Me he despertado en un claro del bosque, es media tarde, llevo solo un camisón muy ancho, hace demasiada calor y me roza la piel, estoy descalza y camino con dificultad entre las altas hierbas, no se como he llegado hasta aquí.
Me siento en una raíz enorme que brota de la tierra al lado de un árbol centenario, el sol se despide tras las montañas al oeste.
De pronto un matorral se mueve y aparece un conejito blanco polar, enfundado en un chaqué, lleva también chistera y pasa raudo delante de mí.
_¿Adonde vas conejo?_le pregunto.
_Voy a la gran "Baca-nal"_la fiesta anual de los animales del bosque y llego tarde dice mirando su reloj de bolsillo.
_¿Puedo ir contigo?_le digo casi suplicando pues si algo me asusta es la soledad en la noche.
Me mira perplejo, tú no eres un animal me dice, pero si quieres venir, tendrás que darte prisa no pienso parar a esperarte, y sale corriendo camino abajo moviendo la colita de su trasero, así que corro tras el animal, arañando mis piernas con las plantas, hasta que llegamos a una explanada verde como la primavera, están todos los animales del bosque aquí, incluso algunos que no había visto en mi vida, como un grupo de gamusinos jóvenes retozando a la derecha del prado, más allá una manada de elefantes y bandadas de pájaros que se recortan contra los últimos rayos se luz.
Me siento contra unas rocas al lado del conejo, que se ha sentado a su vez sobre sus cuartos traseros y alza el cuerpo y la nariz olisqueando el aire.
_¿En qué consiste la fiesta?_le pregunto
Honramos a la gran madre tierra por el don del placer._me dice.
Hoy hay amnistía entre nosotros, no nos atacamos, hoy todos venimos aquí a disfrutar.
¡Que suerte la mía!
Y entonces miro a mi alrededor fijándome en las manadas de animales, están todos copulando o en la fase del cortejo, los pavos reales con sus magníficas colas abiertas, los monos fornicando escandalosamente en los árboles, muy cerca de mí hay una jirafa montando a otra, veo la enorme tranca entrar y salir de la hembra y me excito y siento un rubor tibio ascender desde mis genitales y apoderarse de todo mi cuerpo.
Se acercan dos culebras, caminan enredándose una con otra y saludan al conejo.
_Hola Don conejo, ¿Quien es esta preciosidad?
_La encontré en el claro alto, ha querido acompañarme, les responde mirándome.
Las serpientes me rodean una de cada lado, una de ellas se enrosca en mi cintura y sigue subiendo hasta ponerse frente a mi cara, desliza su lengua bífida ante mis ojos varias veces y me estremezco pensando en esa lengua lamiendo mi botón, uff, ya he roto a sudar, la otra serpiente se ha metido bajo el amorfo camisón se ha enroscado en mi pierna, es suave y resbaladiza, me desnudo a toda prisa, pues quiero ver bien que hace el reptil abrazado a mi pierna, le tengo un poco de respeto y a la vez estoy deseando que se deslice por toda mi piel, es tan viscoso....
Me estiro en la hierba fresca y unas mariposas revolotean en mis pezones y se posan en ellos haciéndome cosquillas.

Cuando abro los ojos el conejito ya no está y tengo a una de las serpientes libando de mi sexo, pienso que en caso de tener que estimular yo a la serpiente no sabría que hacerle, y dejo que me chupe con su lengua bifurcada, está hecha un ovillo entre mis piernas abiertas, es una serpiente de cascabel no es que entienda mucho de culebras pero tiene en la punta de la cola una bolas que suenan como un sonajero de bebé, ahora mientras me chupa ha empezado a meter su vibrante rabo dentro de mi y empiezo a jadear, y noto ese traqueteo en mi interior, cimbrea tan rápido que en solo unos segundos mi madriguera está completamente encharcada, ahora mueve la punta en círculos empujando contra las paredes de mi vagina hacia la derecha, al centro, hasta el fondo, hacia el lado izquierdo, cada vez entra más, cada vez es más gruesa y su lengua que no deja de chupar mi clítoris y me estoy fundiendo, disolviéndome en esa boca reptiliana, la otra serpiente lame mis pezones y se desliza por mi cuerpo y ahora noto su cola cimbreante investigando el agujero de mi culo y a mi cabeza acuden imágenes, he llegado a imaginar que estoy con un pulpo que me toca por todas partes, la serpiente que me penetra saca despacio su rabo y me dice:
_Voy a penetrarte si te duele me pellizcas.
_¡A penetrarme!, pero si ya me estás penetrando.
Y entonces introduce su cabeza triangular dentro de mi, y noto un cosquilleo en la misma puerta de mi útero, el placer es indescriptible, irresistible, y la otra serpiente que me clava sus dientes en el pezón, me ha dejado unos puntitos rojos a cada lado por donde empiezan a manar unas gotitas de sangre y se dirige hacia el sur y empieza a meter su colita dentro de mi culo, muy despacio mientras chupa mi carnoso botón, mi respiración va a cien por hora, mi piel arde, me retuerzo de placer hasta que con un gemido que suena con eco por todo el bosque me deshago, me desvanezco en el éxtasis, noto cada espasmo de mi vagina, me estoy corriendo con una serpiente dentro, que bueno, tremendo, cuanto placer concentrado en un sol punto.
Y me despierto desnuda y asustada entre mis sábanas en mi mano tengo el vibrador a pilas, debí quedarme anoche dormida con él, y me doy cuenta que todo ha sido un sueño, tenía que haberlo adivinado al ver a los legendarios gamusinos, y me relajo quedándome dormida en un santiamén.
Al día siguiente por la mañana al vestirme veo mis piernas arañadas, me miro el pecho y tengo dos puntitos de costra en mi pezón, me quedo confundida, pasmada...
Y es que los sueños pueden llegar a superar a la realidad más asombrosa, desdibujando esa línea casi invisible entre lo plausible y lo irreal.
Original el tema de introducir a Alicia. Me ha recordado a esa famosa película porno en que Blancanieves es penetrada por todos los orificios de su cuerpo por los siete enanitos
ResponderEliminarMuy original relato, me ha parecido muy bueno, quién no fuera serpiente para penetrarte así y probar tus jugosos fluidos de tu sexo. Sigue así. Un beso.
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