"No quiero ser esclava de mis pasiones, quiero vivirlas, sentirlas, disfrutarlas"

miércoles, 12 de febrero de 2014

Me haces volar








   T
ras un beso fogoso me pides un deseo y yo atenta te escucho.


   —Dedícame un relato —me dices. No el mejor que hayas escrito, uno que sea nuestro.

   Te respondo que de acuerdo.

   Y éste es el relato, o más bien una historia verdadera que vivo con mucha pasión.

   Lucas es muy guapo, hace deporte, se cuida y está muy muy duro, le conocí primero a través de una foto y aunque me pareció atractivo, pensé que era un hombre muy serio. Pero eso sólo pasa en las fotos, en directo Lucas es encantador.

   En nuestro primer café ya sabíamos que nos acostaríamos, yo al menos lo sabía, pienso que una mujer siempre lo sabe. Yo deseé hacerlo nada más conocerle en esos primeros 15 segundos en que las mujeres tomamos la decisión y encima descubrí que con él... lo podía decir, él piensa como yo, que una mujer puede desear sin ser una puta, que una mujer también puede gozar de su cuerpo libremente.


   Nuestra primera vez transcurre con muchos nervios, tenemos esa edad en la que hemos desterrado la vergüenza, pero a Lucas le tiemblan las manos mientras me desnuda.


   Y yo no quiero que esté nervioso...


   Quiero que se sienta bien...


   Pongo un poco de música...


   Quiero que se relaje...


   Que se abandone a mis caricias, esa es mi pócima secreta si es que tengo una, intentar que la persona con la que estoy se sienta bien conmigo y disfrute ese momento igual que hago yo.


   Nos hemos quitado la ropa el uno al otro pero con un poco de prisa, los dos anhelamos juntar nuestra cuerpos.


   Nos abrazamos y nos besamos con pasión desenfrenada, deseos amontonados que ahora se hacen realidad. Nuestros cuerpos rozándose, cada vez más calientes, sus manos, grandes, fuertes, recorriendo cada centímetro de mi piel, que reacciona, cada poro se yergue al paso de sus caricias, estremeciendo todo mi ser.


   —Te deseaba— me dices al oído.


   Lucas acaricia con pasión, acaricia con las manos, a besos, con la lengua, te envuelve con todo su cuerpo.


   Me gusta cuando estamos de pie y me agarra por la cintura y me atrae con firmeza hacia él como en un paso de tango. O cuando en la cama me da una vuelta de 180 grados con una sola mano con una facilidad pasmosa, en esos momentos me entra la risa, no lo puedo evitar, desde luego no opongo resistencia y me dejo voltear a la postura que él quiera, si se lo propone puede arrancarme un orgasmo desde cualquiera de ellas.


   Ha descubierto muy deprisa como complacerme, ya se sabe todos los rincones de mi cuerpo y disfruta haciéndome gozar.


   Le encanta hacerme llegar a las puertas del cielo muy despacio, siente como me acerco, como un tren de mercancías descarrilando en una curva, la fuerza centrífuga me hace pegarme a él, mi aliento en su cuello, el suyo en el mío, mis jadeos, sus jadeos.


   —Venga suéltalo —me dice. Lo tienes ahí. Dámelo.


   Y jadea conmigo...


   Y me pego a él con todo el cuerpo, quisiera meterme dentro, mis manos le buscan, una en su culo, la otra en su espalda, para apretarme más contra él, y empieza la danza de fuego y estoy ya que no puedo...


   Y entonces nos buscamos la boca, mi lengua acelerada le excita y su miembro se pone más duro dentro de mí.


   Y entonces me abandono, me entrego al placer, y me dejo caer desde fuera de la galaxia donde me ha llevado, durante el vuelo me abraza, me acaricia la espalda y los brazos intentando en vano calmar mi vello erizado que se me va a salir de la piel.


   Tremendo...



   Pero si hay una postura que le pone especialmente cachondo es el coito a tergo, o vulgarmente conocida como la postura del perrito, yo a cuatro patas y el de rodillas detrás, Lucas es muy visual, le encanta mirar el lugar donde se unen nuestros cuerpos, le gusta ver bailar las dos mitades de mi culo, le pierde la curvatura de mi espalda y los dos hoyuelos que tengo encima del trasero, a él le excita que yo me toque mientras me está penetrando y a mi lo que me encanta es llevarle hasta el final con mi boca, despacio y deprisa, empapando, apretando, llegar al borde del precipicio y parar y acariciarle el culito, sus ingles, sus tetillas apenas dos puntitos en su extenso pecho, un beso ardiente y desde el principio volver a empezar y así me pasaría horas, mejor, toda la eternidad.


   Dice Lucas que otras mujeres con las que había estado eran como palos que no se movían en todo el rato y yo la verdad es que esas cosas no las entiendo.


   ¿Si no vas predispuesto a disfrutar para que te pones?


   Yo no es que colabore, es que disfruto como con nada, lamo, chupo, beso, acaricio, incluso doy azotes en el culo.


   Me masturbo, me retuerzo, me fundo, me entrego en complacer y puedo decir que siempre he tenido una vida sexual estupenda y que desde que conocí a Lucas es lo más.


   Gracias por todas las veces que me has hecho volar....


   Y las que nos quedan.



3 comentarios:

  1. Gracias por seguir escribiendo, cada día me gustan mas tus relatos y me ponen a tope
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Cada vez que lo leo me vuelvo a estremecer❤️

    ResponderEliminar
  3. Cómo disfruto yo:
    Nada más que leyendo tu relato veo en ti una similitud tremenda a la mía pues no hay límites en el sexo cuando uno lo realiza con pasión . Y qué cierto es que el sexo no es llegar al orgasmo lo bonito de ello es cómo llegar al orgasmo. Poco a poco paso a paso sin prisas sintiendo cada momento el uno del otro frenando cuándo hay que frenar para que así uno pueda coger aire y no se acabe nunca ese momento que a la vez puede ser tan placentero cómo cuando uno ya no puede más y le da al otro ese chorrito caliente y a la vez refrescante qué te hace relamer hasta su última gota. Por fin llegó el momento con todas tus manos mojadas tu boca pringosa la mía empapada y ahí compartimos nuestro momento de pasión con un beso profundo e inolvidable mezclando nuestros flujos que nos hacen no querer parar de besarnos

    ResponderEliminar

Gracias por leerme, si te ha gustado déjame una caricia, o dos, o tres.