninguna, David se masturba mirándonos y de vez en cuando me agarra del pelo con autoridad y me hace sacarme el falo de la boca para besarme. Hay ojos mirando por los agujeros, si me acerco a la pared manos furtivas me tocan.

   En estas estamos cuando las cortinas se abren de golpe, es una fémina, una silueta desnuda que ocupa toda la entrada, parece una venus de Milo caída del cielo, David le tiende la mano y la chica entra despacio por miedo a tropezar con la amalgama de cuerpos, tras ella entra su pareja, un chico delgado y muy despeinado, una silueta recortada por la tenue luz que llega de la barra, cierra las cortinas y se sienta con cuidado detrás de mi.

   Nos liamos los cinco, el jovencito invitado de la barra se corre en seguida sin avisar, mientras el nuevo empieza a acariciarme la espalda. No me apetece tragármelo así que tal como el semen va entrando en mi boca lo dejo salir, derramándose sobre sus genitales, y allí se queda el mozo tumbado, quieto, sin reaccionar como si formara parte del lecho.

   Mientras....el chico de la pareja empieza a besarme y acariciarme, me recoge el pelo, me masajea los hombros, me lame el cuello, me toca los pechos abrazándome desde atrás, hasta que me doy la vuelta, y miro su miembro en las tinieblas, promete, aunque de momento está fuera de combate, después le miro a la cara, tiene una sonrisa de medio lado encantadora.

   Juan, el dueño del local, abre las cortinas y nos dice...

_Cinco minutos para cerrar.

_Yaaa!!!_exclamo.

   Siempre nos pasa igual el tiempo se volatiliza aquí dentro.

   Al salir la luz del día nos ciega y hablamos con las caras pálidas y los ojos guiñados.

   La pareja nos invita a seguir en su casa, viven relativamente cerca, en Gracia, un precioso barrio de Barcelona.


   Su casa es espaciosa y diáfana, comedor cocina y salón en una sola estancia, techos altísimos, hay alfombras y cojines por todas partes, muebles antiguos recuperados, cortinillas de bolitas en las entradas a las habitaciones, mosaicos hidráulicos en el suelo, el conjunto tiene un aire hippy.

   María, la chica enciende incienso nada más llegar, a plena luz del día nos vemos mejor, Efrén me gusta, es sin duda el chico más mayor con el que he estado, tiene cuarenta y dos años, las canas ralas le hacen aún mayor e interesante, pero no su forma de vestir, lleva rastas en el cogote, dentro del local ya las he visto, bueno palpado, me parece muy atractivo y lo más importante... le deseo, deseo sus caricias pues en la breve toma de contacto en el local me ha puesto muy melosa, la chica María aún tiene más canas que él, luce una melena abundante que se acaba de recoger en una alta cola de caballo. Ella no dice su edad pero debe andar también por la cuarentena, de cuerpo está fantástica.

   María entra en una habitación y me llama, mientras los hombres se quedan en el comedor liándose un canuto.

   Cuando entro María me espera medio tumbada en la cama.

_Tráeme esa foto por favor_me dice.

   Yo inocente le tiendo la fotografía creyendo que María quiere explicarme algo, ésta la deja en la mesilla sin mirarla con una mano mientras con la otra tira de mi hasta sentarme en la cama, entonces veo sus intenciones y me levanto de un salto y le digo...

_Espera ahora vengo, voy a buscarlos.

   Y salgo volando dejándola con la palabra en la boca.

   Llego al comedor y les digo a los hombres nerviosa...

_¿Venís a la habitación?.

_Si, un momento, cuando nos acabemos el peta_dice David.


   En vez de volver me quedo con ellos con la excusa de dar unas caladitas y sin poder advertir a David de la tensa situación.

   A los cinco minutos María sale y me dice...

_Ana ¿No me has dicho que ahora venías?

_Perdona María, no soy bisexual_respondo.

_Todavía no he aprobado esta asignatura y tampoco tengo valor aún para enfrentarme al examen. _añado

_Eso se dice antes, mujer._dice María

_Lo siento, pero en realidad sólo hace unas horas que nos conocemos y además,¿Cómo iba yo a saber tus intenciones?_le digo.

_Pues también tienes razón, ¿Entonces que, vamos todos a la cama?

_Vamos _dice Efrén apretando la colilla del porro contra el cenicero.


   El cabecero de la cama es de forja negra, con grandes flores barrocas, blancas sábanas con remates de puntilla y las iniciales E y M bordadas, Ana piensa que deben ser del ajuar y que deben llevar tiempo emparejados porque están un poco ajadas, se tumban a lo ancho, con los pies colgando.


