Es su danza de fuego, moviendo su trasero, lo que me tiene loco, clavándose en mi, mientras sus ojos felinos me devoran con esa pose viciosa y a veces un gesto... Saca su lengua y me indica con un dedo donde lo quiere hoy la señora, hoy quiere que se lo deposite todo en la boca, como casi siempre, el gesto me incendia, ahora si tengo la polla dura, y así disfruta ella, trotando a su ritmo, que lista es, la primera vez que me hizo ese mismo gesto fue el detonante de un orgasmo, pero en ese momento aún no sabía cuanto disfrutaba ella con mi elixir, la veo relamerse, degustar, saborearlo con los ojos cerrados, a veces me besa pasando una parte a mi boca...

Es tan dulce, a dulce saben sus besos, porque no todas las mujeres saben incendiar un cuerpo sólo besando, ella domina ese arte, ella te besa y se te deshacen los labios, se roza con todo su cuerpo, apoya sus pechos en el mío, su pelvis busca mi pelvis, para sentirme, o me coge la cabeza por detrás para que el beso no acabe sino cuando ella quiera, me devora, esos besos me transportan a otra dimensión, y la imagino...
Cabalgándome...
Su pecho bailando al aire ante mis ojos, y sus movimientos sensuales de cadera sobre mi polla, y sus muecas de placer y esos besos que buscan mi boca, y se aceleran las dos lenguas enroscándose en besos de tornillo, respiración entrecortada, jadeos....
Cabalgándome...
Su pecho bailando al aire ante mis ojos, y sus movimientos sensuales de cadera sobre mi polla, y sus muecas de placer y esos besos que buscan mi boca, y se aceleran las dos lenguas enroscándose en besos de tornillo, respiración entrecortada, jadeos....
Nunca me gustó especialmente esa postura, pero claro, tampoco nunca nadie me cabalgó como ella, aunque con ella me gustan todas, porque cuando la imagino a cuatro patas agarrándola por la cintura y encajándola hasta el fondo y ella acudiendo al encuentro de cada embestida, se me acelera el pulso, pero sobre todo mi cabeza la imagina en la posición que a ella más le excita, y después de imaginar viene el desear, el fantasear, así que muy a menudo le digo, súbete aquí señalando a mi polla dura por sus besos y veo como se le ilumina la cara, su mueca viciosa me pierde, y se la calza abrazando mi polla con sus paredes vaginales y voluntariamente las comprime y me muero de gusto, y entonces empieza su danza de fuego, danza de caderas que se mueven armoniosamente y recuerdo la última vez con esa falda negra, de cintura baja, corta con vuelo, una falda de bailarina con muchas capas de volantes que yo iba levantado de uno en uno para llegar a su miel.
Que pena me quede sin saber el final y promete recibe una dulce caricia
ResponderEliminarGracias José por comentar, si te fijas es el primer relato o texto narrado desde la visión masculina. Seguiré experimentando.
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