   Efrén me baja con un suave movimiento el tirante del vestido, dejando para más tarde el del sujetador, aunque el vestido me queda tan ceñido que la caída del tirante no tiene ninguna consecuencia, seguidamente me besa el cuello y por encima de su cabeza veo como David y María se besan al lado, no siento celos, sé que es sólo sexo. Cierro los ojos y me abandono al placer de las caricias, él lleva tejanos, le toco por encima del pantalón, imagino que su miembro debe estar ahí, en alguna parte, pero de momento no da señales de vida, es lógico pienso, después de una noche loca en el Libert.

   Deben ser las ocho de la mañana, me tomo como un reto excitarle, así que sigo besándolo con ganas y frotando mi cuerpo contra el suyo, mientras mi mano acaricia la bragueta, no hay prisa, la emoción de como será desnudo se ha esfumado pero queda intacta la de provocarle, él acaricia mis pechos por encima del vestido, baja hasta el trasero y vuelve a las tetas masajeándolas, estamos los dos en una postura difícil, apoyados sobre nuestros codos, Efrén me empuja para tumbarme y empieza a buscar la cremallera por los laterales,

_Frío, frío _le digo juguetona.

   Y se me escapa una sonrisa traviesa pensando que hoy me he puesto un sujetador que se abrocha por delante.

_Vas blindada _me dice Efrén

_De eso nada, sólo llevo dos prendas._le digo, siguiéndole el juego.


   Efrén sonríe y me da la vuelta como el que voltea la almohada, se acerca mucho y noto su aliento en mi nuca, el vello se me eriza, me baja la cremallera hasta el tope por debajo del trasero, acaricia mis nalgas morenas, apretándolas con fuerza, me incorporo quedándome de rodillas pues así boca abajo le es imposible tocarme, él aprovecha para quitarme el vestido y me dice con un susurro en la oreja...

_Bueno, el sujetador como se desabrocha que ya he visto que por detrás no es.

   De nuevo mi sonrisa traviesa, presiono con los codos en mis costillas abombando la espalda y dejando holgada la mitad delantera del sujetador y éste se suelta solo.

_Gracias me dice Efrén con una sonrisa en los labios

_No me des las gracias y cómeme toda _le digo.

_No lo dudes princesa _dice él.

   Espera pero antes... le quito la camiseta de un tirón, dirigiéndome a continuación a su bragueta. Él me frena, me coge de los hombros y me dice...

_Déjala descansar un poco más, está K.O.

   Así que me dejo caer de espaldas relajada a esperar sus caricias, pienso que en veinticuatro horas es el cuarto hombre contando a David que le pasa la lengua a mi almejita, me excito imaginando las pollas en los agujeros del local, pienso también en la playa nudista de ayer por la mañana, en el encuentro breve pero intenso con el policía, en sus manos untándome cremita, ladeo la cabeza y David está abriendo con habilidad de cirujano los pliegues genitales de María a cincuenta centímetros de mis ojos, David pasa la lengua por un labio mayor del coñito rasurado, la imagen me calienta, estiro la mano y agarro la verga de David, dura, erecta y lista para combate, este es mi hombre, siempre dispuesto._pienso.

   Efrén ha bajado de la cama, estamos un poco apretados los cuatro, con sus rodillas en un cojín sobre la alfombra, ha abierto mis piernas y acaricia mi coñito con la mano plana presionando ligeramente con la palma en el umbral de mi vagina, el clítoris asoma obsceno entre mis labios, en seguida un flujo baboso empapa su mano.
    Un lametón delicado con la lengua desde el ano al clítoris me estremece.

_Ufff me encanta_mascullo.

_A mi más _responde Efrén.

   Sigue lamiendo con los brazos estirados para alcanzar mis pechos, mientras yo pajeo a David hasta que cambian de postura, Efrén se pone de pie y se baja pantalón y calzoncillo de una vez, y me viene a la cabeza un chiste sobre esta habilidad masculina, vuelve a arrodillarse ante mi almeja, mientras se pajea con una mano, disfruto unos minutos más de su lengua y le hago subir hasta mi boca para poder tocar su miembro, está erecto, imagino que me penetra con él y mi vagina se vuelve loca, deseándolo, a los dos segundos la verga de Efrén me desafía viniéndose abajo en mis manos, me aplico lamiéndola, introduciéndola en mi boca hasta el fondo, asiéndola fuertemente con la mano, moviéndola ritmicamente mientras chupo, escupiendo en la punta para empaparla, comiéndome los huevos, mirándolo morbosa mientras lamo, nada, está muerta no reacciona al boca boca.

   Cuando llevo así media hora y se me han acabado todos los recursos sin que haya conseguido nada, Efrén me dice...

_Descansa no es culpa tuya es que hoy no da más.

_Deseaba cabalgarte_le susurro al oído.

   Cambiamos de postura, Efrén se tumba y me subo encima apretándome contra su cuerpo mientras le beso excitada, María suelta un interminable gemido, se va, David la folla a cuatro patas mientras le toca el clítoris con una mano y con la otra agarra fuertemente su cadera para moverla a voluntad, María disfruta y acude al encuentro de cada embestida con movimientos rítmicos que poco a poco se convierten en ansiosos, hasta que explota, a continuación el orgasmo de David, que le viene por simpatía con su compañera de placeres, llegando a su quinto o sexto orgasmo de hoy, de ayer, desde que se levantó el viernes para ir a la playa, que lío, que más da.

   Los dos nos excitamos mirándolos, Efrén experimenta una tímida erección, hay preservativos en la mesilla, cojo uno a toda prisa lo abro y cuando me dispongo a colocarlo su erección se ha esfumado, empiezo a pensar que será imposible.

   David y María salen de la habitación, han terminado, con más espacio en la cama Efrén me come el clítoris y el culito introduciendo su lengua en mi ano, dilatándolo, está así lo que a mi me parece una eternidad, introduce un dedo, luego dos, yo veo que se masturba pero que no le pasa de morcillona, así intenta encularme, sin goma esta vez, no lo consigue, su pene flácido se dobla en cada intento, es como intentar jugar al billar con una cuerda, sigue chupando y lamiendo mientras me acaricia el clítoris erecto ahora como una minúscula polla, me penetra con los dedos, hasta que entiendo que no podrá ser y me abandono al placer y en unos segundos llega mi orgasmo, oleadas de placer que tensan mi cuerpo mientras clavo sin darme cuenta mis uñas en su cabeza.

   Es la primera vez que no complazco a un hombre, así que me quedo pensativa. Efrén me anima y me dice que se lo ha pasado genial aunque no haya podido follarme, además así tenemos una excusa para quedar otro día_me dice sonriendo.

   Nos quedamos un poco en la habitación besándonos, María entra y dice...

_Venga Efrén que Raúl está a punto de llegar.

   Su cara es de pocos amigos, parece que le molesta que sigamos en la cama solos después del polvo.

_¿Quién es Raúl?_le pregunto

_Es mi hijo, hoy entrena y está a punto de llegar_me contesta Efrén .

   Me visto apresurada y salgo al comedor donde David me espera, quedamos en vernos de nuevo el sábado siguiente y nos despedimos.

_¡Te debo una!_me dice Efrén mientras cerramos la puerta.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Danza de fuego


  Es su danza de fuego, moviendo su trasero, lo que me tiene loco, clavándose en mi, mientras sus ojos felinos me devoran con esa pose viciosa y a veces un gesto... Saca su lengua y me indica con un dedo donde lo quiere hoy la señora, hoy quiere que se lo deposite todo en la boca, como casi siempre, el gesto me incendia, ahora si tengo la polla dura, y así disfruta ella, trotando a su ritmo, que lista es, la primera vez que me hizo ese mismo gesto fue el detonante de un orgasmo, pero en ese momento aún no sabía cuanto disfrutaba ella con mi elixir, la veo relamerse, degustar, saborearlo con los ojos cerrados, a veces me besa pasando una parte a mi boca... 
  Observo sus largos paseos en corcel, si se le viene abajo, cambia a un ritmo más rápido, más a mi tempo, o me excita con muecas prometedoras o me besa con una entrega y una pasión que mi miembro cobra vida propia y así me paso toda la tarde y casi siempre me voy de su casa tan excitado como vengo, aunque haya tenido tres orgasmos. 
  Es tan dulce, a dulce saben sus besos, porque no todas las mujeres saben incendiar un cuerpo sólo besando, ella domina ese arte, ella te besa y se te deshacen los labios, se roza con todo su cuerpo, apoya sus pechos en el mío, su pelvis busca mi pelvis, para sentirme, o me coge la cabeza por detrás para que el beso no acabe sino cuando ella quiera, me devora, esos besos me transportan a otra dimensión, y la imagino...

  Cabalgándome...

  Su pecho bailando al aire ante mis ojos, y sus movimientos sensuales de cadera sobre mi polla, y sus muecas de placer y esos besos que buscan mi boca, y se aceleran las dos lenguas enroscándose en besos de tornillo, respiración entrecortada, jadeos....
  Nunca me gustó especialmente esa postura, pero claro, tampoco nunca nadie me cabalgó como ella, aunque con ella me gustan todas, porque cuando la imagino a cuatro patas agarrándola por la cintura y encajándola hasta el fondo y ella acudiendo al encuentro de cada embestida, se me acelera el pulso, pero sobre todo mi cabeza la imagina en la posición que a ella más le excita, y después de imaginar viene el desear, el fantasear, así que muy a menudo le digo, súbete aquí señalando a mi polla dura por sus besos y veo como se le ilumina la cara, su mueca viciosa me pierde, y se la calza abrazando mi polla con sus paredes vaginales y voluntariamente las comprime y me muero de gusto, y entonces empieza su danza de fuego, danza de caderas que se mueven armoniosamente y recuerdo la última vez con esa falda negra, de cintura baja, corta con vuelo, una falda de bailarina con muchas capas de volantes que yo iba levantado de uno en uno para llegar a su miel.